'No Podemos Tomar a los Pueblos Indígenas Solo por sus Plantas Sagradas': Osiris García Cerqueda
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El historiador y sociólogo mazateco, nacido en Huautla de Jiménez, pone el dedo en la llaga del boom psicodélico: sin memoria, contexto y reciprocidad, el discurso de la “sanación” repite extractivismos de siempre.
“No podemos únicamente tomar a los pueblos indígenas por sus plantas sagradas.” La frase es de Osiris García Cerqueda, investigador mazateco nacido en Huautla de Jiménez, y llegó sin rodeos en entrevista con El Planteo durante LaPsyConf, en Buenos Aires. A partir de ahí, el académico desplegó una idea simple y difícil a la vez: sin historia, ética y acuerdos reales con las comunidades, el relato de la sanación repite extractivismos conocidos.
García Cerqueda se formó en historia y sociología, coordina la Iniciativa de Reciprocidad Indígena del Instituto Chacruna y trae una mirada desde adentro. Creció en el barrio La Cruz, viendo llegar turistas, curiosos e investigadores, junto a economías locales que incluyeron hospedajes, comercio de hongos y ceremonias. Por eso pide bajar el volumen de la épica: “Parece que se romantiza lo espiritual, lo indígena y las plantas sagradas.” Y advierte sobre el atajo cómodo del spiritual bypassing, cuando alguien dice sanar lo propio “sin atender las realidades que ocurren a su alrededor”.
El eje para él es ético y concreto. “No podemos analizar únicamente o extraer cantos, sabiduría ancestral o plantas sagradas sin analizar el entorno social, histórico y cultural que han experimentado los pueblos indígenas.” Antes de cualquier colaboración, propone preguntar si una comunidad quiere participar y bajo qué condiciones, construir coautorías reales y evitar reproducir prácticas neocoloniales.
También pide frenar la inercia del mercado. “Debemos quitar tantito el pedal del acelerador para analizar dónde estamos posicionados.” Si ya existe un sistema clínico con psilocibina sintetizada, pregunta: “¿por qué volver a tomar elementos propios de la cultura mazateca para validar prácticas externas?” Y, ¿para qué? El punto de partida, dice, es la memoria: evocar la Sierra Mazateca, a María Sabina, los años de despojo y biopiratería que moldearon el presente.
Sobre el uso ceremonial, marca una diferencia clave con la lógica exprés. “La ceremonia es el último recurso.” No es entretenimiento ni moda, sino parte de un camino largo: “Este es un camino de toda la vida.”
En su territorio existen muchas técnicas de sanación previas, discretas y enraizadas en la relación con la tierra y las deidades locales. Por eso desconfía de la idea de que dos o tres ceremonias “arreglan” décadas.
Otro tema que puso sobre la mesa es la representación. En conferencias y políticas públicas suele pedirse “la” voz indígena. García Cerqueda señala que en los territorios hay diversidad, tensiones internas y prioridades urgentes como sobrevivir, trabajar, cuidar. Pregunta quién habla en nombre de quién, cómo se legitiman vocerías y qué efecto real tienen esas intervenciones en las comunidades.
Para quienes hoy impulsan terapias, startups y congresos, deja una hoja de ruta mínima: memoria, análisis crítico y reciprocidad. Evitar la romantización, preguntar antes de tomar, construir horizontalidad y entender que no hay recetas únicas. “No podemos comprender la realidad que estamos viviendo ahora sin evocar ese pasado.” Desde ahí, dice, se puede empezar a evitar nuevos extractivismos bajo el lenguaje de la salud mental.
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