Inmigrantes, la Banda de los Hermanos Silberberg, Prepara Nuevo Material

Inmigrantes es un dúo rockero conformado por los hermanos gemelos Pablo y Carlos Silberberg. La banda como tal existe hace 13 años pero, al igual que sus integrantes -cada quien por su lado- ha recorrido un camino atípico.

Hoy, están terminando su segundo álbum larga duración, América, del cual ya se pueden escuchar tres adelantos: Ceu de Luisa, Propaganda y Cénit.

Su primer álbum, titulado Turistas en el Paraíso, salió a la luz en 2007 y los llevó a darse a conocer y cosechar seguidores no solamente en el país sino en toda Latinoamérica. Luego grabaron en su home studio y editaron de manera independiente dos EPs: Surplus y Máquina de Amor.

“Siempre estamos viajando en las aguas de la música”, cuenta Carlos, apelando a una metáfora que se relaciona con el nombre de la banda. Entre el sonido rockero pero más radial de su primer álbum y la experimentación sónica de sus EPs, hoy se encuentran navegando aguas nuevas. Se reconocen en una nueva etapa, y aunque muchas cosas cambiaron, lo importante sigue igual.

“Fuimos de un gran sello a lo independiente, pero nunca la música se vio comprometida ni manipulada por eso. Estamos pasando musicalmente por un momento de mucha seguridad, y hoy estamos en una situación ideal” dice Pablo, sobre el sello independiente al que pertenecen, One Little Blue, que fundaron en conjunto con su amigo productor Ettore Grenci, y que tiene base en Los Ángeles.

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Los temas que ya pueden escucharse oscilan entre el viejo rock valvular, la psicodelia, el pop, y también los pasajes ensoñados casi progresivos. Sofisticados pero directos, son la frescura y la espontaneidad lo que quieren capturar.

“No siempre sabemos lo que vamos a hacer adentro del estudio. No todo está pensado, ni estudiado ni delineado de antemano. Nosotros le damos mucha bola a la parte inconsciente, la cosa que fluye sola. Somos de los que creen que la espontaneidad es lo que le termina dando el peso y el carácter”, describen.

¿Para cuándo se espera el lanzamiento de América? Iba a ser en abril, pero la pandemia entorpeció todos los planes, así que el próximo paso es un nuevo single. “La fecha del lanzamiento la vamos flexibilizando, como la cuarentena”, cuentan entre risas.

Grabar en L.A.

Hacía 10 años que no trabajaban con Ettore Grenci, quien produjo su primer álbum. Así y todo, Inmigrantes viajó a Los Ángeles y grabaron las canciones en 15 días.

Luego de haber tenido la experiencia de producir sus propios EPs, para este disco querían centrarse en la composición. Los temas ya estaban muy trabajados a la hora de llegar al estudio, y lo que buscaron fue este toque mágico y ese oficio que sabían que Ettore podía aportar. “Él sabe capturar esa espontaneidad que buscamos. En nuestro estudio suburbano las cosas se dan con otra minuciosidad, con mucho tiempo, una dinámica parecida a la del laboratorio. Y si nosotros teníamos un pequeño laboratorio, el tiene Rohemmers o Bayer”, se ríen, “Él tiene la capacidad de capturar el momento” .

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Ir a grabar a Los Ángeles fue una experiencia transformadora, como músicos y como melómanos también, les pegó por sumergirse en música de la legendaria ciudad californiana. Desde los Beach Boys, The Birds y Tom Petty, hasta Beck. “Fue muy fuerte, ya llegamos y estábamos como dos púberes superexcitados por cualquier cosa, como ver el edificio de Capitol, que es un edificio de mierda, pero por lo que representa. Imposible no volverse supersticioso; caminar por donde sabemos que caminaron todas esas personas… ¡Estuvimos en estudio en donde grabó Tom Waits!” cuentan.

Conocer la industria desde todos los ángulos

A sus 35 años de edad, los gemelos Silberberg ya son veteranos del mundo de la música. Pasaron por todas, por el mainstream, por los grandes sellos, por la autogestión e incluso por el estrellato adolescente: muchxs los conocerán, individualmente, por haber sido ganadores de Popstars (con Mambrú) y Escalera a la Fama (con Gamberro).

Eso fue más de 15 años atrás, cuando aun eran menores de edad, recién salidos del colegio.

“No es un tema tabú para nada, agradecemos todo lo que aprendimos. Éramos muy chicos, yo estaba más para ir a comprar el pan que para tocar para toda esa gente. Fue hace muchísmo tiempo además, ni siquiera necesitamos terapia, quedamos bastante bien” se ríe Pablo. Ya tocaban juntos desde antes incluso de hacerse famosos a través de los realities: si algo atravesó la vida de los hermanos Silberberg fue siempre rebuscárselas para poder hacer música y llegar a la gente.

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En aquel entonces, reflexionan, las opciones para darse a conocer, y poder trabajar en la música eran muy limitadas. No existía tener un home studio, grabar su propio disco y subirlo a internet, autopromocionarse y que poder ser escuchado desde todo el mundo. Hoy, los jóvenes que quieren dedicarse a la música pueden partir de muchísimos lugares. Todo se volvió más democrático y auténtico.

“Somos dos chabones de Avellaneda. Nos criamos en un barrio donde las posibilidades son las que tenés a mano. Nosotros año a año construimos nuestra carrera de la mejor manera que podemos. Aprendimos de todo: desde cantar hasta hablar en público, encontrar la veta de vivir en la carrera de la música que no es fácil. Nos damos el lujo de hacer lo que queremos, hacer los discos que tenemos ganas de hacer, con nuestras canciones”, cuenta Carlos. “Sabemos que no se puede gustarle a todo el mundo, pero si de algo no nos pueden acusar es de no ser auténticos: tenemos la credibilidad de ser honestos con lo que hacemos”.

Fumar o no Fumar

“En nuestra música quizás no hablemos explícitamente, o no salimos en los videos fumando porque no es nuestra visión estética, pero tampoco es que nuestras canciones están hechas a base a hamburguesas y tardes de té”, bromea Pablo. “No hacemos abuso de la psicodelia pero siempre está. Es muy importante para nosotros y siempre fue un motor, lo que más nos influyó. Si hablamos de los Beatles, hablamos a partir de Rubber Soul y Revolver… Cuando las sustancias ya estaban en la propuesta artística y cultural” elabora Pablo. Otros artistas que admiran y que siempre están presentes en su música también acusan esa dualidad entre convencional y trippy: el britpop de Blur e Ian Brown, el trip-hop de Massive Attack y UNKLE, y Morphine, que consideran un comodín. “Siempre que pongas Morphine está bien”, comentan.

Pero una cosa es la inspiración y otra la transpiración. Ambos fuman y lo disfrutan pero en general prefieren dejarlo afuera del proceso de trabajo: en general sólo lo usan recreativamente, para el relajo y el placer.

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Pablo recuerda una anécdota grabando en Los Ángeles. Al llegar, lo primero que quiso hacer fue probar el famoso porro legal californiano. Lo consiguió y la pasaron súper bien, pero al momento de entrar al estudio no podía hacer nada, la empezó a pasar mal y quería que se le pase.

“Ni fumamos tanto, y para tocar y para laburar nos desconcentra demasiado”, cuenta Carlos, “pero obvio que nos gusta, tenemos la mejor relación con el cannabis, y pensamos que nada debería estar prohibido”.

Fotos de cortesía.