Increíble, Pero Real: No Había Videojuegos Sobre Cebar Mate… ¡Hasta Ahora!

El mate es una bebida, pero en Argentina nadie toma mate porque tiene sed. Los argentinos tomamos mate porque resulta constitutivo de nuestra identidad. Los peronistas y los radicales se comparten un mate sin chistar ni enroscarse demasiado: en ese encuentro, bajo esa costumbre y sobre cualquier diferencia, se yergue una virtud que no tienen –al menos no la tienen así– el café, ni el té, ni ninguna otra infusión conocida por el hombre.

En soledad te hace pensar y, si estás con alguien más, te invita a compartir. De ese ícono, al que muchos le rezan por la mañana o por la tarde, en invierno o en verano, Cebador encuentra un culto y lo exprime hasta hacer dulce: estamos delante de un videojuego mobile cuyo objetivo es cebar mates para ganar un rinconcito de luz en el cielo.

Cebador te pone en la piel de un fan del café de especialidad que, tras un accidente, termina en el cielo. Bah, digamos, para hablar en criollo, lo pisa violentamente un bondi 102, línea que une a Barracas con Palermo y se gana un boleto para ver a San Pedro.

Una vez ahí, en las puertas del Cebatorio, en ese limbo entre la carne y el alma, en ese espacio que los creyentes llaman Purgatorio, debe expiar sus pecados demostrando que merece su gloria eterna cebando unos matecitos.

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Cebador: el mate como protagonista

“Cuando pensamos en la temática del juego, rápidamente se nos ocurrió que podía tener algún tópico argentino. Por un lado, por todo el boom que vienen teniendo los juegos argentinos en la industria, que es hermoso. Por otro lado, queríamos buscar algo que nos interpelara. Algo que nos hiciera sentir cosas, identificarnos y que tocara algo que fuera importante para nosotros”, explica Diego Azario, co-creador del juego.

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Algunas ideas que quedaron en el camino: atender una parrilla en la ruta y un asado con amigos en el que el protagonista termina borracho. Liturgia nac & pop que hace grande a esta nación y que casi, casi tiene su propio fichín.

“Pero el mate nos cerraba por todos lados”, completa Azario. Y de ese tropo, el tendal de discusiones evidentes: amargo, azucarado, con yuyos, revuelto, con palo, cada quien su biblioteca. “Era una temática muy interesante para explotar”, continúa.

 

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Gamificar las tradiciones

Cuando se metieron de lleno en la investigación buscaron juegos que tuvieran al mate como elemento central y, dicen, no encontraron nada. Lo han visto, sí, como objeto que de cura, como decorado, como chiche divertido o como un ítem para llevar a cabo acciones que no cambiaban demasiado los devenires. En su reverso, Cebador lo pone en el centro de la escena: el mate es el verdadero protagonista.

Los principales retos de Cebador anidan en el manejo de los recursos y en la agilidad mental para resolver los diversos escenarios e intríngulis materas. “Tenés que estar muy atento a cómo los invitados te piden el mate”, cuenta Azario, que habla del videojuego pero que podría estar hablando de la vida.

En ese sentido, el desarrollador asegura que “siempre sirven los conocimientos materos”. De su boca: “En algún punto queremos que el juego tenga esa cuestión universal, que cualquiera lo pueda agarrar y engancharse con la dinámica, más allá de que después haga unos mates horribles en la vida real. Además, ese espíritu de compartir tiene que ver con la cultura matera”.

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¿Y será que Azario y Mariano “Nano” Bevacqua, sus creadores, se consideran buenos materos? “Sí, somos buenos cebadores porque nos cebamos los mates que nos gustan. En algún punto, el juego celebra eso. Tratamos de demostrar que la cuestión no es solamente amargo y retruco, sino que hay un montón de posibilidades”.

Propuestas innovadoras

Asimismo, el principal desafío de esta instancia de desarrollo está en el “traslado” de elementos de la vida real a una dinámica “gamificada”. Es que cuando se piensan en mecánicas videojugabilísticas aparecen referencias clásicas como «ataques», «disparos», «embestidas» o «saltos». Pero, pero, pero, “para el mate no teníamos nada, así que tuvimos que inventarnos acciones o buscarnos equivalentes”.

Hace aproximadamente un año y un mes que Azario y Bevacqua están trabajando en el juego. Y si bien aún no tienen fecha oficial de lanzamiento, ya mostraron algunos avances que pintan exquisitos. “Fue realmente increíble. Y eso nos hizo replantearnos un montón de cosas”, adelanta.

Por estos días, están sacando una beta cerrada para buscar un primer feedback oficial. Y, en breve, planean tener una beta abierta que podrá descargarse desde Play Store y las tiendas de Apple.

Cebador: una creación a pulmón

Cebador es el primer juego de esta dupla que se ungió entre partidas, podcasts y streams del World of Warcraft. “No tenemos ningún tipo de presupuesto, ni nadie que nos banque. Básicamente es nuestro hobby y es un juego 100% independiente. Todo lo hacemos a pulmón y con mucho esfuerzo”.

Mientras tanto, Cebador viene llamando la atención de las redes sociales y de los periodistas especializados que ya se están cebando (¡perdón, el chiste estaba regalado!) con su existencia. “Es algo novedoso y que da esa sensación de ‘che, ¿cómo no había un juego sobre cebar mates?’”, tira Azario.

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“Y sentado junto al fogón a esperar que venga el día, el mate se prendía hasta ponerse rechoncho, mientras su china dormía tapada con su poncho”, se lee en el Martín Fierro, el gran libro nacional. Porque a los ídolos se los defiende, a los próceres se los cita y a las tradiciones, se las respeta.

Por eso, en el país que consume 6,4 kilos de yerba per cápita por año, como no había un juego sobre cebar mates, Azario y Bevacqua, deudores de la tradición criolla, decidieron hacerlo ellos mismos: la pava silba, el agua se calienta, la yerba se acomoda y Cebador, que aún ni salió pero que en este instante embucha el espíritu matero, abre la ronda poniendo un punto y seguido, punto y aparte, y punto y final.

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