Golosinas y Tabúes: Conocé a Mufaso, el Alfajor que No Tiene Faso, pero te Vuela Igual

Tal vez sea la confusión dada por la hoja del arce japonés plateado, que es muy similar al cannabis. Tal vez sea su espíritu “bajonero”, tan relacionado al apetito que produce la administración de THC. Tal vez sea porque se llama Mufaso, un juego de palabras que refiere a El Rey León, sí, pero también al faso. Tal vez sea por esa especie de Bob Marley en clave cartoon, por ese león rastudo y por todo lo anterior que se relacione al alfajor Mufaso como un “alfajor cannábico”.

Pero no, son alfajores con cero dosis de marihuana.

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Lo que sí tiene: un baño de chocolate Águila, un relleno de 100% dulce de leche y unas tapas aireadas. Con todo eso, el Mufaso irrumpió en el mercado de los “alfajores bajoneros” en noviembre de 2024 y hoy convive con otros referentes del segmento como Rasta y Marley. De hecho, ninguno de ellos es estrictamente un “alfajor loco”, sino que son reglamentariamente para después.

Un rugido dulce

La historia de Mufaso, que también está relacionada con la de Roberto Castillo, su creador, anida en una fábula alfajorera. En el año 1993, y con apenas 9 años, Roberto trabajaba a la par de sus viejos en Castillo Dulce, la marca de alfajores que dio el puntapié inicial.

Recuerda: “Altos y bajos como en la vida, en 2005 me fui a trabajar en relación de dependencia. En 2012, mi mamá me pidió para que le de una mano y ahí fue que pegué la vuelta a la fábrica”.

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Por caso, Mufaso nació en el año 2019 en un juego de palabras que terminó con un registro en el Instituto Nacional de la Propiedad Industrial (IMPI). “Hoy por hoy manejo la fábrica yo solo, porque mi mamá se jubiló y mi padre la abandonó”, cuenta.

THC o Tengo Hambre Criminal

En los exhibidores de los kioscos, el fruto del esfuerzo y la creatividad materializado en el Mufaso en sus versiones blanco y negro. Además, hace poco lanzaron el brownie (también en blanco y negro) y, en breve, lanzarán otro “más escolar” (asumimos sin tanta parafernalia 420).

“El producto en sí está orientado a adolescentes que se sienten identificados con saciar lo que buscan en un producto bajonero”, refuerza Roberto. De hecho, en el juego de guiños, por ahí aparece la sigla THC que, a sentir de Mufaso, refiere a “Tengo Hambre Criminal”.

“Buscamos un público aguerrido y sin miedo. Nosotros tratamos de llegar a todos y que no sea algo al pasar, sino que sea un producto para recordar”, continúa su creador.

Mufaso: de lo prohibido a los kioscos

Por el momento, subidos al envión del boom bajonero e imantados por el juego de lo prohibido (al menos en Argentina, aún en 2025, la marihuana sigue siendo un tabú para algunas cuestiones específicas), la recepción del público viene siendo “muy buena”, ya que –según dice Roberto- “la estética es muy jugada”, pero “el producto juega en primera”.

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Asimismo, el emprendedor argentino advierte que “nunca hubo un buen momento para emprender” porque “siempre falta algo”. Sin embargo, se echó de cabeza a esta aventura golosinera. Dice: “Tuve buenas experiencias y, como le pasa a la mayoría durante las malas, me dieron lugares a aprendizajes”. En su piel, un tatuaje que reza “FORZADO A GOLPES”, así, en mayúsculas.

“Para mí, Mufaso es el esfuerzo de una vida de laburo y de apostar siempre a generar un alfajor que me de ese impulso que nos venía faltando. Es la representación de mi vida”, cuenta.

El mapa bajonero

Por estos días, después de iniciar su conquista por la zona norte del Gran Buenos Aires, ya se consigue en la zona sur. Y están incorporando puntos de venta en la zona oeste y en Capital Federal.

“Lo genial es abrir la cabeza”, tira Castillo, el creador de este alfajor sin marihuana pero con pretensiones inherentemente flasheras, golosamente deliciosas y marketineramente… indestructibles.

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