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Cultura

Conocé a Wala, El Peluquero del Trap y el Más Pegado del País

Por Hernán Panessi

Conocé a Wala, El Peluquero del Trap y el Más Pegado del País

✍ 7 March, 2024 - 13:12


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Este artículo se publicó por primera vez en El Planteo el 15 de octubre de 2020.

Marco Leonardo Acosta nació en Villa Jardín, Victoria. “Under, under”, dice. Desde pibito que comenzó a trabajar en lo que pintaba: laburaba en un lavadero de autos, le cortaba el pelo a sus amigos. Y, a los 15 años, un rayo le partió la cabeza: quería dejar todo –hasta el colegio- y ser el mejor peluquero de argentina. “Después de tanto meterle, todo se me fue de las manos”, reconoce Marco a.k.a. Wala, el peluquero más pegado del país.

“Ni en pedo me imaginaba todo lo que está pasando ahora”, sigue.

A los 15 años –y tal como le había propuesto a su madre- dejó el colegio y se puso a trabajar como peluquero. Consiguió laburo en Prana, un salón que siempre se caracterizó por dar vueltas estéticas singulares. “Encontré un mundo que nada que ver”, cuenta.

wala peluquero Seven Kanye
Con Seven Kanye

Petiso, morocho y un pelo zarpado

Sin embargo, Wala –que recibe su apodo de un viejo Fotolog- no tenía idea sobre técnicas, ni tinturas, ni nada. “Tenía corte pelela, imaginate”, reconoce. De su boca: “Mi veta es tener el pelo piola. Soy morocho y petiso. Si no tengo el pelo re zarpado, no la pongo. Ahora me siento más yo que nunca”.

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Fue “che, pibe” de todos los peluqueros del lugar y, enseguida, a los 16 años, ya le estaba cortando el pelo a todo el mundo.

“Llega alguien y veo lo bueno y malo que le pasó en el pelo. Cuando le toco la cabeza, quiero que sea un antes y después”, sostiene.

Y empezó a flashearla en colores. Literal. Muchos colores. Muchos.

wala peliquero Dani Riva
Con Dani

La influencia de Prana Pelu

En sus 10 años en Prana, jugó a hacer todos los cortes habidos y por haber. Aunque hacían looks locos, todavía no era habitual ver tantos colores fantasía. “Los primeros en probar fuimos nosotros, con nuestras cabezas. Se nos caía el pelo, era parte de la práctica. De tanto hacerlo, le encontramos la onda”, desliza.

Los vecinos pudientes de Belgrano los veían fumando porro y no entendían qué era lo que estaba pasando ahí. Música fuerte, olor a churro y… pelos de colores. “Demostramos que éramos profesionales y unos pibes piolas”, apura Wala sacando pecho.

“Fumábamos faso para alimentar lo creativo, ese era nuestro flash”, cuenta.

Así las cosas, los jóvenes peluqueros de Prana fueron perfeccionando su estilo. “No sabíamos si eso la iba a pegar”.  Pero pegó.

wala peluquero papo
Con Papo

Su propia peli

Entretanto, tras un desgaste natural de casi una década, Wala dejó Prana Pelu en 2017 y siguió su propio camino. Lo explica: “Prana tuvo su auge y después pincho.  Me aburguesé y sentí que había pasado mi mejor momento. Quedé muy tranca, ni usaba redes sociales”.

Y, en un momento, empezó a escuchar trap. “Esto es lo nuevo”, se dijo a sí mismo. Llegó a Duki, se cebó con “Rockstar”, uno de sus primeros hitazos. “Me tengo que subir a este tren como sea”, pensó.

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En 2018 estaba por comprarse una moto para ir a trabajar. Quería llegar más rápido a su nueva peluquería, que aún no tenía nombre. Mientras, subía fotos a sus redes sociales con un viejo Samsung. Y se propuso dar un volantazo: si quería ser el mejor, tenía que verse como el mejor. Puso la plata que iba destinada para la moto en un iPhone último modelo.

Empezó a sacar fotos copadas, a mostrar su laburo en HD, a contar qué era lo que estaba haciendo. Pelos de colores, tintes de fantasía, vectores nunca antes vistos. “Todavía estoy para lo que sea”, se hinchó de orgullo.

pelo trap
Con Frijo

Pegadísimo: Wala, peluquero de las estrellas

Llegaron las primeras oleadas de seguidores y los influencers lo empezaron a contactar. Empezó a mostrar su peluquería desde adentro. “Todo el mundo quería venir”. Así, el experto en pelo cachó que el underismo ahora se llamaba trap y que eso imantaba a la gente desde un lugar único, indómito e interesante.

De pronto, la cosa se empezó a mover y recibió el llamado del director Facu Ballve, responsable de la mayoría de los clips de los traperos domésticos.  Él lo convocó para hacerle el look a Duki en el videoclip de “Sin Culpa”. Lo cuenta en sus palabras: “Le hice el pelo y me estalló el celular. Me empezaron a escribir todos los traperos”.

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¿Por qué pegaste onda al toque con los traperos?

—Ellos querían verse caros, tenían altos videos y tremendas joyas. Pero tenían el pelo para atrás. Cuando vieron que les subí el nivel, empezaron a confiar en mí. Y la peluquería se fue a otro nivel. Empezamos a laburar desde las 12 del mediodía hasta las 5 de la mañana. Durante el día venía la familia, después caía la gente que salía del laburo y a la noche caía el Duki a fumarse uno. Pegamos onda y los pibes han estrenado temas dentro del local. Llegamos a tener unas 300 personas haciendo fila en la puerta.

Y vino el cambio: afinó el mejor costado del under, dejó el espíritu do it yourself y se enfocó en ofrecer una experiencia distinta, canchera: futurista. “Igual, nunca perdemos las raíces”.

El trampolín impensado

El trap consolidó el envión artístico que traía Wala desde siempre y los traperos se convirtieron en sus mejores embajadores. “Quería que el trap tenga una identidad diferente. Nunca quise hacer clones”.

Pibes de todos lados querían teñirse como Duki. Cientos de jóvenes caían a su nueva peluquería en la búsqueda de ese toque. “Fue una explosión”.

Y entre sus clientes habituales, C.R.O., otro de los emblemas del trap local. “Yo no sabía bien quiénes eran pero tenían una onda muy particular. Estábamos fumando un churrito y les dije: ‘¿Alguno se quiere cortar el pelo?’ Al toque pegué onda con él. Fumamos unos porros y le dimos al arte”.

¿El porro tuvo que ver en esa unión?

—Sí, es como un momento de comunión. Con Duki fumamos unos churritos y nos cagamos de risa. Una vuelta, terminé cortándole el pelo al Duki en la casa de la abuela porque había pasado por la pelu y él se quería bañar. Terminamos comiendo milanesas. Los pibes siempre tienen alto porro.

Con C.R.O.

Wala, oficialmente, el peluquero de los traperos

Wala nunca en su vida pensó que iba a convertirse en el peluquero de los traperos. Ahora, a diario, por sus dedos y tinturas pasan pesos pesados como Dani, Frijo o Seven Kayne. ¿Y Duki? “Ahora se corta el pelo solo”.

Por estos días, Wala está trabajando en su línea de productos (biodegradables y 100% argentinos) y dictando workshops (en línea y presenciales). Asimismo, se relame por tunear a Trueno y a Nicki Nicole. “Son mis pendientes”.

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En tanto, su popularidad siguió aumentando gracias a los clips con beats traperos que fue subiendo a Instagram. Ahí, muestra los cambios de looks y devela cómo hace su magia. “Transmuto a la gente, la llevo al futuro”, revuelve.

¿Cuáles son tus hits?

—Siempre pensé: “Si ves a alguien que está dando todo, apostale”. Ponele, le cortaba el pelo a Omar Varela cuando tenía 13 años. Le hice el look a la mitad de los pibes que salen en “Tumbando el Club”. Algo increíble fue el look de C.R.O., que hablamos con Ballve y lo hicimos como un Justin Bieber, pero bien rockero: pelo gris, medio sucio. Y él, con ese pelo blanco, con la cara tatuada y los tiradores, parecía un mafioso del futuro. Me gusta eso de reciclar cosas del pasado, pero que tengan un power nuevo.

¿Por qué pensás que tu laburo gustó tanto?

—Porque no hago clones. La idea es que entres en un viaje y descubras tu look, tu propia esencia. Si tenés calle y sos piola, no mueras en esa. No es lo mismo tener calle que ser de barrio. Yo sigo con el espíritu de barrio, pero hoy vivo en Palermo y quiero tener una marca mundial. Vamos a hacer crecer ese flash. Todos estos pibes están haciendo lo mismo: “Trap N’ Export”. Me encontré con un montón de gente que piensa igual que yo.

¿Y cómo incorporás al porro en tu trabajo?

—El porro me deja flashear colores, formas diferentes y conectar con la gente, que es lo más importante. Con los traperos siempre hay un porrito de por medio. Uno, con su propia imagen, siempre está medio defensivo. Cuando te relajás, entrás en una comunión piola. Ahí apunto. El porro me prende la cabeza para un lado súper artístico, me acompaña en esa. Te quita los escudos, estás más relax y no hay tira y afloje.

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En su peluquería, La Nave (que ahora sí tiene nombre propio), Wala propone un viaje. Música, pelos de colores y gente que cambia radicalmente de look. “En un mundo en el que pasan cosas feas, quiero llenarle la cabeza de colores a las personas. Con eso, podés darle una visión diferente a una vida que, por ahí, estaba gris”, concluye.

Conocé La Nave en Amenábar 2237, en el barrio de Belgrano, Capital Federal.

Fotos: cortesía. Portada: con Frijo.

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ACERCA DEL AUTOR

Hernán Panessi, editor periodístico en El Planteo, es un periodista especializado en cultura joven. Escribe en las revistas InfoTechnology, Rolling Stone, THC y Lento. Además, en Página/12, El Planeta Urbano, El Cronista y en el periódico uruguayo La Diaria. Colaboró para Revista Ñ, Clarín, La Nación, La Cosa, Playboy, Haciendo Cine, Billboard, Los Inrockuptibles, Forbes, VICEBenzinga, High Times y Yahoo, entre otros.

Hernán escribió los libros Porno Argento! Historia del cine nacional Triple X, Periodismo pop, Una puerta que se abre y Rock en Español. Fue docente en el Centro Cultural Rojas (UBA) donde dictó talleres de periodismo. Además, es programador de la sección VHS del Festival Internacional de Cine de Valdivia, en Chile.

Conduce FAN, programa periodístico sobre cultura, sociedad y vida moderna. Por su parte, también condujo en las FM Delta 90.3 y Nacional Rock 93.7. Asimismo, fue columnista en La Once Diez y Metro 95.1.

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