Evolución Presentó un Proyecto de Ley para Regular el Cannabis Medicinal en CABA
“Consideramos que el autocultivo tiene que regularse. Mantenerlo en la ilegalidad lo empuja a la marginalidad”, sacude de entrada Leandro Halperín, Legislador de la Ciudad de Buenos Aires por Evolución, el espacio que preside Martín Lousteau.
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“Las reglamentaciones sirven para garantizar derechos. El autocultivo es una opción válida, beneficiosa y real. El Estado tiene que ayudar a que las familias que lo necesiten lo hagan en las mejores condiciones posibles”, sigue uno de los impulsores del proyecto de ley para regular y garantizar el acceso al cannabis medicinal en la Ciudad Autónoma de Buenos Aires.
El derecho al cannabis medicinal
Halperín enfoca esta discusión en cómo se piensa al Estado en materia de derechos fundamentales. “El Estado regula conflictos para garantizar derechos. Si la regulación restringe derechos, es anticonstitucional”, sostiene.
¿Cómo se puede garantizar ese acceso? “Hay varios caminos. O venís con tu planta y te decimos qué tiene. O venís con tu receta y te decimos qué precisás cultivar”, responde práctico.
A los efectos de evitar la criminalización, la ley contempla un registro de usuarios. Lo explica Halperín: “Nosotros defendemos la democracia como sistema. Los derechos humanos son irretractivos. Los estados no pueden retroceder. No es la regulación del cannabis en general, es con fines terapéuticos. Sobre ese tema hay fallos suficientes, como el derecho a la autonomía y la prioridad al derecho a la salud”.
Y sigue: “El cannabis es un fenómeno global. Los países van más lento o más rápido, pero no retroceden”.
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—¿Y Argentina cómo viene?
—Mal, como en todo. En general, en materia de derechos fundamentales, Argentina vive en una hipocresía normativa in crescendo. Suscribimos a convenios internacionales, sancionamos leyes y después las agencias estatales no hacen lo que la ley dice, sino todo lo contrario. ¿Cómo puede ser que haya gente presa por plantar su medicina? Tenemos un Estado hipócrita.
Un proyecto colectivo
Dentro de su partido, Halperín representa a la Universidad de Buenos Aires y proviene de la Facultad de Derecho. “Soy UBA, con todo lo que eso implica”. Su experticia son la seguridad y la educación en las cárceles. Por eso, su abordaje de las políticas públicas está vinculado a los límites del Estado. “Esa mirada gobierna al radicalismo en CABA y corona con Martín Lousteau. Somos un colectivo que tiene un proyecto en común”.
El proyecto de cannabis medicinal presentado por Evolución fue una iniciativa de Halperín, pero todos los integrantes del bloque rubrican al proyecto. Para diseñarlo, hablaron con la sociedad civil, jueces, fiscales, pacientes, cultivadores solidarios y universidades.
“Recorrimos el país y usamos Google, que es una herramienta que le recomendamos usar a los políticos”, embiste.
Asimismo, escrutaron el impacto presupuestario, lo que le puede salir al sistema de salud pública y lo que puede ingresar si se regula la actividad. “Para nosotros, este el proyecto es idóneo, es efectivo. No creo en los proyectos individuales, creo en los colectivos”, asegura.
El camino en la Legislatura
Por primera vez, desde fines de septiembre, la Legislatura de Ciudad Autónoma de Buenos Aires analiza los proyectos en una comisión especial para autorizar el autocultivo de cannabis. En esa comisión, hay dos proyectos vigentes. Los identifica Halperín:
“Uno, presentado por el peronismo, que adhiere a la regulación nacional y que para nosotros es malo. De hecho, adherir a la ley nacional es un oxímoron. En cualquier caso, sería mejor adherir que no adherir. Y el otro, nuestro proyecto, que pretende regular el cannabis medicinal en la Ciudad. Y esa regulación tiene que ser a la alta, no a la baja”.
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Por estos días, una comisión de salud se juntó con fines informativos. Y en el marco del proyecto, especialistas –investigadores, familias, cultivadores solidarios y representantes de la medicina aplicada- aportaron su mirada.
—Con tanta evidencia científica, ¿por qué tardan tanto en aprobarse estos proyectos de ley?
—Porque vivimos en un mundo lleno de prejuicios, de ignorantes y de brutos que tienen intereses mezquinos. Es la misma explicación de por qué no nos ponemos de acuerdo en otros temas. ¿Qué frena a los estados? Los prejuicios y las mezquindades. Acá no hay un tema ideológico, sí hay mucha hipocresía. Muchos de los que hablan de los peligros de la marihuana medicinal se clavan un Rohypnol o un whisky. Los mezquinos no buscan ganar algo, quieren que el otro no lo gane.
Dentro de la legislatura, los proyectos duran dos ciclos legislativos, que van desde febrero a diciembre. En 2018 y 2019, el proyecto de ley presentado por Halperín y Evolución perdió estado parlamentario. “No lo quisieron tratar”, asegura.
“Es el que estamos impulsando con el radicalismo a todo el país. Hay concejales y diputados que lo vienen presentando. En general, lo vienen aprobando. De hecho, Jujuy es la primera provincia argentina que reguló el cannabis medicinal”, comenta.
Por eso, que vuelva a tratarse y que pueda llegar a salir una ley en CABA representa, según el legislador, “una lucha simbólica”.
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Lo detalla: “Implica derribar prejuicios, fomenta la solidaridad, el debate democrático, limita al estado, es nueva y moderna en su aceptación. Se contempla a una industria tiene un potencial enorme y no verlo, atrasa. Sabemos del valor que tiene la Ciudad y que se regule por acuerdo tendría un peso aún más importante”.
La accesibilidad
El proyecto de ley garantiza el acceso al cannabis y sus derivados con fines terapéuticos y científicos, al igual que la producción pública. Y propone un acceso gratuito.
—¿Cómo puede garantizarse esa gratuidad?
—Con la receta médica, tienen que garantizarte el acceso como a cualquier otro medicamento. El Estado lo puede producir, importar, comprar a Jujuy o comprar a los cannabicultores. A mí no me interesa cómo lo consigas. Mientras lo consigas, está bien. Cuando están para molestar, las regulaciones no sirven de nada. Una ley no tiene que regular todo, sino que garantiza el derecho y limita al Estado en la búsqueda de sus misiones. Una ley dice qué sí y cómo no.
—¿Cuál es el principal argumento para tratar esta ley?
—No hay ninguno. Cuando las autoridades sanitarias nos dicen que la falta de control puede poner en riesgo a la salud, respondemos con los argumentos de Fernán Quirós cuando habilita las actividades en aire libre. “Va a pasar igual, pero el Estado tiene que controlar para disminuir el daño”. Cuando algunos sectores del PRO nos dicen que, cuando no es medicinal es un delito, le respondemos con los argumentos de Diego García Vilas. “¿Por qué sí al juego online?” Porque existe. El cannabis no hace mal, mal hace el Estado. El cannabis medicinal también puede generar ingresos. Utilizamos los mismos argumentos que la mayoría del oficialismo. Nos parece mucho más beneficioso regular el cannabis que el juego online.
Desde Evolución esperan que el proyecto tenga tratamiento durante este año y, para ello, anhelan construir “todos los acuerdos posibles”.
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En boca de Halperín: “Las familias lo precisan y nosotros haremos lo que mejor podamos. La democracia no tiene procesos de transformación revolucionarios. Tiene procesos que son reformistas, paso a paso. Los avances no tienen que tener retrocesos. Todo lo que logremos tiene que ir para adelante. Sabemos que en democracia no se hace todo lo que uno quiere. Esta es nuestra lógica y no necesariamente la de los demás”.
Desde Evolución calculan que potencialmente un 10% de la población de la Ciudad Autónoma de Buenos Aires podría necesitar tratamientos con cannabis medicinal.
“Son cerca de 300.000 personas. Además, CABA es una megalópolis, con zonas urbanas de otras jurisdicciones que tienen mucho diálogo. Mucha gente viene a tratarse acá. En estas cuestiones, es una ciudad solidaria al país”, concluye.
Foto: Youtube
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