DT.Bilardo, Productor de L-Gante y As del Marketing, Cuenta el Secreto Detrás del Éxito de la Cumbia 420
Llegaba muy tarde o muy temprano. Durante mucho tiempo, no pudo dar con el lugar ni con el tiempo correcto. Hasta que, literalmente, se desintoxicó y las cosas le empezaron a pasar. Desde ahí, ya no llegó tarde ni temprano. Y tanto el tiempo como los lugares empezaron a encuadrársele. Así, a sus 29 años, Kevin Rivas cambió de piel, dejó su costado de ganapán de la música y se convirtió en DT.Bilardo, el productor más pegado y cotizado de la música urbana.
“Estamos más enamorados de la práctica que del resultado”, dice hoy a El Planteo desde Tarragona, Cataluña, con la certeza de sus millones de views.
Hace 15 años que Kevin Rivas comenzó a producir y, según asegura, “hubo 14 años en los que no pasó nada”. Sin embargo, algo pasó, sí: algunas malas experiencias, estafas, situaciones raras, algún golcito y un torbellino de inexperiencia.
Pero algo cambió. Algo hizo. Algo tocó para mover su destino.
Éxodo y destiempo
Para el año 2013, Kevin cantaba reggaetón romántico. “Estaba re desubicado, no era el momento”, cuenta. Mientras tanto, producía a artistas de todo tipo. Tenía mil clientes, grabó un tendal de discos. Y se convirtió en una especie de pulpo de mil brazos: llegó a filmar videoclips para Los Turros, Los Wachiturros, El Wachon, entre otros artistas.
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Oriundo de Morón y residente en España desde 2016, Kevin viajó inicialmente unos meses a París, Francia, para trabajar en la producción de un disco del rapero Christian Crisis. No entendía nada, pero ahí andaba: probando suerte. Más tarde viajó a Barcelona y se enamoró del sol, de ese sol barcelonés en particular.
“Me quedo acá”, pensó.
Y recuerda: “Gracias a la globalización empecé a retomar clientes de Buenos Aires. ‘Podemos grabar a distancia’, les dije. ‘Si les ceba, les hago un precio’. De hecho, hasta la devaluación de Macri, estuve viviendo del trabajo que salía en Argentina”.
Habitaba en Barcelona, agarraba clientes de todo tipo: gente de mucha guita y poco talento, argentinos que querían ver qué onda y lo que sea, realmente lo que sea.
Vendía lujo, cobraba poco, vivía mal. “Hasta que hice clic y los empecé a descartar uno por uno”, confiesa.
Ahí, armó su selló y comenzó a enderezar su camino.
L-Gante keloké y la Cumbia 420
En el año 2016, un pibito de 15 años y un talento bestial cayó a los estudios de Kevin en busca de un beat. “Le cobré el primero y después no le cobré más”, dice. Ese pibito era L-Gante, el emblema de la nueva movida de la cumbia argentina.
“L-Gante es humilde y talentoso. Y respeta tu tiempo. Siempre me jodía que me estén pidiendo modificaciones o que no fueran respetuosos con lo que yo estaba viendo. Lo que más detesta uno es que no crean en vos o que pidan los beats igual a los de otro artista. Y con L-Gante no pasó”.
Entonces, con este envión, Kevin dejó su casa en Barcelona, se fue a alquilar a Tarragona por menos plata y le dio 100% a la Cumbia 420.
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—¿Qué es la Cumbia 420?
—Es cumbia, reggaetón y marihuana. Esa sería la combinación completa. Es un reggaetón que tiene toda la cadencia de la cumbia desde la estructura rítmica. El guiro no entra robótico. Era muy difícil de hacer. Un día, estaba produciendo a Sebastián Mendoza, que hacía cumbia norteña, y escuché por primera vez que el bombo sonaba “para atrás”. Me volví loco. Fue un dilema en mi cerebro. Yo quería arreglarlo y mi viejo y Sebastián me decían “dejalo así”. Descubrimos cómo cuantizar mal. Pasamos de tocar perfecto y que se escuche como cumbia y después lo cuantizamos. Ahí hackeamos todo con la Cumbia 420, que son reggaetones con la cadencia cumbiera.
—¿Y cuál es la importancia de la Cumbia 420 para vos?
—Lo considero como una marca, más que como un estilo. Cuando lo hicimos con R.P.M. no nos dimos cuenta porque estábamos re fumados. Fue un término que usé más adelante. L-Gante me dijo que quería ese estilo de Cumbia 420. Se empezó a nombrar más y se convirtió en una marca consolidad. L-Gante fue el que la explotó. Antes eran cosas de fumado. L-Gante llegó con el fuego juvenil y se puso la camiseta de la movida. Fue el primero que se lo tatuó en la panza.
El primer tema que hicieron juntos fue “Uno más uno”, en 2018. Una canción que ya acaricia las 10 millones de reproducciones y que hasta tuvo su remix de DJ Alex, el más popular reversionador de YouTube.
Kevin vuelve sobre sus pasos: “El día que salió el remix de DJ Alex yo me estaba mudando a Tarragona para hacer este proyecto. Estaba buscando casa lejos para mudarme y que me alcanzara la plata para pagar poquito de alquiler y estar tranquilo trabajando en L-Gante”.
Adiós Kevin Rivas, hola DT.Bilardo
Así las cosas, se armó un sello discográfico, Kriterio Music, que sirvió como plataforma para potenciar la carrera de L-Gante, Perro Primo (su hermano) y DT.Bilardo (su alter ego artístico). “Ahora sumamos a Al Records, que es productor, y a Tirri La Roca, que es compositor”, comenta.
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—¿Por qué te pusiste DT.Bilardo?
—Estaba leyendo un libro que se llama “El arte de inventarse profesiones”. Ahí me dije: “Yo soy director técnico, pasa que no uno de futbol”. Hago letra, marketing, beat y cómo salir al mundo. Soy el DT. Hablo con los directores, con los fotógrafos, estoy detrás de todo. Soy un director técnico musical. Como me asumí como director técnico pensé: “¿Quién fue el mejor?” Y el que más dominó la escena fue Carlos Bilardo. Soy el DT.Bilardo de la producción. Tengo que llevar a la Argentina a full.
—¿Cómo fue dejar de ser Kevin Rivas y empezar a asumir que te convertías en DT.Bilardo?
—A veces todavía me cuesta. Pero acá en Europa es un hit. No lo conocen a Carlos Bilardo y les ceba. La marca me salvó de Kevin Rivas. Ya estaba muy quemado. Quería ser cantante, productor, no sabía qué mierda hacer. Me había prendido fuego. Y ahí empecé a enfocarme, a preguntarme: “¿Qué quiero realmente?” Entendía que lo que estaba haciendo antes no era el camino. Cuando vas llegando a los 30, cuando la panza no baja y aparecen las patas de gallo, empezás a buscar algo que te enamore más.
—¿Y qué pasó que L-Gante y la Cumbia 420 reventaron por todos lados?
—Yo creo que empezamos a tener mucha hambre en pandemia. En lo laboral, la pandemia me afecto 15 días. Después se me paso. Lo que hice fue empezar a leer muchísimo y practicar el inglés. Empecé a leer que hablaban de lo que estaba pasando. Como Marketing 4.0 de Philip Kotler, de 2017, que habla de un futuro digital donde te tenés que adaptar para vender. Lo leí en 2020. También, 8 maneras de crecer, de Kotler. Habla de la crisis de 2008 y de cómo salir de esas crisis.
Internacionalización de la Cumbia 420
De esta manera, DT.Bilardo ya estaba configurando su nuevo mundo y, con estas nuevas herramientas, fue convirtiéndose en una especie de gurú del marketing. Comenzó a administrar su tiempo a rajatabla, sumó una agenda, delimitó márgenes estratégicos para salir adelante.
“Con L-Gante empezamos de una manera. Entendí que había que elegir un comportamiento y darle. Hay tanta gente en Internet que si vos decís ‘hago música para enanos rockeros que comen zanahoria’ y lográs conectar con ese público, te llenás de plata. Tenés que encontrar tu mar de gente. A medida que empezó a avanzar la pandemia, definimos más el público. Lo nuestro es re villero. Dejamos de hablar de culito y empezamos a hablar de marihuana y esquina”, revuelve DT.Bilardo.
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L-Gante y su productor leyeron la ansiedad de las villas durante la pandemia y fueron directamente a su territorio a grabar sus primeros videoclips. Allí, también, dieron sus primeros conciertos gratuitos.
“Antes queríamos sonar en los boliches. Sin embargo, cada uno se limpió para que seamos lo que somos. Los libros me decían que sea transparente. Puse herramientas que le sirvieron a L-Gante y L-Gante sumó cosas que le sirvieron para conectar con su público”.
—¿Cuál es el próximo paso?
—Estoy planificando todo lo que se pueda planificar. Lo próximo es la internacionalización de la Cumbia 420. Hay un hueco que es saltar el abismo. Hay un hueco y es un salto al mainstream. Queremos llegar a Latinoamérica y España. Para eso hay que hacer una estrategia. Como dice el libro Trampa-22, de Joseph Heller: “Estamos en una trampa”. Y todos los pasos que podés dar pueden terminar en una trampa. Si L-Gante sigue en Argentina, puede morir como artista. Y si saltamos mal, nos podemos caer en el abismo. Entonces, hay que dar el salto y cada vez nos queda menos tiempo. Mi trabajo es hacer ese salto efectivo. Implementando el salto al abismo. Tenemos canciones con puertorriqueños, estrategias de expansión y otras de inversión.
Hoy, 20 de abril de 2021. L-Gante publicó un tema con Pablo Lescano, el máximo referente de la cumbia villera. “Hice el beat y Pablo metió tecladitos”, cuenta.
Y en la búsqueda musical que atraviesan L-Gante y DT.Bilardo, Kevin asume una postura rupturista. Persiguen un público distinto, de una manera distinta, con un modelo de negocios distinto y una cultura de trabajo distinta. “Entre esas capas lográs ser innovador y disruptivo para el público distinto que elegiste. Por ejemplo, regalar los shows en la villa nos permitió cobrar caro en lugares privados”, desgrana.
Por caso, en estas flamantes rutas, seguirán distorsionando la cumbia, moviendo los límites musicales e innovando con la electrónica. “Queremos que, si lo querés copiar, te salga como el orto”, desliza. Y sigue: “Ahora se viene un L-Gante con un mensaje enfocado al público mainstream y las mujeres. Se viene un L-Gante más conquistador”.
Asimismo, después de su experiencia con “Lassie”, está por salir un nuevo tema con La Joaqui. Se llamará “Calza Colada” y, en palabras de DT.Bilardo, “el tema se pone del lado de las pibas, que salen con esa calza y no las va a joder nadie. Ni los padres ni los pibes de la esquina”.
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—¿Cuánto tuvo que ver la marihuana en la construcción de todo tu mundo artístico?
—La verdad es que la marihuana tiene bastante que ver en todo esto. Yo empecé a fumar tarde, a los 21 años. Me pintó porque mi hermano, Perro Primo, era un fumón bárbaro. Y todo eso me empezó a influenciar. Más cuando empezamos a hacer Cumbia 420. Nos dolía la voluntad y siempre desconectábamos fumando. La marihuana empezó a influenciar lo que hacía o lo que pasaba alrededor. Hasta que un día llegó L-Gante, que es fanático del reggae, y terminó de darle el toque fumanchero full.
Fotos gentileza del artista
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