El Renacimiento de Stuart: Adicción al Debate, Amor por el Cannabis y el Sueño de Escribir un Libro
El regreso de Stuart a la FMS Argentina ha marcado un antes y un después en su carrera. Ya no es el mismo competidor de antes. Ahora, llega con una presencia renovada, una energía contagiosa y una reflexión que ha fortalecido cada una de sus palabras.
Frente a Teorema, su último rival, dejó en claro que su destreza, su rapidez mental y su profundidad están más afiladas que nunca. Stuart se presenta en esta nueva etapa como alguien distinto y evolucionado. Un competidor que ha pasado por un proceso de introspección y que ahora muestra sus fortalezas y, también, sus debilidades y demonios.
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Salir del ojo del tornado
“Tuve que salirme del ojo del tornado”, explica Stuart en una entrevista exclusiva con El Planteo, recordando su periodo de pausa y cómo terminó nfluyendo en su regreso.
“Sinceramente, el inicio de este año fue extremadamente complicado. Como que hicieron efecto muchas cosas que habían pasado en mi vida… En la cabeza, cuando uno está metido en presiones, aparece la ansiedad”, reflexiona sobre cómo ese retiro le permitió sanar y encontrar un nuevo equilibrio.
Al mismo tiempo, reconoce que los logros no son una cura para los problemas emocionales, aunque sí ofrecen “segmentos de alegría” que han sido un bálsamo en su vida. Esas victorias personales, confiesa, lo ayudan a recuperar el control y a recordar por qué elige seguir adelante.
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Además del freestyle, Stuart encontró en la música una herramienta de catarsis, donde explora su naturaleza reflexiva y su forma de procesar los aspectos más oscuros de la vida. “Para mí, la música siempre fue eso… Soy una persona que hace catarsis constante y la inspiración es una herramienta para que uno exprese lo que siente”.
En cada canción, Stuart comparte sus emociones más crudas, esas que quedan “a medio decir” en la rutina diaria. Con letras intensas, muestra su lado más introspectivo, ese que se atreve a salir sin adornos, de forma honesta y directa.
Él mismo reconoce que, aunque en su vida personal no siempre expone esa faceta, su música suele volcarse hacia un lado más triste y melancólico. “Si bien mis canciones siempre tuvieron un tinte triste porque soy una persona bastante reflexiva, uno se sienta mucho a pensar y desea aprender de las cosas malas”, dice.
‘Me gusta estar en los momentos tristes’
Este deseo de autenticidad también se refleja en su conexión con el público. Stuart prefiere que sus seguidores encuentren en él un espacio de reflexión más que de mero entretenimiento. Lo explica: “Ya existen muchas personas que musicalmente o a nivel freestyle les suplen ese lado alegre… A mí me gusta estar en el otro momento. Me gusta estar cuando les toca reflexionar. Siento que es donde más puedo ayudar”.
Pero este aspecto serio y reflexivo no es el único lado que Stuart muestra en el escenario. También es conocido por su humor sarcástico e irónico, una faceta que brilla en sus improvisaciones y batallas, y que maneja con habilidad para añadir un toque de picardía en sus enfrentamientos.
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“A mí me gusta mucho el sarcasmo, me gusta mucho la ironía. Es el tipo de humor que me gusta. He tenido muchas noches de jolgorio improvisado entre amigos donde todo se tornaba a eso, a exagerar una situación a nivel cómico y reírnos por horas”, comenta.
Esta predilección le permite hacer un contrapunto en sus batallas, donde utiliza la ironía para “humillar a alguien exponiendo la parte graciosa del rol que esa persona adoptó para batallar”.
Su humor, además, se nutre de influencias de la comedia y el stand-up. De hecho, Kevin Hart es uno de sus mayores referentes.
“Me pasa mucho con Nicolás de Tracy también, que es de acá, y hace como ese flash que, aparte de tener su show, también tiene ese ida y vuelta con la gente improvisado… Me parece un don de admirar, sinceramente”, agrega.
Esta faceta humorística añade profundidad a su estilo, destacándolo en un mundo donde la rivalidad suele enfocarse únicamente en el ingenio de las rimas. En Stuart, la rima es más que un golpe verbal: es un guiño, una broma, una invitación a mirar más allá del enfrentamiento.
El arte de debatir y el sueño literario
Más allá de la música y las batallas, Stuart es un apasionado de la discusión inteligente y la búsqueda de la verdad. “Soy muy adicto al debate. A mí me encanta debatir en base a buscar una verdad, no sólo a ganar una discusión”, comparte. Este amor por el diálogo profundo lo llevó a concebir un proyecto literario que anhela materializar en el futuro. “Tengo hasta el título: ‘¿De qué color es la pared blanca?'”.
El libro explorará las dinámicas de las discusiones y cómo la terquedad puede impedir que las personas lleguen a un entendimiento mutuo.
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Este proyecto literario es más que un simple deseo: es una extensión de su necesidad constante de reflexión y aprendizaje. “Tengo escrita una discusión que tuve con mi mamá y, en parte, la idea del libro es que sean tres o cuatro capítulos de discusiones reales que me pasaron a mí y que me dieron a entender patrones diferentes en la sociedad a la hora de discutir”.
Una catarsis en cada letra
Para Stuart, el freestyle y las batallas escritas representan mundos que se complementan y, a la vez, lo desafían de formas completamente distintas. El freestyle le exige rapidez mental y una capacidad de improvisación que raya en lo instintivo, mientras que las batallas escritas le ofrecen un terreno de control, donde cada palabra y cada gesto son pensados al detalle.
“Después de muchos años de freestyle, soy una persona extremadamente espontánea. En el freestyle tengo nervios, ansiedad de no saber qué va a pasar, la incertidumbre”, comenta. Pero en las batallas escritas, donde sabe exactamente lo que dirá, encuentra la libertad de desplegar su arte sin la presión de la improvisación.
Este control le brinda la oportunidad de dominar el escenario a su propio ritmo, casi como un director de orquesta que dirige cada nota, cada pausa. “Tengo una facilidad exuberante para aprenderme las cosas, en memorizarla por completo [dice en referencia a la batalla contra Blue One en Liga Bazooka] y para saberme los tres rounds tardé tres días. Te estoy hablando de 18 minutos de escritura”. Y es cierto: su reciente enfrentamiento contra Blue One fue una muestra de este dominio. Para él, el tiempo invertido en estas batallas va más allá del rendimiento profesional: se trata de tener el control absoluto de la narrativa que construye en el escenario.
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Este enfoque deliberado le permite explorar una faceta más artística y única de su personaje en escena. Stuart valora la puesta en escena, algo que le permite estructurar y controlar cada aspecto en las batallas escritas, mostrándose equilibrado en cada gesto, en cada pausa. Mientras en el freestyle el ritmo acelerado de sus pensamientos lo empuja a moverse constantemente, en las batallas escritas encuentra el espacio para frenar, observar al público y, en sus palabras, “hacer que el público esté en silencio”. No solo compite: crea una atmósfera de respeto y expectación, una experiencia que describe casi como mística.
Este impacto se siente especialmente en escenarios masivos, como en su reciente presentación en el Movistar Arena. Frente a una audiencia de 10.000 personas, relata la impresionante sensación de ver a miles de espectadores en completo silencio, esperando atentos cada palabra y cada movimiento.
Dice: “Todos atentos, esperando que seas vos quien los sorprenda… Las batallas escritas agarran a esa persona que fue adolescente, fanática del freestyle y le agregan ese tinte de adultez, ese tinte de seriedad”, comenta.
Parte de este estilo tan característico surge de sus influencias, que lo han llevado a un tono más teatral que el de la mayoría de los competidores del circuito. A diferencia de muchos MCs, Stuart evita adoptar las cadencias típicas de las batallas de Chile o Argentina.
Por caso, su estilo, en cambio, es heredero de una tradición de cancionero popular y de payadores, influencias que provienen de su hermano, una figura clave en su vida.
“Mi hermano era gaucho. Tuve muchos años de cancionero popular, de Horacio Guarany. Entonces, uso más el lado teatral a la hora de comunicarlo”. Con un estilo que mezcla lo teatral y lo rítmico, se posicionó como un referente en la escena, inspirando a otros competidores. Incluso en Liga Bazooka, algunos le han confesado que se animaron a batallar después de verlo.
‘El cannabis es lo único que no planeo dejar’
Stuart habla abiertamente sobre su relación con el cannabis, describiéndola como una conexión que va más allá de lo recreativo. “Es lo único que no planeo dejar. Dejé el cigarro hace nueve meses después de trece años fumando cigarro industrial. Dejé la cocaína después de estar tres años extremadamente adicto a esa mierda. Y con el cannabis encuentro esa pureza, esa conexión a la tierra, que la siento necesaria”. Para él, el cannabis es una parte integral de su vida, una herramienta para manejar la ansiedad y encontrar felicidad.
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Reconoce que el cannabis le ayuda en su proceso creativo, pero también enfatiza que su relación con la planta es más profunda. “Es más parte de mi felicidad que parte de una adicción o de un consumo estrictamente para sacar un beneficio de ella”. Stuart desmiente el mito de que el cannabis es una puerta de entrada a otras drogas, compartiendo su experiencia personal: “Yo ya era un señor para cuando empecé a consumir otras cosas… Son cosas extremadamente diferentes”.
‘Vuelve la autogestión’
Con flamantes proyectos en el horizonte, Stuart se muestra entusiasmado por lo que viene. Está trabajando en música nueva, regresando a la autogestión y planeando colaboraciones con leyendas del rap que han sido inspiración para él. “Vuelve mucho la autogestión para, más que todo, mantener la esencia de lo que hago. Vienen muchos feats que van a ser una gran sorpresa para la gente que me sigue”.
Además, su retorno a la FMS Argentina y su próxima presentación en Buenos Aires son oportunidades que espera con ansias. “Yo sé que la gente me va a recibir con cariño. Vamos a ir a romperla toda. Estoy esperando al 17 de noviembre para volver a Buenos Aires y tener ese contacto con la gente argentina, que es algo que extraño un montón”, concluye.
Foto: Irish Suárez, cortesía de Urban Roosters
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