El Cannabis y la Comunidad Hispana: Cómo Erradicar Generaciones de Estigmas
Por Erick Ramirez, Lab Processing Manager de Curaleaf.
Aunque se ha progresado considerablemente para eliminar el estigma en relación al cannabis, lamentablemente siguen latentes en comunidades hispanas y latinas. En particular en las generaciones mayores dentro de este grupo, el cannabis es sinónimo de pereza, tráfico de drogas y adicción; conceptos que provienen de muchos de sus países y que se han transmitido de generación en generación por décadas. Si bien se requieren más esfuerzos, finalmente estamos viendo que los grupos de edades más jóvenes en estas comunidades se alejan de los prejuicios de sus mayores, a medida que crecen y adoptan de forma natural el concepto del cannabis y el potencial del cannabis medicinal.
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Yo soy uno de esos millennials hispanos. Como inmigrante nacido en Colombia que vive en una comunidad hispana de Florida, ocasionalmente fui testigo de la demonización del cannabis como una sustancia peligrosa y adictiva que se debe evitar, incluso en circunstancias médicas. También soy empleado de la industria del cannabis, en un estado con aprobación para uso médico.
Para mí, es importante hablar abiertamente sobre mi carrera, especialmente dentro de mi propia comunidad hispana.
El origen del estigma del cannabis en Latinoamérica
Latinoamérica es conocida por la producción, tráfico y distribución de diversas drogas; entre ellas, la cocaína, el opio y el cannabis; y por la violencia que implica para sus países. La situación política y económica es tan inestable que a menudo la región es calificada como “la capital mundial de crimen”. Además, se la considera una de las regiones más violentas del mundo.
Colombia, mi país natal, es uno de los países más peligrosos de Latinoamérica, con antecedentes particularmente oscuros relacionados con el tráfico de drogas. La percepción política y social de los colombianos es que las drogas son el motivo de la brutalidad desenfrenada y la desigualdad social recurrentes que enfrenta el país. La misma historia se repite prácticamente en la mayoría de los países de Latinoamérica. En consecuencia, los hispanos relacionan el cannabis con los cárteles y consumidores de drogas locales. Así, enseñan a las generaciones más jóvenes que el cannabis arruina las vidas y nada más.
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Este mensaje se transmitió por décadas de generación en generación y se integró a la cultura hispana. Esto dejó a muchos de nuestros inmigrantes una opinión inquebrantable y desfavorable sobre el cannabis. Nunca han comprobado esa información. En su lugar, creen plenamente que las opiniones del vecino y los rumores escuchados a lo largo de los años son verdaderos.
Incluso, a la temprana edad de cuatro años, cuando mi familia se mudó a Estados Unidos con la esperanza de huir de la violencia, me enseñaron que el cannabis es una “droga de entrada”. Yo no creía en lo que mis padres decían sobre el cannabis y pensaba que sus opiniones estaban erradas. Nunca probaron el cannabis, y probablemente nunca lo hagan, debido al temor que le inculcaron sus propios padres y los padres de sus padres. Entonces, pensé, ¿qué conocimiento tenían?
Ese miedo y ese estigma nos dan la responsabilidad de educar adecuadamente a nuestra comunidad, para que la segunda generación de hispanos conozca datos fehacientes sobre el cannabis. La buena noticia es que parecen comprender que sus padres tenían una idea equivocada sobre esta planta. Una encuesta realizada en septiembre de 2019 por el Centro de Investigación Pew determinó que casi dos tercios (63%) de la población hispana apoya la legalización del cannabis. Este es un avance en la dirección correcta. Sin embargo, aún queda mucho trabajo por hacer para educar a la comunidad sobre el cannabis y eliminar su estigma negativo.
La carrera de un hispano en el cannabis
A pesar de la historia de mi país y todo lo que me enseñaron mis padres, comencé a trabajar en la industria del cannabis para un operador de cannabis medicinal, llamado Curaleaf. No me generaba ninguna aversión trabajar en la industria del cannabis, pero ciertamente nunca imaginé que sería mi carrera de elección. Me topé con ella por un hermano mayor de la fraternidad que buscaba candidatos para lo que, en ese entonces, sabía que era un puesto relacionado con laboratorio. Pero no sabía que era para una compañía de cannabis hasta después de presentar mi currículum. Acepté la oferta porque me pareció una excelente oportunidad para iniciar mi carrera, además de ser mi campo de estudio. Ahora, tres años después, tengo previsto permanecer en este lugar a largo plazo, dado que es un tema que conozco y domino.
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Por temor a que mi familia se molestara y desaprobara mi elección laboral, esperé cuatro o cinco meses antes de contarles detalles de mi trabajo. Para mi sorpresa, apoyaron mi elección porque, sin que lo supiera, tenían una opinión favorable sobre el cannabis medicinal gracias a programas informativos relacionados con el cannabis en Telemundo.
Mi experiencia, sin embargo, fue diferente a la de uno de mis compañeros que se enfrentó a una situación y condena familiar. El argumento de su familia estaba basado en las creencias de larga data llevadas de Latinoamérica a Estados Unidos y la desinformación que se extendió por toda la comunidad. Considero que es necesario que personas como yo, que trabajamos en este campo desde edad temprana, sigamos informando y defendiendo el tema con estadísticas y datos.
Qué deben saber sobre el cannabis
Debido a que los conceptos equivocados sobre el cannabis están fuertemente arraigados en la cultura hispana, es fundamental enseñar que el cannabis no es un factor definitorio de la personalidad de alguien, sino un detalle menor en su camino para convertirse en lo que son. El primer paso es acabar con el estigma de que usar cannabis convierte a alguien en lo que la comunidad considera un “drogadicto“.
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Educar a la comunidad en su lengua materna sobre el cannabis es un paso crítico para abrir su mente. Mis padres son uno de esos ejemplos de inmigrantes de primera generación cuyas opiniones sobre el cannabis cambiaron gracias a un programa documental sobre la marihuana medicinal.
Un método de consumo de cannabis que podría ser de utilidad inicialmente para el uso responsable sería una tintura rica en CBD, con una proporción mínima de THC. Teniendo en cuenta que la principal preocupación y causa de incertidumbre de la comunidad con respecto al THC son sus efectos psicoactivos, una tintura con una proporción mayor de CBD que THC podría ser una forma más accesible para comenzar a usar la planta.
Aquí encontrarás más información sobre las regulaciones y condiciones de calificación del estado de Florida.
Transparencia y educación
La segunda y tercera generación de inmigrantes ya son más receptivos al cannabis. Sin embargo, aún sigue divulgándose información equivocada de un vecino a otro. Mediante la transparencia y un mejor acceso a los recursos, podemos educar a nuestras comunidades sobre el uso responsable del cannabis. Es necesario trabajar para cortar la relación que se concibe entre la planta y la violencia, particularmente en los grupos demográficos mayores. También debemos erradicar la noción de que un consumidor de cannabis es un drogadicto sin deseos de aportar a la sociedad. Muchas personas, pacientes que atendemos todos los días en el estado de Florida, dependen de esta planta para mejorar su calidad de vida.
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A medida que los productos de cannabis siguen desarrollándose y más estados adoptan programas de uso medicinal, de tratamiento de adultos, de ayuda para economías locales en materia fiscal y creación de nuevos empleos, es nuestra responsabilidad fomentar una percepción positiva de la planta entre la comunidad hispana.
Este artículo fue producido por uno de nuestros colaboradores externos y no ha sido editado.
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