Sobre Drogas: Evidencia Científica para Discutir 'El Problema de las Drogas'
“Una de las razones por las que hicimos este libro fue porque queríamos consumir algo así y no existía”, dice Facundo Álvarez Heduan, biólogo de la Universidad de Buenos Aires y uno de los fundadores de El Gato y la Caja, un grupo de divulgadores científicos que aporta abordajes prácticos a todo tipo de dilemas. Con ese envión, publicaron Sobre Drogas: un libro que recorre la historia de las sustancias psicoactivas, la conexión con la naturaleza, la política y los derechos humanos.
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A través de la opinión fundamentada de distintos especialistas, Sobre Drogas pretende llegarle tanto a los formadores de opinión, como a la dirigencia política y al público en general.
“La idea de las drogas tiene 100 años y la humanidad tiene decenas de miles. ¿Cómo llegamos a esta situación? ¿Cómo veníamos hasta este problema y cómo llegamos a este nivel de desconexión desde mil puntos de vista?”, dice Álvarez Heduan.
El libro revuelve ideas sobre la guerra contra las drogas (“Un problema súper complejo”) y también sobre las adicciones (“El único problema real de las drogas”). Amplía el biólogo: “Antes no había adicciones. Hace 10.000 años no había alcohol tan concentrado. Además de que no estamos en contacto con la naturaleza. La adicción tiene que ver con el contexto”.
Sustancias psicoactivas: una mirada científica
Sobre Drogas también pone el ojo en la ilegalidad de las sustancias, el tabú, lo clandestino y “lo que nos estamos perdiendo por no tener experiencias psicodélicas”.
Lejos de quedarse en la indignación, el biólogo avanza sobre algunas aproximaciones: “Tenés tres opciones. O te encontraste con las drogas y las agarraste para el peor lugar. O, al revés: tenés el mejor contexto y las disfrutás. O no tenés idea, guardás prejuicios y te perdés de la experiencia”.
En la investigación, se habla de sustancias psicoactivas en un amplio espectro en el que también entran el café, el alcohol, el azúcar, el cannabis y todas las que generan algún cambio en la percepción y la cognición.
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“Salvo las adicciones, el resto de los problemas de las drogas son por la prohibición. Es muy difícil investigar con drogas”, insiste. “Las cosas peligrosas tienen que estar reguladas. Y la pata económica siempre la tenés que tener en cuenta. Se puede ahorrar mucha guita en procesos judiciales que son pelotudeces. Ese dinero lo podés destinar a tratamiento y prevención. En un mundo capitalista, todo pasa los números: es lo único que les importa. A los políticos y a los conservadores no los vas a enganchar por el tema de las libertades”.
La evidencia como argumento
El equipo de investigadores de Sobre Drogas va desde médicos y biólogos que estudian la relación evolutiva de las sustancias hasta gente que trabaja en adicciones, pasando por psicólogos que se especializan en la naturaleza de la conciencia. También aparecen expertos en adolescencia y alcohol (“En este país se toma muchísimo, es terrible en los adolescentes”), docentes, investigadores del CONICET, físicos y neurocientíficos.
En lo formal, Sobre Drogas es una publicación que trata de abordar el mundo de las drogas desde una perspectiva humanista y basándose en evidencia. “Tratamos de sacar los prejuicios y desde ahí hacer una propuesta de políticas públicas”, continúa.
Entre sus capítulos destacados, uno que mide el daño de cada sustancia. “Es complejo de medir, porque puede ser un daño propio, a terceros, físico y material”, sostiene el biólogo. Y también define cómo están catalogadas las sustancias legales e ilegales. “El alcohol debería estar prohibido antes que la marihuana”.
—Existiendo tanta evidencia, ¿por qué cuesta tanto avanzar en una discusión seria sobre drogas?
La evidencia dice que la evidencia no sirve (risas). Lo que sí sabemos es que con la evidencia no alcanza ni en pedo. La comunicación está muy separada de la ciencia de la comunicación y de cómo funcionan las personas. Está más ligada por intuiciones que por efectividad. Es importante tener en cuenta cuánta información conviene dar para que esa comunicación sea efectiva.
—Entonces, ¿por dónde conviene encarar?
En términos generales, nunca hay que caer en los extremos. Hay que negociar sobre la realidad. No mueras con la tuya porque no vas a lograr nada. Hacé lo que la evidencia te diga que es mejor. Siempre y cuando nunca rompas ninguna barrera moral. Hay que mezclar estrategias que funcionan con la verdad. Tenés que ir al bolsillo y a la emoción. Amor y miedo. Acercar a la gente de algo y alejarlo de algo. En el caso de las drogas es complejo. Estás negociando con seres humanos.
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Por eso, El Gato y la Caja genera comportamientos desde la evidencia científica. “Creemos que es la mejor manera de construir pensamiento individual y colectivo, sin dejar de lado la subjetividad. ¿Cómo hacemos para comunicarnos en un mundo donde es imposible saber lo que el otro piensa y viceversa? Necesitamos un lenguaje común. Y el mejor es la evidencia”.
Como los problemas son infinitos, proponen abordajes y no soluciones. Y repiten como un mantra: “Hacer, medir, aprender y repetir”.
Farmacología positiva
A la sazón, el libro dedica su último capítulo a la mirada recreativa y formula una pregunta: “¿De qué nos estamos perdiendo?”
Tras un profundo ensayo sobre las drogas psicodélicas y el MDMA como herramienta de tratamiento para trastornos post-traumáticos, El Gato y la Caja sentencia: “Farmacología positiva”.
Lo explica Álvarez Heduan: “Las experiencias trascendentales no sólo te pueden curar, sino también sumar a tener una vida más plena. No te digo que es tan esencial, pero no es lo mismo tener contacto con la naturaleza que no tenerlo. No hace falta que pruebes ninguna sustancia, pero hay algunas sustancias que desafían la normalidad. Y eso es parte de la naturaleza”.
La prohibición
Entretanto, escenifican la exploración de la conciencia, los tintes religiosos y los modos de aggiornar ese relato. “La experiencia con las drogas era algo súper fundamental y culturalmente muy significativa”.
De hecho, todas las sociedades tuvieron algún tipo de relación con las drogas recreativas. Desde emborracharse y contarse historias hasta tomar mezcalina y conectar con los dioses. “No solo no era algo malo, sino que era una parte de la cultura, como el fútbol o ir a misa”.
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Lo dice el físico y matemático Enzo Tagliazucchi, que forma parte de la investigación: “La prohibición es como un mal viaje de la humanidad”.
¿Cómo algo pasó de ser tan fundamental en la vida de las comunidades a que metan preso a alguien por fumar un porro? “Es una de las peores ideas de la humanidad. También está la guerra contra las drogas, que lleva cientos de miles de muertos y destruyó países enteros. Eso es consecuencia de la prohibición”, concluye.
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