Jorel Decker de Hollywood Undead Habla de su Historia como Cultivador de Cannabis

“Es una relación de amor-odio. Cualquier cultivador puede identificarse con eso”, dice Jorel Decker, fundador del exitoso grupo de nu-metal Hollywood Undead cuando se le pregunta por el cannabis. “A veces no puedes dormir a la noche porque no estás seguro de si cerraste una válvula de riego y te preocupa una inundación”.

Como se puede inducir, Jorel lleva años dedicándose al cultivo de cannabis. Cuando empezó allá por el 2013, no había mucha información sobre el cultivo. Además, la gente no estaba tan dispuesta a compartir información ni a mostrar sus operaciones y técnicas de cultivo.

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“Eso pasó también con mis amigos cercanos. Era una industria muy hostil. Todavía es así, pero era una locura en aquel entonces, había mucha prueba y error sin nadie en quien confiar más que en ti mismo”, dice. “Probablemente debería haberlo dejado muchas veces a lo largo de los años por el dolor que me produjo. Se convirtió en una obsesión insana y consumía mis pensamientos las 24 horas del día”.

Sin embargo, Jorel no lo dejó. En cambio, convirtió la obsesión en un negocio: Ramshead Cannabis.

“He querido lanzar una marca de cannabis desde que empecé a cultivar hace casi 10 años. Cada vez que me acercaba, todo se venía abajo. Ha sido un viaje tan duro que me sorprende seguir en el juego”, confiesa. Después de trabajar con tantos socios y de operar instalaciones en diferentes lugares -una de ellas incluso se quemó-, finalmente llegó al proceso legal de concesión de licencias, “todo un problema en sí mismo”.

“El sistema no está diseñado para el éxito”, asegura.

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Tras enfrentarse a una estructura fiscal casi inmanejable y a los meandros políticos de California, Jorel decidió probar suerte en un mercado inesperado: Oklahoma. Allí, montó una operación ecológica, que tiene en cuenta a las personas, las plantas y los animales que la rodean.

“La única esperanza de ganar dinero en el mercado legal de California es ser extremadamente grande y tener los bolsillos muy llenos”, explica.

Volver a empezar

Oklahoma ha demostrado ser un nuevo comienzo, con mayor igualdad de condiciones para el artista y el cultivador. “Estoy seguro de que en California se necesitan USD 2 o 3 millones para entrar en el mercado legal como cultivador. Una licencia puede costar un millón de dólares, luego la construcción podría ser fácilmente un millón de dólares o más, y luego añadir los costes de funcionamiento durante 6 meses. Eso no era factible para mí. Nunca pensé que dejaría Los Ángeles, pero ahora estoy disfrutando mucho de Oklahoma”, afirma.

Las leyes de Oklahoma son muy diferentes a las de California. No hay límite en el número de licencias que se pueden obtener, ni en el tamaño de la fronda, ni en los metros cuadrados. Esta dinámica es la que ayudó a Jorel a crear lo que él llama el “efecto Fiebre del Oro”. Todo el mundo levantó la tienda y se trasladó a Oklahoma. Para él, la industria del cannabis es ahora “lo más parecido a la Fiebre del Oro de 1848”.

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“Lo intentamos todo para ser legales en California y nunca fue suficiente dinero para pasar la línea de meta. Cuando llegamos a Oklahoma, empezamos de nuevo, pero sigue siendo cannabis y nos hemos encontrado con muchos obstáculos en el camino. Hemos perseverado y estamos empezando a ver beneficios. Me gusta tanto esto que me he mudado a Oklahoma de forma permanente”, dice.

“A medida que los estados van legalizando y abriendo programas médicos, se iguala el terreno de juego y todo el mundo tiene aspiraciones de hacerse rico. Cada estado crea sus propias leyes y regulaciones”, agrega.

La legalidad no solo cambió el cannabis como industria, sino también como comunidad.

“Hay tipos en Instagram que publican sus secretos y métodos de cultivo, empresas que ofrecen guías e información gratuita, todo tipo de tecnología y sensores para tu cuarto de cultivo que se pueden controlar desde tu teléfono”, detalla el artista. “Cuando empecé en el 2013, tenías que descubrirlo todo tú mismo; y cada error que cometías tenía que esperar hasta la siguiente tirada para corregirlo, solo para cometer otro. Fue un dolor de cabeza aprender”.

Cultura cannábica

El imaginario popular ha relacionado a menudo el cannabis con el hip-hop y el reggae. Con el metal, no tanto.

Sin embargo, asegura Jorel, la cultura del metal está igualmente metida en el porro. Basta con ir a un concierto y respirar profundamente. El olor a marihuana será fácilmente distinguible.

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“He fumado con algunas bandas de metal muy famosas. Una de las camisetas más chulas que se han hecho es la de Pantera con una hoja de porro. Probablemente, el metal sólo necesita nuevos chicos malos como Pantera para recuperarlo”, dice Jorel.

Sin embargo, la escena del metal se asocia a menudo con el alcohol. A veces, injustamente.

“Seamos realistas, todas las malas decisiones que he tomado han sido cuando estaba borracho. Como músico de gira, beber forma parte del estilo de vida”, dice cuando se le pregunta por el cannabis como alternativa al alcohol.

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De hecho, Jorel está actualmente de gira y decidió dejar de beber “porque es muy agotador para tu cuerpo cuando bebes todas las noches”. Para ilustrarlo, saca a colación una experiencia reciente que tuvo en Michigan, donde el cannabis de uso adulto es legal. “Fui a un dispensario y compré vaporizadores y gomitas comestibles. La verdad es que me he divertido más fumando y relajándome que bebiendo“.

La marihuana también es importante para el proceso creativo de Jorel. “Cuando busco inspiración y escucho otra música, me gusta fumar porque desbloquea mi cerebro. La misma canción que puedo haber escuchado una docena de veces suena diferente y mejor. Oigo partes de la música en las que no había reparado antes. Me ayuda a relajarme cuando estoy tenso”.

La marihuana también afecta a sus relaciones personales: “Mi chica… cuando está colocada, cree que mis chistes son divertidos”, comparte.

Construir un futuro mejor

Para Jorel Decker, mantener el cannabis ilegal a nivel federal es “luchar contra lo inevitable”. Es una cuestión de cuándo, no de si.

“Sin embargo, creo que se está ganando demasiado dinero encerrando a la gente“, añade. “El gobierno sigue equivocándose con los impuestos y las leyes. Es el sector más gravado. Lo único que hace es alimentar el mercado ilícito y eso es lo que intentan eliminar. Pero no estoy odiando el mercado ilícito, es como empezó esta industria“.

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Entonces, ¿cómo podemos arreglar o al menos abordar algunos de estos problemas derivados de años de la racista Guerra contra las Drogas?

“Ojalá tuviera una respuesta mejor para eso”, responde, con sinceridad. “Sólo sé que las prisiones privadas generan mucho dinero. Es básicamente trabajo esclavizado… lxs presos acaban trabajando por centavos básicamente. La gente debería boicotear a las empresas que utilizan mano de obra penitenciaria para su empresa. Es mucho más de lo que crees cuando lo buscas”.

“También tengo sentimientos encontrados sobre el intercambio de prisionerxs que se está discutiendo con Rusia”, agregó, refiriéndose al caso de Brittney Griner. “Si van a intercambiar a un criminal de guerra ruso por estadounidenses encerrados en Rusia por porro, deberían liberar a todxs los prisioneros de Estados Unidos encerrados por porro“.

N. de E: el día 6 de octubre de 2020, luego de realizada esta entrevista, el presidente de los Estados Unidos, Joe Biden, emitió miles de indultos a personas presas por delitos menores de cannabis. ¿Será este el principio del futuro con el que sueña Jorel Decker? Sólo el tiempo lo dirá.

Vía Benzinga, traducida por El Planteo.