Mascotas y Marihuana: Hablamos con Cannvet, Agrupación Veterinaria Orientada al Cannabis Medicinal

“En la OMS se habla de ‘una sola salud’ pero, en lo tangible, en lo que estamos viviendo hoy, no existe eso”, explica Santiago Gómez Ciavolella, médico veterinario clínico oriundo de Neuquén, Argentina, e integrante de Cannvet. “No se ve la salud animal y del entorno ambiental como parte de nuestra salud. Pensamos que nuestra salud la curamos nosotros solos como humanos y eso es un error. Nosotros estamos inmersos en un mundo de plantas, de animales y de microorganismos que no tenemos en cuenta, eso tenemos que cambiarlo”.

Quizás te hayas cruzado con el stand de Cannvet en la ExpoCannabis de 2019, dado que por allí pasaron más de 70 mil personas. La agrupación neuquina nació hace 4 años con la iniciativa de cannabicultores y veterinarixs que se preguntaban cómo brindar una solución a un montón de pacientes que, por cierto, ya parecían tener una respuesta: el cannabis.

“Nosotros empezamos a usar cannabis de acuerdo a las recomendaciones de no-médicos, o sea, de cannabicultores. Partimos de la base de un conocimiento que estaba en la calle. Después empezamos a investigar y a tener nuestra ida y vuelta empírica, de la propia práctica y que es tan importante hoy en día”, cuenta Santiago.

La provincia del sur de Argentina viene pujando, posicionándose a la vanguardia del mundo del cannabis y la veterinaria. Y, aunque atiende pacientes, Cannvet está menos en el camino de la medicina -como lo están algunas veterinarias cannábicas de la zona- y más en pos de la representación, la legislación y la desestigmatización.

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“La verdad que nuestra mayor lucha en todos los debates y todos los lugares en los cuales queremos imponer que se regule y que se reglamente son la despenalización -o sea, no ir presos- y la desestigmatización: ¡que no nos asuste una planta!”, naturaliza el doc, apelando al sentido común.

Estigma

Es irónicamente curioso que, siendo en botánica el “estigma” una parte integral de la planta (en el caso del cannabis serían los “pistilos”), socialmente el canto es otro. Otrísimo. De hecho, el estigma del cannabis es -salvando la ilegalidad- el obstáculo más grande con el que Santiago, según cuenta, se encuentra en la práctica.

“Lo que más nos cuesta es desestigmatizar. La gente por ahí más mayor tiene esa cuestión bastante sesgada del estigma porque, bueno, son hijos del prohibicionismo, nacieron y chuparon eso desde el principio. Entonces, cuesta. Pero cuesta hasta que sufren una patología y se dan cuenta de que el cannabis los ayuda. A ellos o a sus animales”.

Es un clásico: no es hasta que los métodos convencionales fallan (o traen efectos adversos profundamente indeseados) que la mayoría de la gente comienza a barajar al cannabis como medicina viable. Y nada ablanda el alma y lava los prejuicios como el dolor de una mascota. De hecho, el dolor es el motivo n.º 1 por el cual se realizan consultas de cannabis

Al componente emotivo se le suma, además, un factor 100% racional: la objetividad indiscutible del paciente.

“Lo que tiene de curioso la veterinaria es que no hay mentira, no hay efecto placebo. Es más fácil convencer a un humano estigmatizado de que algo funciona con su perro que con él, porque él tiene tan trabada la cabeza a veces que es difícil. Entonces yo le digo: ‘Pruebe’”.

El paciente objetivo

“El animal es cuerpo”, sigue Santiago. “El animal es sentir. Y ese sentir es tangible para la gente que convive con esos animales. Eso es lo que por ahí cuando hablamos con técnicos, con agrónomos, con médicos, con todos los que están inmersos en el mundo del cannabis, no lo entienden”.

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Por supuesto, el valor de los animales como paciente objetivo no es algo que haya pasado desapercibido por la ciencia y la farmacéutica tradicionales, visto que todos los fármacos se testean en ellos. Uno de los muchos motivos por lo cual esto es así es que, como explica el veterinario, los animales no sufren el efecto placebo, haciendo de sus números las estadísticas más fiables.

“Vamos a tener que empezar a escribir nuestra propia información, dejar de pedir de afuera. Porque la verdad es que esto es algo que viene desde la población, desde la gente que sufre que empezó a utilizarlo. Nosotros nos aggiornamos, no por la universidad ni por el sistema de educación actual, sino por ser profesionales y decir ‘che, pará, esto me llegó, tengo que abordarlo’”.

Y remata: “Cannabis es futuro”

Un Fármaco de Primera Elección

“Yo no soy partidario de hacer del cannabis una especialidad; el cannabis es una herramienta más, la tienen que usar todos los veterinarios”, se planta Santiago. Según él, la marihuana podría ser un fármaco de primera línea para muchas patologías y síntomas.

¿Qué quiere decir “fármaco de primera línea”? Santiago elabora: “Quiere decir que tiene tantas ventajas que puede llegar a ser la primera elección para el tratamiento de dolor oncológico, para tratamiento de dolores lumbares, presiones discales, neuritis, cefaleas, un montón de cosas”.

Asimismo, tiene el plus de no ser peligroso, lo cual ayuda al proceso de experimentación. En realidad, el cannabis es más seguro que muchísimos medicamentos de venta libre, de lo más cotidiano y doméstico.

“Hay un montón de cosas que naturalizamos, como el paracetamol o el ibuprofeno, que se venden en el kiosco. Y tomate 9 gramos de paracetamol por 5 días: al 6to día no estás más. Hay una cosa en medicina que se llama ‘Dosis letal 50’. El cannabis no la tiene, eso es algo que es muy raro en un fármaco y que cualquiera de los fármacos que se vende en un kiosco tiene”.

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La Dosis letal 50 (DL50), para más precisión, es la cantidad de la dosis de una sustancia necesaria para matar a la mitad de los individuos de un conjunto de prueba pasado un tiempo determinado.

Santiago dice que en sus cuatro años aplicando cannabis en veterinaria apenas ha visto algún efecto secundario. Solamente somnolencia y aumento del apetito. Incluso, esos dos efectos muchas veces son los beneficios buscados.

En cuanto a la posibilidad de prescribir cannabis a pacientes, se trata de un limbo:

“Podemos prescribir porque no dice que no podemos prescribir. Hay un vacío. Hay un gris, una cosa que es la misma hace un montón de tiempo que no nos frena. Nosotros lo tratamos como si fuera legal, menos en el momento en que la gente tiene que adquirir el aceite: ahí mucha precaución. Eso nomás es lo único turbio: que le tenemos que decir a la gente ‘che, tené cuidado’”.

‘La libertad es la vida’

“Yo creo que el primer paso que todo el colectivo debería priorizar es no ir presos. La libertad es la vida, es re corta”, dice Santiago, sin rodeos.

La bandera de Cannvet hoy flamea -además de por la salud animal y humana- por la integridad, seguridad y reconocimiento público de lxs cannabicultores, actores invaluables en esta cadena productiva.

“Los que fuimos alumnos universitarios con un título tenemos ese poder”, explica Santiago sin vanagloriarse, simplemente señalando su rol en la lucha. “Nos ponemos ahí, en el frente, porque la gente tiene miedo de ir presa. Y los cannabicultores son personas que, si las exponés, pueden sufrir algún riesgo desde esa exposición. Hay gente que está en graves problemas si entran a su casa”.

Son quienes le hacen llegar la medicina a Cannvet y proveen a lxs pacientes de cannabis medicinal. Son quienes conocen la planta y son capaces de llevarla a su súmmum y, sin planta, no hay tratamiento. 

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“Hay una relación de poder que se encubre”, sostiene Santiago, serio. “Yo voy a charlas del INTA, a charlas de un montón de lugares y nunca se habla de los cannabicultores y del papel que están teniendo hoy, aportando a la salud de toda la comunidad, tanto animal como humana”.

Es innegable: si bien quienes prescriben cannabis se encuentran en riesgo, de ninguna manera lo están tanto como lxs cannabicultores. Pero el advenimiento del cannabis es imparable, por lo que el esquema productivo deberá adaptarse a la realidad.

“Hay que buscar una función que esté blanqueada y que pueda ser un rubro (…) Que el tipo que sabe y conoce la planta, conoce las extracciones y dedica todo el tiempo de su vida a eso sea reconocido. Y que pueda brindar también a esa investigación y a la salud del paciente. Por lo general, la cosa se traba al buscar una forma en que ingrese el cannabicultor de una forma justa para él, para el paciente y para el médico”.

Hoy y mañana

“Creo que parte del cambio que quiere dar Cannvet es unir esos actores: pacientes, cannabicultores y médicos en el empirismo, en la práctica, en tomar datos y en utilizar el bienestar y el tratamiento de las enfermedades con cannabis como un medio para investigar y para seguir utilizándolo en diferentes y nuevas patologías de acá en adelante”.

En el caso del médico, que este pueda emplear un medicamento tabulado y seguro, lo cual es importante no solo para el paciente, sino para realizar el diagnóstico y prescribir un tratamiento.

“Tampoco vamos a decir que el cannabis te cura todo, no vamos a caer en eso porque no está bueno para la planta tampoco. Si vos le maldiagnosticás o le indicás un aceite a algún paciente, humano o animal, y no tiene beneficios, frustra a ese paciente y ahí ya no utiliza más [cannabis]”, explica Santiago

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Por eso, para poder recopilar información es indispensable que se pueda realizar un intercambio de ida y vuelta con los pacientes de forma regular para ver cuál es el alcance de dichos tratamientos, para qué funciona el cannabis y para qué no.

Pero esta mirada es a futuro. Hoy, y desde siempre, la prioridad es una: no ir en cana.

“Nosotros estamos jugados. Desde el principio, y la verdad que ya estamos en un nivel de cansancio… Hoy estamos igual que hace cuatro años: con un avance en la democracia en los cuerpos colegiados en diputados, el concejo deliberante en los cuales se está hablando, pero vamos atrás, muy atrás de la realidad”.

Fotos por Julieta Padellaro