Luchando Contra los ‘Microfecalismos’: Un Catalán Reseña Baños y Promueve La Conversación Sobre ‘Ir de Cuerpo’

Este artículo se publicó por primera vez en El Planteo el 30 de septiembre de 2024.

De los placeres sin pecar, el más dulce es cagar. Y entre los caireles algorítmicos dan prioridad a los foodies, un ¿influencer? catalán propone una información complementaria a este asunto. Al fondo a la derecha, el baño siempre resultó un tema tabú en la sociedad y Mr. Boka, sin ponerse colorado, se erige como un catador y valorador de lavabos. Lo suyo es, en sus palabras, “información de servicio”.

“Realmente es algo que se siente, yo sentí que debía hacerlo y lo hice. No sabes si se te da bien hasta que la gente te lo dice”, se excusa Mr. Boka ante el abrazo que le da a este oficio reseñista de bar pooping.

Mr. Boka empezó hablando de eso con cierto tufillo a comedia y, poco a poco, luego de afinar su sensibilidad y pulir su observación, encontró allí –entre papel higiénico, hedores y tablas- su lugar en el mundo.

La escatología catalana de Mr. Boka

¿Cuál es el mito de origen de este catador de inodoros? Mr. Boka dice que ser nativo de Catalunya lo convirtió en alguien inherentemente escatológico. ¿Por qué? Aguarden y verán.

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Estas son sus palabras y uno solo puede maravillarse: “Para que te hagas una idea, nosotros en el Belén ponemos a un tío cagando al que llamamos Caganer. A los niños catalanes los regalos de Navidad no nos los trae ni Papá Noel ni los Reyes Magos, los trae un tronco al que llamamos Cagatió y el cual apaleamos la noche del 24 de diciembre cantando una canción en la que le exigimos que nos cague los regalos. Por si todo esto fuese poco, mi familia tiene un himno llamado ‘La canción de la mierda’, así que todos los microfecalismos que hacen que la sociedad se avergüence de algo tan natural como el cagar, los tengo más que superados”.

Crónicas de un sibarita del baño

Este reseñista lleva toda la vida haciéndolo (y sí), pero cada vez lo hace más conscientemente: revisa el papel, la limpieza, el confort, el lavamanos, la higiene general, su gratuidad y diversos detalles de su coyuntura. Y hubo un primero que entró en su consideración de influmierdero: el baño del bar de al lado de la estación del norte de Barcelona llamado La Llesca que era, asegura, “un lavabo correcto”.

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Estar delante de un sibarita de los ñobas se asemeja espiritualmente a estarlo delante del Jefe de los Minisuper. Las preguntas salen solas: ¿cuál fue el mejor baño que pudo reseñar? “Sin ninguna duda, es el baño de un centro comercial de Barcelona llamado La Roca Village. Limpios, con desinfectante para el asiento, amplios, música relajante, papel increíble… hay hasta colonia. Les recomiendo ir solo a cagar”.

Y en su reverso exacto, ¿cuál fue el peor? Porque, bueno, tuvo que haber un peor, ¿no? “El peor es el campo. Pese a que llevamos decenios cagando en el campo es muy incómodo y limpiarse el culo con una piedra es una sensación de lo más desagradable”.

En medio, otros tantos de todo tipo y color, muchos ni muy muy, ni tan tan. Algunos, también, la nada misma. Otros, totalmente randoms. Pero, ¿cuál fue el más random de todos? “Creo que el más inesperado sería un colegio electoral durante el día de las elecciones. Pero a la gente le ha gustado mucho el día que me colé en una obra”.

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La construcción de un verosímil

Por caso, Mr. Boka, que en TikTok junta casi 20.000 seguidores, fue constituyendo una comunidad alrededor de la caca, culo, pedo, pis. “La Hermandad Fecal”, les dice. Ellos le recomiendan baños y, cuando puede, se acerca para “probarlos”. Obviamente, no lo fuerza (¿se podría forzar?) y le parece antinatural hacerlo ya que “es complicado que yo pase por el sitio y me entren ganas de cagar”.

—¿Realmente cagás en todos los lugares que visitás y reseñás?

—¡Siempre! Sería una ofensa para mi hermandad fecal. Sería como ir a un restaurante y valorarlo sin comer.

Mr. Boka: rompiendo tabúes

Con un objetivo realmente auténtico, entregado casi a un “voluntariado social”, Mr. Boka se toma en serio el acto de reseñar baños y, en su envión, busca “darle visibilidad a la discriminación fecal”. Parece broma, pero a él no le hace ninguna gracia.

Comenta: “No puede ser que tengamos que escondernos de hacer algo normal como cagar. Nadie se esconde para comer ni para beber, ¿por qué sí para algo tan natural como cagar? ¿Puedo ir a la casa de alguien y pedir un vaso de agua pero no puedo pedir el baño para cagar?”

De hecho, evidenciar las reservas ante el cosmos escatológico lo incomoda particularmente: “No te lo reprocho, ya que es algo que tenemos muy interiorizado. Pero me preguntas a mí si me avergüenza lo escatológico, pero ¿le preguntarías a Ferrán Adrià si le avergüenza lo comestible? Todos estos microfecalismos hacen que no podamos cagar en libertad”.

Prrr. Una última para aliviar. Dicen que dijo Charles Bukowski: “Ahora mismo, por dentro, la persona que amás está llena de mierda”. En esta, espalda con espalda, culo con culo junto a Mr. Boka: que se venga una amnistía para hablar sin careteadas sobre ir al baño a cagar.

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