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Cómo la Pandemia de Coronavirus Afectó a las Comunidades de Ayahuasca en Latinoamérica

Cómo la Pandemia de Coronavirus Afectó a las Comunidades de Ayahuasca en Latinoamérica

✍ 4 April, 2021 - 09:02

Por Magdalena Tanev.

Durante siglos, el uso del brebaje sagrado de la ayahuasca ha sido un mecanismo de sanación vital para las comunidades indígenas de la selva amazónica; y en los últimos años, un número creciente de personas extranjeras ha acudido a Centroamérica y Sudamérica para probar la medicina. Estas ceremonias, dirigidas por chamanes y facilitadores con mucha experiencia, se celebran tradicionalmente en grupos de hasta docenas de participantes. A menudo conllevan visiones intensas y fuertes purgas durante su duración.

Sin embargo, con la llegada del coronavirus y las consiguientes directrices de distanciamiento social, varios centros de retiro de ayahuasca se vieron obligados a interrumpir su actividad. Y al reabrir, hicieron cambios considerables para asegurarse de que tomaban las precauciones necesarias. Las comunidades indígenas de las que desciende la tradición de la ayahuasca se han visto muy afectadas por la pandemia de coronavirus. Esto se debe a que muchas de ellas viven en zonas remotas con poco acceso a las instalaciones médicas necesarias para combatir el virus de forma segura.

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A pesar de todo, estas comunidades ayahuasqueras y sus prácticas indígenas han seguido resistiendo. Las comunidades de Perú y Colombia han encontrado formas de preservar la salud de su gente. Asimismo, han adaptado las ceremonias tradicionales de ayahuasca para garantizar la seguridad del personal y lxs participantes contra el coronavirus. Al recurrir a las plantas medicinales tradicionales y a sus conocimientos ancestrales, estos grupos pudieron responder a la pandemia y unir a sus comunidades.

Adaptar las ceremonias de ayahuasca a la nueva norma

El golpe inicial de la pandemia de coronavirus, que llegó a Sudamérica a finales de febrero del 2020, obligó a muchos centros de retiro de ayahuasca a dejar de recibir invitadxs. Muchos centros de Colombia no volvieron a celebrar ceremonias hasta noviembre del año pasado, después de que el país sufriera un estricto cierre de seis meses. Las restricciones más relajadas en lugares como México hacen que los retiros puedan tener lugar, pero con algunas adaptaciones.

El Dr. Carlos Alvear López es el director médico y fundador de Inscape Recovery, un centro de retiro en México que ofrece ceremonias de ayahuasca como parte de su programa de tratamiento. El doctor explicó que, una vez reabierto el centro, limitaron el número de participantes en las ceremonias a la mitad, a diez personas. También aconsejaron el uso de mascarillas en las zonas comunes. Además, tomaron la temperatura y las mediciones del oxímetro de huéspedes y personal todos los días.

“Todas estas son sugerencias”, dijo la Dra. Alvear López. “No vigilamos a nuestrxs huéspedes. Aunque no hemos tenido ningún problema en los últimos cinco meses, reconozco que siempre hay un nivel de riesgo. Todo el mundo sabe que ese riesgo existe y es responsable de los riesgos que asume”.

Ponderando los riesgos

Gaurav Dubey, biólogo clínico, editor de contenidos en Microdose Psychedelic Insights e invitado a Inscape Recovery, se une a la opinión del doctor. “Todo se reduce a cuánto riesgo estás dispuestx a correr -y cuánto podrías necesitar el tratamiento en este momento de tu vida. Para muchas personas, el riesgo de viajar a una ceremonia sigue siendo menor que los peligros que puede entrañar el hecho de renunciar al uso de la ayahuasca“.

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La ayahuasca tiene el potencial de proporcionar una ayuda terapéutica crucial para las personas que luchan contra enfermedades como la depresión, la ansiedad y la adicción. Para algunas, dejar pasar la oportunidad de trabajar con esta medicina podría tener graves consecuencias.

Kat Courtney, ayahuasquera de formación y fundadora de AfterLife Coaching, explicó que no sólo se han producido cambios de procedimiento en las ceremonias. Ahora lxs participantes también son sometidos a un mayor control previo.

“El miedo a la medicina es normal, el miedo a los gérmenes no lo es”, dijo Courtney. “Así que a quienes les parecía demasiado arriesgado, les pedimos que se quedaran en casa hasta que la pandemia empezara a remitir”. Acudir a la ceremonia con una fuerte dosis de paranoia puede impedir que la medicina tenga sus beneficios más profundos, ya que lxs participantes pueden tener dificultades para abrirse completamente a la experiencia.

Las ceremonias de yagé en Colombia

En Colombia, el nombre yagé se utiliza para el brebaje de la ayahuasca, que se prepara con procesos y rezos propios. La pandemia interrumpió muchas ceremonias de yagé hasta finales del 2020, ya que el país sufrió uno de los cierres más largos del mundo.

Alex Mutumbajoy Rojas, un taita (curandero chamán) de la región del Putumayo que tiene su sede en las afueras de Medellín, vio los efectos de la pandemia en su práctica. Pasó de celebrar ceremonias cada uno o dos meses a lo largo del año a dejarlas en suspenso desde mediados de marzo hasta noviembre del 2020.

“Hubo muchas veces durante este periodo que supe que alguien necesitaba mucha ayuda, pero no pude hacer nada”, dijo Mutumbajoy Rojas. “Simplemente tenía que ayudarles a resolver sus problemas a través de las palabras, a la distancia”.

Mutumbajoy Rojas reanudó las ceremonias privadas en noviembre. Las primeras no incluían más de cinco participantes, en comparación con las cifras anteriores a la pandemia, que llegaban a ser de 100.

En La Ceiba, un centro de sanación de yagé situado a unos 45 minutos de Medellín, en Girardota, la historia fue similar. Lxs fundadores del centro, Daniela Villa y Keenan Lee, explicaron que  no pudieron celebrar sus habituales ceremonias públicas mensuales. Aún así, aprovecharon el tiempo para trabajar con otras plantas medicinales, como el mambe, que se elabora con hojas de coca, el ambil, y el rapé, derivado del tabaco.

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Tras su reapertura a finales de octubre, las ceremonias en La Ceiba han tenido un límite en el número de participantes. Lxs invitadxs deben rellenar un cuestionario digital antes de llegar, llevar sus propias colchonetas y mantas, y beber de sus propios vasos durante la ceremonia.

Pero la pandemia pintó un panorama mucho más crudo en el Amazonas.

Un golpe para las comunidades indígenas en la Amazonia colombiana

En toda la región amazónica, donde se originó la ayahuasca, las comunidades indígenas se vieron obligadas a lidiar con la llegada del coronavirus, para el que estaban muy poco preparadas. La infraestructura médica es escasa en ciudades amazónicas como Leticia (Colombia), Iquitos (Perú) y Manaos (Brasil). Además, gran parte de los equipos esenciales para luchar contra el coronavirus, como respiradores y equipos de protección personal, faltaban para quienes los necesitaban.

En la Amazonia colombiana, formada por las regiones de Amazonas, Putumayo, Guainía, Guaviare, Caquetá y Vaupés, las comunidades indígenas exigieron medidas más estrictas y un mayor apoyo y recursos por parte de los organismos públicos. Sin duda, la pandemia afectó más y más rápido a la región del Amazonas en sus inicios; un golpe devastador si se tiene en cuenta que más del 75% de la población vive por debajo del umbral de la pobreza, a excepción de Leticia. La población indígena del Amazonas registró una tasa de mortalidad del 4,93%, frente a la media nacional del 3,2%.

Jhon Moreno, abogado de derechos humanos de lxs indígenas kotirias y especialista en justicia ambiental e indígena, explicó que en la Amazonia colombiana falta personal médico calificado. Asimismo, las magras infraestructuras existentes simplemente no pueden soportar la presión de la pandemia.

“El sistema de salud es extremadamente precario en estos territorios rurales”, dijo Moreno. “Lo que ha hecho la pandemia es revelar esta realidad. Muchxs líderes y organizaciones indígenas han denunciado la actuación del Estado durante la pandemia, y han exigido un plan de acción inmediato que funcione para las comunidades indígenas”.

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Rosendo Ahué, que es indígena-tikuna y asesor de salud de la ONIC (Organización Nacional Indígena de Colombia), también se pronunció al respecto. “Al principio murió mucha gente“, dijo. “La gente no estaba preparada, así que tuvimos que reaccionar y unirnos para ayudar a nuestras comunidades”.

La crisis en la Amazonia peruana

En la Amazonia peruana, donde el turismo de la ayahuasca ha aumentado su popularidad en las dos últimas décadas, el coronavirus asestó un golpe devastador.

Las comunidades indígenas Shipibo-Conibo [de Perú] perdieron casi todo su apoyo económico de turistas y participantes“, explicó Kat Courtney. “La pobreza y el impacto devastador de la pandemia sólo ahora están empezando a documentarse realmente”.

Algunos informes indican que hasta el 93% de la población de Iquitos (Perú) podría haberse infectado con el virus. En otras zonas más rurales, como el pueblo shipibo de Caimito, las personas del lugar dicen que el 80% de la comunidad ha mostrado síntomas de coronavirus.

“Lxs shipibo-conibo de Iquitos se han visto muy afectadxs, sobre todo económicamente, ya que no están acostumbradxs a ahorrar dinero”, explicó Santiago Tapia, gerente y asesor espiritual del centro de ayahuasca Nihue Rao. “En Nihue Rao no pudimos pagar a lxs trabajadores que siguieron trabajando con nosotrxs. Sin embargo, algunxs se quedaron, por amor al retiro y porque teníamos participantes que se quedaban con nosotrxs”.

Olinda Silvano, líder y artista shipibo-conibo, explicó que al principio, muchos de los miembros de su comunidad estaban sumidos en el miedo: no sólo al virus, sino también al impacto económico de las medidas de cuarentena. “Nunca pensamos que esta tragedia llegaría a nuestra comunidad”, dijo. “Pensábamos que iba a durar uno o dos meses. Cuando quedó claro que no era así, muchas de las madres me dijeron: ‘Si el Covid no me mata, me matará el hambre’“.

“Les dije: ‘No vamos a morir. Nadie nos va a abandonar’. Un líder tiene que cuidar a sus abejas, no abandonarlas”.

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Aunque las comunidades amazónicas de Perú tenían sin duda miedo al virus, este sentimiento de negarse a dejarse vencer por el miedo era un tema común entre esos grupos. “Cuando llegó la pandemia, el miedo fue el peor enemigo”, señaló Miguel Flores, músico peruano y aliado de la Comunidad Shipibo-Conibo. “Una vez que tienes miedo, se te cae el primer escudo, y entonces te enfermas”.

“Pero lxs shipibo-conibo prevalecerán”, continuó. “Su comprensión de las plantas y su cultura ancestral seguirán vigentes, pero moldeadas de una manera diferente a partir de ahora”.

Medicinas sagradas para combatir el miedo y permitir la sanación

Ante un virus extraño que recuerda en muchos aspectos a las enfermedades traídas a la región amazónica durante la colonización europea, las comunidades indígenas de Colombia y Perú recurrieron a las plantas medicinales sagradas y a generaciones de conocimientos ancestrales.

La ayahuasca no es la única planta curativa sagrada en Perú. “Con las plantas siempre hemos podido curar. Utilizamos la ayahuasca, el ajo sacha, el piri piri, el eucalipto, el mático, el kion. Las plantas son nuestra farmacia oculta”, explica Olinda Silvano. Silvano atribuye a las plantas medicinales tradicionales su propia recuperación del Covid-19, junto con la fuerza de la comunidad, que según ella “se ha convertido en una familia”.

En Colombia, las comunidades también recurrieron a su “armadura espiritual” -las generaciones de conocimientos ancestrales y las tradiciones de medicina vegetal- para combatir los efectos físicos y psicológicos del Covid-19. Jhon Moreno señaló cómo la gente empezó a utilizar las plantas medicinales como medida preventiva en cuanto se enteró del Covid-19, junto con los cantos y rituales tradicionales.

“Muchas de las personas con las que hablo en los territorios me dicen que es gracias a las plantas medicinales y a las tradiciones ancestrales que el virus no tuvo peores efectos en la comunidad”, dijo.

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“Si no tuvieran este sistema de medicina alternativa, estas comunidades estarían en una situación mucho peor, no sólo con respecto al Covid-19 sino también con otras enfermedades”. En este sentido, Mutumbajoy Rojas afirmó que lxs ancianxs de su pueblo en el Putumayo han estado trabajando para encontrar vacunas naturales y otros remedios vegetales para combatir los síntomas del Covid-19 y mejorar la salud de lxs habitantes de la comunidad.

Las comunidades amazónicas colombianas también incorporaron el yagé a sus esfuerzos por fortalecer la salud de la comunidad, aunque con protocolos establecidos. Rosendo Ahué explicó cómo, mientras algunos grupos suspendieron las ceremonias grupales durante la pandemia, otros continuaron, pero con precauciones como distanciamiento social y desinfección. “La tarea es fortalecerse. Fortalecernos internamente, fortalecer nuestro trabajo espiritual y fortalecer nuestra capacidad colectiva para poder enfrentarnos a esta pandemia”, dijo.

Henrri Muchavisoy, un taita de la región del Putumayo que viaja para celebrar ceremonias por toda Colombia, señaló lo importante que ha sido el yagé para su pueblo a la hora de reforzar la fe de la gente y proporcionar alivio psicológico. “A la gente le asusta el tema de la muerte. La medicina ayuda con eso, y puede usarse para solidificar la fe de la gente en Dios, en las plantas medicinales y en la Madre Naturaleza”.

Muchavisoy también hizo hincapié en la importancia de proporcionar recursos a lxs sabedores de los grupos indígenas. Esto les permitiría descubrir y preparar plantas medicinales que contribuyan a la salud de la comunidad.

Conclusión

Las comunidades de ayahuasca de Colombia, Perú y México demostraron una asombrosa capacidad de adaptación y resistencia ante la crisis del coronavirus. Sólo recurriendo a sus conocimientos ancestrales sobre plantas medicinales y rituales tradicionales, las comunidades amazónicas podrán hacer frente a situaciones como ésta. Los organismos públicos deben adoptar un enfoque que respete e incorpore estos conocimientos; y trabajar con los miembros y organizaciones de las comunidades locales para desarrollar conjuntamente una respuesta adecuada a crisis como la pandemia del Covid-19.

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En lugar de ceder ante la presión de la pandemia, estos grupos se unieron para aprovechar el poder de las plantas medicinales y reforzar la salud y el bienestar de sus comunidades. “La ayahuasca ha desempeñado un papel crucial a la hora de ver lo positivo de la pandemia”, dijo Tapia, de Nihue Rao. “A menudo nos encontramos con lo negativo. Pero ahora podemos verlo como una oportunidad única para sanar y aprender de la medicina”.

Vía Microdose, traducido por El Planteo.

Foto: Sydtomcat, CC BY-SA 4.0, vía Wikimedia Commons // Modificaciones por El Planteo

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