¿Cómo Es la Política de Cannabis en Bélgica? Informe Revela los Fracasos de la Anticuada Prohibición

Una evaluación de la política en materia de drogas en Bélgica ha dado lugar a un documento informativo aprobado por el Senado, en el que se destaca la necesidad de reformar la legislación belga al respecto. Dicho informe pone de relieve los continuos retos que plantea un marco jurídico obsoleto que ha permanecido prácticamente inalterado durante más de un siglo.

Drogas en Bélgica: Leyes obsoletas y retos políticos

Como señala el informe, la actual política belga en materia de drogas está anclada en una ley que data de 1921, lo que ha dado lugar a un sistema “poco claro y carente de transparencia”.

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Esta falta de claridad no sólo afecta a la aplicación de la ley, sino que también crea inseguridad jurídica para toda la ciudadanía, incluidxs quienes usan drogas, están en recuperación o trabajan en el sector.

Según el informe, esta ambigüedad ha erosionado la confianza pública en el sistema de justicia penal, y muchas personas cuestionan la legitimidad de las políticas y normativas vigentes.

Además, el informe llama la atención sobre las tendencias mundiales y señala que varios países han adoptado políticas de despenalización del cannabis. Este cambio de enfoque ha suscitado debates sobre la eficacia y pertinencia de mantener la prohibición del cannabis en Bélgica. También señala el aumento de la potencia del cannabis en las últimas tres décadas, con un aumento significativo de las concentraciones de THC como consecuencia de la prohibición.

Una de las principales revelaciones del informe es la prevalencia del uso de cannabis en Bélgica, con cerca de una cuarta parte de la población que ha consumido la droga y alrededor de un 8% que muestra patrones problemáticos de consumo. Estas estadísticas subrayan la urgente necesidad de revisar las políticas existentes para abordar mejor los problemas sociales y de salud pública asociados al consumo de cannabis.

Un panorama político dividido y reformas propuestas

Las recomendaciones del informe reflejan las profundas divisiones existentes en la política belga de drogas. Sin abogar por la despenalización, el informe reclama un nuevo marco jurídico que garantice la igualdad ante la ley y la previsibilidad en su aplicación. Además, propone que las personas que usan cannabis con fines personales y que no alteren el orden público tengan acceso a asesoramiento psico-médico-social gratuito en lugar de a sanciones penales o administrativas.

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El debate en torno a la reforma del cannabis en Bélgica refleja la diversidad de opiniones entre lxs actores políticos. Lxs partidarios de la reforma, como Julien Uyttendaele, del PS, critican el marco actual por reforzar involuntariamente el elemento delictivo. Uyttendaele aboga por enfoques innovadores como los clubes sociales de cannabis para contrarrestar el mercado ilícito.

Por el contrario, lxs opositores, como el Mouvement Réformateur, mantienen la cautela y subrayan los riesgos para la salud asociados al cannabis. Philippe Dodrimont, del MR, afirma que la legalización no ha tenido un impacto significativo en las tasas de consumo y hace hincapié en las preocupaciones de salud pública.

Vía Newsweed, traducido por El Planteo

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