Las Batallas de Rap Son un Gran Negocio: Miles de Millones de Views, Grandes Ingresos... Y el Cannabis Quiere Ser Parte
Decenas de millones de seguidores en redes sociales. Miles de entradas vendidas por evento. Miles de millones de impresiones digitales al año. El freestyle —profundamente arraigado en la escena hip-hop del Bronx de los ’70, cuando DJ Kool Herc utilizaba breakbeats y los MCs se disputaban el micrófono— ha evolucionado hasta convertirse en una industria global, altamente competitiva y sumamente rentable. Lo que empezó como intercambios líricos espontáneos en las calles hoy llena estadios y atrae patrocinios de grandes marcas, llegando a millones de espectadores en todo el mundo.
Llama la atención que las batallas de rap improvisado estén siguiendo la misma ruta que otros fenómenos underground que se transformaron en grandes negocios de entretenimiento —como los eSports y las artes marciales mixtas (MMA)—. Los eSports, antes vistos como una subcultura, hoy cuentan con un mercado que supera los USD 1.800 millones y cientos de millones de fans en todo el mundo. De modo similar, la UFC pasó de ser un espectáculo clandestino a convertirse en un imperio multimillonario con reglas unificadas y una marca global. El freestyle sigue pasos parecidos: pasó de ser un arte desregulado y callejero a una disciplina con rankings, eventos estructurados y ligas profesionales.
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Urban Roosters y su Freestyle Master Series (FMS) han marcado la pauta en la profesionalización del freestyle, pero no son los únicos referentes:
- Red Bull Batalla: Torneo de alcance global que sirve de plataforma a talentos emergentes, coronando campeones en países de habla hispana —y también en EEUU.
- Liga Bazooka: Un circuito centrado en batallas de rap escritas, mezclando la narrativa clásica del hip-hop con la competitividad propia del freestyle.
Estas organizaciones han impulsado la creación de una escena competitiva con múltiples niveles, atrayendo marcas, fanáticos e inversores corporativos.
El fenómeno comercial del freestyle
Pero, ¿por qué el freestyle es tan rentable?
El contenido de freestyle domina YouTube, con batallas individuales que acumulan decenas de millones de reproducciones. El canal de Urban Roosters supera ya las 1.600 millones de vistas, mientras que Red Bull Batalla rebasa los 1.800 millones. Además, la FMS llena recintos de más de 5.000 asientos y algunos eventos han congregado hasta 15.000 asistentes presenciales. Empresas como Pepsi, Red Bull y JD Sports ya han apostado por este movimiento, validando su creciente valor comercial.
A diferencia de las ligas deportivas tradicionales, la FMS permite que sus competidores consigan patrocinios individuales. Esto aumenta los ingresos personales de cada MC y, a la vez, atrae más marcas al ecosistema. Muchas empresas que empezaron apoyando a un freestyler en concreto terminaron ampliando su participación y patrocinando a Urban Roosters como organización.
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La propia Urban Roosters registra más de 30 millones de seguidores en distintas plataformas, lo que la consolida como la liga de freestyle con mayor presencia digital del mundo. Combinando contenido viral, entretenimiento en vivo y altos niveles de interacción, el freestyle se convierte en un negocio cada vez más atractivo. En ese marco, su ecosistema se expande para recibir a nuevos actores, incluyendo una industria de rápido crecimiento que busca oportunidades de patrocinio: el cannabis.
Urban Roosters: Su origen y la profesionalización del freestyle
Urban Roosters nació para darle estructura a un movimiento sin reglas claras. A mediados de la década de 2010, Asier Fernández y Pedro Henrique intuyeron que el rap improvisado podía convertirse en un deporte competitivo —siempre que existieran ligas, un sistema de clasificación y un modelo de negocio sostenible—. De esa visión surgió la FMS, la primera liga profesional de freestyle en español.
En sus inicios, la empresa dependía casi por completo de la venta de entradas. Hasta 2019, el 85% de sus ingresos provenía del ticketing. Sin embargo, en 2020, la pandemia obligó a suspender los eventos en vivo y repensar la estrategia.
“No tuvimos más remedio que adaptarnos y buscar nuevos revenue streams”, explica Fernández.
Ese punto de inflexión derivó en una diversificación total. Hoy en día, el ticketing representa apenas el 30% de la facturación. El resto proviene de patrocinios, monetización digital y la gestión de talento.
“Actualmente, los ingresos por patrocinio ya igualan a los de ticketing y siguen creciendo”, añade Fernández.
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Este cambio permitió a Urban Roosters quintuplicar sus ingresos desde 2020 —o triplicarlos respecto a 2019, previo a la pandemia. Aunque la empresa no ha revelado sus ingresos actuales, una estimación basada en datos compartidos en 2020 sugiere que actualmente genera entre EUR 6 y 7 millones (alrededor de USD 6,4 a 7,4 millones) al año.
Con estos resultados, los inversores se interesaron rápidamente. En 2020, la compañía cerró una pre-Serie A con lo que Fernández llama “business angels” y fondos de menor escala; para 2022, completó una Serie A con venture capital especializado. Sin embargo, el financiamiento exigía reestructuración: se sumaron un nuevo CEO, un director corporativo y un director de revenue, todos con experiencia en empresas del mainstream como el FC Barcelona. Para 2024, dichos ejecutivos habían salido de la empresa, quedando Fernández y Henrique de nuevo al mando.
“El 85% de nuestros accionistas votó para que retomáramos el liderazgo”, señala Fernández.
Desde entonces, Urban Roosters ha mantenido un crecimiento estable, con cerca de EUR 8 millones en inversión privada recaudada. Entre sus accionistas destacan Andrew Croker y John Gleasure, parte del equipo fundador de DAZN, así como Manel Arroyo (y familia) de Dorna (creadores de MotoGP). También Didac Lee, exdirectivo del FC Barcelona que lideró su transformación digital, y JME Ventures, un fondo español de venture capital especializado en startups de entretenimiento. Incluso en la crisis de 2020, DAZN, MotoGP y el propio Didac Lee reforzaron su apuesta. Hoy, Urban Roosters ve a Estados Unidos como su siguiente gran frontera.
Cómo sigue la cosa: Brasil, EEUU y el salto al mainstream
Con la FMS afianzada en países como España, Argentina, México, Perú, Colombia y Chile, Urban Roosters sigue su expansión. La temporada 2024 registró más de 70 eventos, incluyendo un circuito caribeño y la FMS Internacional, donde se enfrentaron los mejores MCs del planeta. Al consolidarse el freestyle en el entretenimiento mainstream, las marcas aprovechan su alcance masivo para conectar con públicos jóvenes y digitales.
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No obstante, cada mercado conlleva desafíos propios, como se vio en Brasil. Con 216 millones de habitantes y una industria musical que creció un 21% interanual en la primera mitad de 2024 —llegando a BRL 1,44 mil millones (cerca de USD 256,4 millones en un semestre, o más de USD 500 millones al año)—, el país ofrecía un potencial inmenso; pero también impicaba la necesidad de navegar ciertas complejidades. A diferencia de las ligas de FMS, las batallas brasileñas solían juzgarse round by round, en lugar de evaluar enfrentamientos completos. Urban Roosters introdujo su propio formato estructurado, que según Fernández, se ha convertido en estándar y ha posicionado a FMS Brasil como una de las ligas más competitivas de la región.
Pero la meta va más allá de Latinoamérica.
Estados Unidos: La última gran escala
El sector de medios y entretenimiento de EEUU, valorado en USD 649 mil millones para 2024 y proyectado a USD 808 mil millones para 2028, todavía no ha adoptado el freestyle comercial, pese a que el rap lidera las listas y la cultura hip-hop está profundamente integrada.
“Sabemos que un buen debut en Estados Unidos sería un gran catalizador para nuestro negocio”, reconoce Fernández. “Pero también es un mercado hipercompetitivo, con costos elevados y barreras de entrada”.
Fernández agrega que Brasil sirvió como ensayo general de las dificultades que podrían enfrentar en EEUU: adaptación cultural, competencia en un enorme ecosistema de entretenimiento y la necesidad de imponer un formato de liga en un entorno poco acostumbrado a esa estructura.
Para minimizar riesgos, Urban Roosters planea introducir primero una FMS en español, dirigida a los cerca de 40 millones de hispanohablantes en EEUU y, más tarde, lanzar una liga en inglés.
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La solidez comercial del freestyle se ve reforzada por su alto nivel de engagement digital. En febrero de 2024, la final de la FMS Internacional alcanzó 497.000 espectadores simultáneos, equiparándose con algunos eventos deportivos tradicionales. Aunque no compite todavía con los eventos más grandes del mundo, ese potencial ya está captando la atención de patrocinadores de renombre.
“Cada patrocinador grande que sumamos pavimenta el camino para el siguiente”, dice Fernández. “Cuando JD Sports apostó por nosotros en 2018, dejó claro que éramos un proyecto serio. Ahora, con acuerdos junto a Pepsi y Red Bull, atraer nuevas marcas resulta mucho más sencillo”.
Sin embargo, uno de los desarrollos más sorprendentes no son los acuerdos con gigantes corporativos, sino la incursión creciente de la industria del cannabis.
La batallas en EEUU vs el mundo hispano: Modelo diferente, paralelos emergentes
Aunque Urban Roosters se expande, el freestyle en Norteamérica ha seguido otro recorrido. En lugar de un formato de liga, como en la FMS, las batallas de rap en Estados Unidos y Canadá han mantenido un enfoque más independiente y subterráneo.
Dos ligas destacadas son Ultimate Rap League (URL) y King of the Dot (KOTD), que acumulan millones de vistas en línea y suelen llenar recintos en sus eventos presenciales. URL, considerada la principal referencia de battle rap, se asoció con Caffeine, invirtiendo fuerte para que las batallas lleguen a un público más amplio vía streaming. KOTD se ha expandido internacionalmente con su evento “World Domination”, invitando a MCs de distintos continentes y globalizando la escena.
A diferencia de la FMS, donde los MCs compiten durante toda una temporada con clasificaciones, contratos y un sistema de puntuación uniforme, tanto URL como KOTD operan evento a evento. Esto conserva la crudeza y espontaneidad, pero frena la comercialización continua y los patrocinios de largo plazo que sí logra Urban Roosters. Aun así, el interés de sectores alternativos como el cannabis empieza a abrirse paso también en Norteamérica.
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En Canadá, el fundador de KOTD, Travis “Organik” Fleetwood, cofundó Ghost Drops, una marca de marihuana muy reconocida, reforzando la intersección entre la cultura del battle rap y la industria cannábica legal. Aunque no hay tanta documentación sobre patrocinios cannábicos en URL, es sabido que los eventos de rap en Estados Unidos suelen asociarse a marcas lifestyle cercanas al cannabis, confirmando la larga relación cultural entre freestyle y marihuana.
En esta línea, la llegada de Urban Roosters a EEUU plantea la gran duda: ¿Podrá un formato de liga estructurado consolidarse en un mercado acostumbrado a batallas más esporádicas? Si tiene éxito, introducirá un nuevo modelo que combine la competitividad con el patrocinio y la comercialización que ya están surgiendo en la escena local.
Para Urban Roosters, la entrada en Estados Unidos no es solo expansión: es reinventar el modo de presentar, monetizar y difundir el freestyle ante un público masivo.
Cannabis y freestyle: Del tabú al gran negocio
Aunque el freestyle ha aludido durante años a la cultura cannábica, solo recientemente —con el ingreso de marcas de papel de armar y de cultivo— se convirtió en una oportunidad de negocio formal. Urban Roosters evitaba profundizar esa relación por temor a espantar a anunciantes tradicionales. Sin embargo, la legalización y el cambio de percepción pública han puesto a la industria del freestyle en la intersección de dos mercados en constante crecimiento.
“Nuestra prioridad era demostrar que el freestyle era un producto comercial serio para las grandes multinacionales”, señala Fernández. “Pero esto cambió”.
El primer puente real surgió con BSF Arena, un evento que combinó batallas de freestyle y cultura cannábica con el apoyo de BSF Seeds. En vez de un cruce esporádico, fue un experimento consciente que permitió a las marcas de cannabis llegar directamente a los fans del freestyle, sin la carga tradicional de estigmas. Y funcionó. Lejos de alejar a los grandes patrocinadores, BSF Arena confirmó que las marcas cannábicas pueden convivir en el entorno del freestyle.
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Tras ese éxito, Urban Roosters fue más allá. En la última FMS World Series, marcas enfocadas en el cannabis —como OCB (papeles de armar) y Canna (nutrientes y fertilizantes para cultivo)— se incorporaron como patrocinadoras plenas, la muestra más visible hasta la fecha de la unión entre el freestyle profesional y la cultura cannábica.
“No hemos tenido ninguna reacción negativa por sumar sponsors del sector cannábico”,
afirma Fernández. “La percepción del freestyle cambió radicalmente y lo mismo sucedió con el cannabis”.
¿Por qué las marcas de cannabis buscan el freestyle?
A pesar de su legalización creciente, el cannabis enfrenta grandes obstáculos en la publicidad convencional. Plataformas como Google, Meta (Facebook e Instagram) y YouTube aplican reglas muy estrictas que limitan la promoción de productos cannábicos. Incluso en eventos televisivos importantes, como el Super Bowl, se ha negado la transmisión de anuncios de marihuana medicinal o recreativa.
Estos bloqueos han empujado a las empresas de cannabis a buscar canales alternativos, desde eventos en vivo hasta formatos digitales menos restrictivos. En Latinoamérica y España, las marcas cannábicas ya patrocinan clubes de fútbol, festivales de música y medios online.
Para el freestyle, esto abre la puerta a nuevos patrocinios. La alta interacción, el público joven y la naturaleza digital de ligas como la FMS resultan muy atractivas para marcas cannábicas que no pueden publicitarse de forma convencional.
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Lejos de ahuyentar a los inversores tradicionales, esta incursión consolida la posición del freestyle como un hub de innovación, donde convergen industrias inesperadas. Mientras Urban Roosters planea su crecimiento tanto en Latinoamérica como en Estados Unidos, se perfila no solo como un fenómeno de entretenimiento global, sino como una plataforma de negocios capaz de reunir a cualquier sector que apunte a audiencias jóvenes y muy conectadas.
“El freestyle y el cannabis han madurado al mismo ritmo. Lo que antes se veía como un nicho hoy es mainstream, y por eso esta colaboración tiene sentido”, concluye Fernández.
Vía Forbes, traducido por El Planteo.
Foto por Kevin Molano
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