20 Años de Cromañón: Romantizar una Masacre No Es Contar la Verdad, Es Querer Lavar Culpas

Cromañón es un fenómeno capaz de erizar la piel de cualquier argentino. Es gente muerta por la negligencia del Estado, y, aunque muchos quieran dejar ese dolor en el olvido, borrarlo nunca será la solución. Esa masacre debe vivir en todos, por siempre, para que no vuelva a pasar, para que ninguna de esas 194 muertes sean en vano.

¿Por qué será que algunos lo quieren silenciar? ¿Por qué será que se popularizan verdades que no pasaron y que se inyectan en la mente de la gente a través de la ficción? A 20 años, ¿la serie de Cromañón estuvo bien? ¿O hay que sacarla para siempre de la cabeza de la gente?

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Pensar en ese 30 de diciembre de 2004 enreda con preguntas a cualquiera. Lo cierto es que cada parte tiene su verdad. Pero la más cercana al dinero y al poder siempre tendrá primero el micrófono para dar su versión de este hecho. Lo que no quiere decir que no vaya a haber un contraataque, desde adentro y en su propia tierra.

El 11 de diciembre estrenó en la Legislatura porteña Un Minuto, obra de teatro dirigida por Flora Casale, la cual fue vista por familiares y público amigo. “Lo que me llevo de hoy es poder gritar la verdad, de lo que allí pasó”, expresó Nilda Gómez, mamá de Mariano Benítez, víctima de la masacre.

Para Nilda, “se pueden confundir las cosas porque hay mucha fantasía, mucha ficción, mucho romantizar una masacre”. ¿Y a qué vendrá esa romantización? “A lavarle la cara a Callejeros”. ¿Será así?

20 años de Cromañón: El día que los familiares dejaron de temer

“Hoy no tuve miedo de que apareciera la bandera de Callejeros, no tuve miedo de que cantaran una canción de Callejeros. Lo de hoy es la verdad, no la romantización estúpida que se tiene en una serie”, manifestó la mamá de Mariano, que también es la fundadora de la ONG Familias por la Vida, que se dedica a la prevención y a preservar la memoria, y que recientemente presentó un proyecto para reformar la Ley 4.786, garantizando asistencia económica, vitalicia, no hereditaria y compatible con otros programas para familiares y sobrevivientes de Cromañón.
En la puerta de la legislatura, los familiares colocaron una placa que permanecía escondida en el escaparate de la vergüenza, esa que habla de la destitución de Aníbal Ibarra.

“La quieren esconder porque este es el nido de los legisladores y la cara de Ibarra. Todos los responsables quieren lavarse las culpas, y se las van a lavar siempre y cuando nosotros ya no estemos. Porque mientras nosotros estemos en este mundo, las culpas con la sangre de nuestros hijos no se la van a lavar. No”, sentenció Nilda, que reconoce la fortaleza de los familiares, aunque ya sabe que algunos “la quieren matar” porque es muy fuerte exponer el dolor que vivieron. “Pero estamos todos para sostenernos”.

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Muchos de los que estuvieron presentes son los hermanos de las víctimas. Gaby dice que es la primera vez que logra tolerar esa música y ver esa bandera: “No puedo ver nada, no miro nada desde que pasó”. Junto a ella se encontraba Carolina, que quiere “que todo el mundo sepa lo que pasó en Cromañón hace 20 años, porque si no, seguimos callando y toda la gente se puede llegar a confundir”.

Hay que dejar de encasillar a la memoria

Carolina habló de estar en “un punto cúlmine” en el que se confunde “la ficción con la realidad”. “Mientras nosotros estemos, vamos a hacer lo que tengamos que hacer. Tuvimos que pasar por este momento tremendo. Pero por suerte encontramos una obra que representa exactamente lo que nosotros pensamos”, expresó sobre Un Minuto, que volverá a presentarse el 30 de diciembre, en el Centro Cultural Raíces de San Miguel.

A 20 años de la masacre, Carolina expuso: “Están intentando mostrarse como víctimas, como sobrevivientes. Y esta obra sirve para eso. Para mostrar la responsabilidad, y que los distraídos, o los que no saben lo que pasó, puedan, con este cachetazo, entender”.

Por otra parte, dejó en claro lo injusto de encasillar la memoria: “No es justo quedar atrapada en una serie llena de romanticismo, de escritos grandilocuentes, que hablen de cosas que no sucedieron. Yo estuve ahí, y no, la verdad que no fue así”. Sí, la serie sirve para poder poner el tema sobre la mesa, según Carolina. Pero la estigmatización que sufrieron esos chicos fue fuerte, y fueron los familiares los que lucharon contra eso. “Y ahora otra vez son todos unos fumones y los padres fuman con ellos”.

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Desde la ONG Familias por la Vida, brindan un taller llamado Prohibido Prohibir, Mejor Prevenir. “Nosotros no queremos prohibir nada, queremos prevenir. Los chicos tienen que tener derecho a divertirse como elijan. No es el problema cómo eligen divertirse, o lo que eligen consumir. Porque nada de eso invalida que tenés que volver a tu casa, a abrazar a tu familia”, afirmó Nilda, que piensa que la serie marca situaciones de este tipo, con las que no todo el mundo se siente cómodo.

Vamos a charlar de responsabilidades

Callejeros era una banda de pibes que estaban “en el tope de la crema”, recordó Carolina sobre aquel momento. Cuando recién había sucedido la masacre “los cobardes salieron a culpar a los chicos. A decir que los chicos tenían la culpa y que ‘el pobre Pato era asmático’. Si te invitaban a la ‘fiesta de la bengala y del trapo’, te decían que ‘lleves todo’. Entonces, todas esas cosas, vamos a discutirlas. Yo no tengo problema”.

“Vamos, que si sos una víctima no ponés un chicle en la alarma para que no suene”, arremetió Carolina, que no olvida que “hacían entrar igual las bengalas porque ellos eran re vivos y rompían la ley”.

Después de que esto sucedió, según expuso la hermana de Mariano Benítez, “en vez de agarrar y decir sí ‘nosotros pagamos coima a este, a este y a este para meter 500 chicos por 50 pesos’, se lavaron las manos”.

“Vos ya pagaste tu culpa y entiendo tu negación, porque yo no podría vivir con eso. Entonces, entiendo que hagas ese proceso. Pero no esperes que yo te lo ampare ni te lo consienta. Porque, lamentablemente, es mi hermano al que dejamos ahí para que nuestra sociedad aprenda algo”, esbozó, casi como queriendo enviar un mensaje a Fontanet.

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Los familiares tienen razones para decir lo que dicen. Siguen sosteniendo lo mismo después de 20 años porque, por más que en el tiempo haya muchos que se hayan dado vuelta, que hayan empezado a pensar otras cosas, no les importa quiénes estén al mando, o qué serie saquen, o a quiénes le quieran lavar la cara.

“Nosotros vamos a estar acá porque nuestra idea es que esto no vuelva a pasar. No sé cuánto más tiene que pasar, pero yo no quiero sentir que mi hermano se murió al pedo. Ella tampoco, ellas tampoco”, manifestó Carolina, señalando a las distintas familias de Cromañón que rodeaban a las inmediaciones de la legislatura.

Esta es una lucha que ni siquiera eligieron, directamente les tocó. Que se sepa lo que realmente fue Cromañón. “No es una lucha en contra de nadie, sino a favor de la memoria, de la verdad y de la justicia. Acá estamos y acá vamos a seguir”, dijo Carolina, con el consentimiento de una ronda de personas que sigue empecinada en que esto no vuelva a ocurrir.

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