En la intersección entre el arte digital y el arte plástico, la exposición Plástica Digital del artista venezolano Rafael Parratoro logra embriagar visualmente a puro cinetismo y pop art. Y durante todos los fines de semana de agosto (viernes y sábados, bah) engalanará las entrañas de la siempre vanguardista Artlab Galería y se yergue, a la sazón, como el objeto de curiosidad al que el Peak of the Week, la agenda semanal de El Planteo, le pone el ojo.
Lo que van a leer a continuación -y toooda la exhibición en sí- va a contrapelo de cualquier recomendación normie. No es una advertencia, es una descripción incontaminada.
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El menú de Plástica Digital comprenderá cuatro obras de arte digital (una proyectada, dos de realidad aumentada, una etérea hecha con lásers y pantallas LED) y una performance músico-visual AV/RA. ¿Una qué? Un show audiovisual con realidad aumentada, digamos, en criollo.
“Esta intersección que estoy proponiendo va directamente con un nuevo lenguaje”, se agranda Parratoro, artista cinético especializado en la técnica del efecto moiré (o patrón de muaré), una interferencia visual, un efecto geométrico de distorsión ocasionado por la interacción de dos patrones de trama, situados uno encima del otro.
Y sigue: “Es una nueva experiencia cognitiva en la que se desafía, una vez más, la creencia en lo que ves. Hay elementos que no controlás y elementos que sí controlás. Y ambos conviven en una misma obra. Esa dualidad es la que, entonces, genera una nueva experiencia”.
Se trata estrictamente de obras abstractas, geométricas y tridimensionales que, también, invitan a la participación del observador. Y que, en parte, “corren los horizontes de las artes visuales en movimiento” (este último “sic” más o menos fiel le corresponde a la gacetilla de prensa; gracias, Leandro Frías). Qué flashero. Qué misterio. Qué –perdonen el cliché- psicodélico.
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Todo esto podría ser un diorama (de otra época, de otro lugar) del libro Plasti-Cité de Víctor Vasarely. O un lost media de India, el film de Isabel Sarli en el que la Coca se da un “baño purificador” con las tetas disimuladas a puro efecto óptico y con música sinfónica sonando en reversa. Ahí, Humphry Osmond haría una mueca de química conformidad y, de toparse con este mejunje alcaloide, los teóricos de la Gestalt afirmarían que sí, que hay algo psicodélico en el engaño de los ojos y las abstracciones geométricas.
De paso, Parratoro dice que no, que no tiene idea, que no sigue a nadie, que hace la suya cuando hablamos de cinetismo y de op art contemporáneo. “No estoy mirando qué sucede y qué no sucede. Ni en pedo. Es algo que no me interesa, la verdad”, asegura.
La cita para descubrir qué corno está pasando acá y develar este misterio de formas abstractas en movimiento y de cambios evolutivos será en Artlab Galería (Roseti 93, Ciudad Autónoma de Buenos Aires), durante los viernes y sábados de 14:00 a 20:00 hs.
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