Cómo Hizo el Argentino Facundo Scalerandi Para Terminar Involucrado en la Serie Alemana ‘How to Sell Drugs Online (Fast)’

Cada verano, el joven Facundo Scalerandi se la pasaba encerrado en su cuarto mirando VHSs y revolviendo los exhibidores de los videoclubes de su barrio. “Me hacía pelota viendo películas”, recuerda el argentino director de segunda unidad en la serie alemana How to sell drugs online (fast), director de un episodio de King of Stonks y uno de los responsables de la reciente Like a Loser.

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Criado en las calles del barrio porteño de Villa Devoto, Scalerandi cursó el colegio en Nuestra Señora de Luján y en el Pestalozzi, una institución que, en su proyecto educativo, brinda formación en idioma alemán. “Era una asignatura libre. No lo hice con perspectiva de nada”, cuenta el cineasta desde Colonia, ciudad del oeste alemán.

Infancia y exilio

Cuando era chico, Scalerandi vivía mirando la TV y flasheando con las formas, el fondo y la estética de la publicidad. Se sabía de memoria los mejores comerciales de El Show Creativo, el mítico programa del palo conducido por Juan Gujis y Horacio Cabak. “La gente todavía se acuerda de las publicidades narrativas de esa época”.

Así las cosas, la crisis del 2001, que impactó sobre los bolsillos criollos, empujó a la familia Scalerandi a buscar nuevos horizontes en Europa. Era el año 2002, aún resonaba el sismo político, económico, social e institucional. Actualizaron su pasaporte y se mandaron a mudar.

Primero probaron en Valencia, donde Facundo terminó el colegio secundario. En ese entonces jugaba al rugby y pedía becas acá y allá. Quería formarse, viajar, expandir su cabeza. Y necesitaba, mucho más, amortiguar los costos de una formación europea con billetera argentina.

En 2006, recaló en Heidelberg, una ciudad ubicada en la ribera del Neckar en el suroeste de Alemania. Vistió los colores del SC Neuenheim 02 y, en paralelo, filmó su primer cortometraje amateur.

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“Descubrí que había un estudio de ciencias del cine. Tenía ganas de hacer cosas”. Durante un año, cursó en Mainz un seminario sobre Six Feet Under. Su cabeza explotó. Su manija no paró de crecer: quería filmar, quería hacer una cosa, otra y otra más.

“Ahí escribí un guion. Me lo eligieron. Era un corto horrible. Entré en crisis. Soy de los que quería ser director pero nunca había hecho nada”.

Idas y vueltas

Luego, volvió a España y recaló en Andalucía. Siguió jugando al rugby hasta que su mamá le envió un link con una beca propuesta por un banco catalán: era para estudiar en Alemania, coordenadas que ya había pisado. Por alguna razón, el destino parecía imantarlo con la tierra de Werner Herzog, Wim Wenders y Reiner Werner Fassbinder.

“Esa beca fue como un salvoconducto para poder hacer lo que quería”, dice. Claro, en su casa la plata no sobraba.

Así fue cómo, en 2010, regresó a Alemania con la idea de estudiar cine. Se presentó en la Universidad de Hamburgo y no lo tomaron. Y, de husmear acá y allá, terminó en la Academy of Media Arts Cologne, una escuela de artes mediáticas.

“Sentía que me faltaban conocimientos técnicos. Un profesor me dijo: ‘ser director es ser todas las cosas’”.

Allí, cursó todo tipo de seminarios: desde 16 milímetros hasta cómo revelar en la oscuridad. Escribió dos guiones, un videoclip y un cortometraje.

El soñador

En 2015, inspirado por David Fincher, su héroe cinematográfico, saltó del mundo del séptimo arte al de la publicidad. Y en ese ínterin también dirigió Peces de Colores, uno de sus cortometrajes más célebres.

Mientras tanto, la beca llegó a su final y Facundo tuvo que salir a trabajar manejando una ambulancia. “No quería meterme en un laburo de 8 horas”, señala.

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En su cabeza, sólo quería encontrar la manera de laburar constantemente en publicidad. “Fue una desolación terminar la escuela de arte y ver que el mundo no me estaba esperando”.

Como sabía que para que las cosas sucedieran había que activar, activó. Para 2016, Scalerandi se presentó decidido en las puertas de BTF, la productora de Philipp Käßbohrer y Matthias Murmann, los creadores de How to sell drugs online (fast): “Quiero hacer lo que sea”, les dijo.

Y, sorprendentemente, Phillip y Matthias le dieron una oportunidad casi al instante: le ofrecieron filmar la publicidad del relanzamiento de la mediateca pública.

“Fuimos de 0 a 100. Me llamaron apenas dos meses después de haberme presentado. Yo no lo podía creer. No se metieron en nada. La filmamos, la editamos y la publicidad ganó premios en Estados Unidos. Toqué el cielo con las manos”.

Así, pasó de pensar que el mundo audiovisual no lo necesitaba a sentir que su rumbo -por fin- comenzaba a encauzarse.

Sin embargo, nunca las historias son tan lineales: nada es tan así, ni nada es tan asá.

El éxito de la escuela del hacer

Entre 2017 y 2018 dirigió publicidades “cinematográficamente poco atractivas pero que me permitieron vivir de dirigir”.

“Nunca se me cayeron los anillos. Soy partidario de que hay que laburar. Hay que hacer. Mi escuela siempre fue la del hacer”.

Hasta que en 2019, Facundo recibió nuevamente el llamado de los creadores de How to sell drugs online (fast), quienes estaban encarando la segunda temporada de este oscurísimo y genial coming-of-age y necesitaban un director de segunda unidad.

“Hice un master en laburar con actores. Muchos eran pendejos. Yo tenía mucha ambición. Tenía que demostrar que ‘era una maravilla’. Quería hacer ficción: entonces no me importaba filmar ni sábados, ni domingos, ni lo que venga”.

Allí, filmó algunas de las escenas más memorables de la serie: situaciones en la habitación del protagonista Moritz Zimmerman (Maximilian Mundt), planos debajo de la cama, cámaras que se filtran en los cajones de las medias y mucho, mucho más.

Incluso, llegó a dirigir algún episodio.

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“Una vez, por problemas estomacales del director, me llamó Mathias y me convocó para dirigir. Me cagué pero, a la vez, no tenía nada que perder. Esa noche no dormí nada. Agarré el auto, llegué, me bajé y sentí que todos me miraban. Filmé dos tomas y me di cuenta que era lo mismo que hacer segunda unidad y que todo estaba en mi cabeza”, revuelve.

En suma, la segunda temporada de la serie fue un éxito. “La pegó muy bien. La cultura de Internet está muy bien representaba. Gustó a una generación que no encontraba a una serie que hable en su idioma”.

Próximos proyectos

Entretanto, en 2021 Philipp Käßbohrer y Matthias Murmann se metieron con toda en el rodaje de King of Stonks, una serie dedicada al mundo de las finanzas, y Scalerandi terminó dirigiendo el capítulo número cuatro. “Es una crítica al turbo capitalismo. Le fue muy bien”.

Aquí, el argentino también trabajó como director de segunda unidad en el resto de los episodios. Y hubo, además, una tercera temporada de su hit, How to sell drugs online (fast), en la que Scalerandi -una vez más- prestó sus servicios como realizador.

—¿Cómo fue el tratamiento cinematográfico de las drogas en How to sell drugs online (fast)?

—No podíamos poner a un pibe fumando un cigarro normal. Pero con la falopa no había problemas [risas]. Igual, esto lo hablaba con el autor: el centro, para él, era darse cuenta que se podía tener una doble vida. Que podías ser un magnate de las drogas en Internet pero seguir siendo un nerd. El subtexto es lo que más me gustó de la serie.

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Por estos días, Scalerandi viene de filmar Like a Loser, una serie para la televisión pública alemana, que estará disponible a partir de marzo del 2023. “Es la historia de un tipo que descubre que tiene un hijo en otra ciudad y se lo obliga a tomar responsabilidades y a convertirse en adulto”, comenta.

Y, con todo este raid, obviamente, ya tiene más ofertas para el próximo año: Amazon, Disney, de todo. “Es lo que quise hacer toda mi vida. Es un sueño. Soy un privilegiado”.

—¿Y habrá cuarta temporada de How to sell drugs online (fast)?

—Confirmado, se filmará el año que viene.