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De Malvinas a la Paz Interior: Cómo el Cannabis Terapéutico Transforma la Vida de Excombatientes

De Malvinas a la Paz Interior: Cómo el Cannabis Terapéutico Transforma la Vida de Excombatientes

✍ 2 April, 2024 - 10:33

En 1982, la Guerra de Malvinas marcó a fuego la vida de miles de jóvenes argentinos, sumergiéndolos en una batalla que dejó heridas profundas en su psique y en su cuerpo. Lejos de la narrativa refrita de Malvinas, Carlos y José, dos excombatientes de esta guerra, comparten una historia de dolor, supervivencia y renacimiento, unida por un elemento común: el cannabis terapéutico.

Sobrevivientes de Malvinas

Carlos relata su inesperada participación en la Guerra de Malvinas con una notable resignación, marcada por el rápido giro de eventos que transformaron su vida: “Apenas ingresé al servicio militar en febrero, para abril ya me encontraba en camino a la guerra.”

Al reflexionar sobre su rol durante el conflicto, Carlos rechaza la etiqueta de “héroe de guerra” y adopta una postura crítica hacia su experiencia en Malvinas. “Nos asignaron como ingenieros de combate, cuando éramos diez egresados del servicio, encargados de colocar minas en el campo“, explica, detallando una de las tareas más traumáticas del frente.

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“Me duele un poco que se hable de ‘los héroes’. Los hay, en situaciones extremas, hay actos de heroísmo”. Sin embargo, Carlos pide distinguir entre actuar de forma heroica y ser llevado a la guerra de los pelos.

“Fuimos valientes… pero ¿por qué? Porque la guerra fue un manotazo de ahogado en la dictadura que no tuvo empacho en convencer a la sociedad del sacrificio necesario”.

José, originario de Corrientes, se trasladó a Buenos Aires en busca de mejores oportunidades laborales, dejando atrás la vida en el campo donde la situación se había tornado insostenible.

Tras cambiar su domicilio, José tuvo que hacer el servicio militar y se enteró por televisión de la guerra. Ese mismo día subió a un avión militar sin saber a dónde. Al llegar a la Patagonia descubrió que iba para Malvinas.

Post-Malvinas

El regreso a la vida civil de Carlos y de José no fue fácil. Marcada por prejuicios y una profunda ignorancia sobre el estrés postraumático, la sociedad argentina los relegó a un segundo plano.

En cada puerta donde golpeaban buscando trabajo, la respuesta se parecía bastante: entre la desconfianza y el miedo, les decían que “no necesitaban más gente”, que “el aviso era viejo” o “que se habían equivocado”.

El prejuicio y el miedo de trabajar con un excombatiente era a menudo más fuerte que la convicción patriótica que un año antes les hacía alentar a la dictadura militar y pedir batalla desde Capital Federal.

Carlos y José enfrentaron el desempleo, la incomprensión y el aislamiento. La guerra había terminado, pero su lucha personal apenas comenzaba. Fue en este contexto de búsqueda de alivio y sanación que ambos encontraron en el cannabis terapéutico un aliado inesperado.

El descubrimiento del cannabis terapéutico

Carlos, introducido a la planta por amigos y luego al autocultivo de la planta por la organización Mamá Cultiva Argentina, encontró en su cultivo y uso un método terapéutico que lo ayudó a encontrar la paz que tanto anhelaba.

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De la mano de la Revista THC, Carlos dio sus primeros pasos como cannabicultor. “Me acuerdo que se la compré al kiosquero del barrio y el tipo la puso en una bolsita negra, como si fuera un menor comprando porno. Un prejuicio delirante”, recuerda. Y agrega: “Hoy en día tengo un jardincito de plantas regulares”.

Por su parte, José conoció el cannabis terapéutico cuando estaba internado por una afección crónica. La medicación tradicional, específicamente el Clonazepam, le causaba efectos adversos severos, incluyendo vómitos constantes.

En busca de alternativas, el Dr. Marcelo Morante, experto en cannabis para la salud, le sugirió probar el aceite de la planta como complemento a su tratamiento.

Tras incorporar el aceite de cannabis en su tratamiento, José experimentó mejoras significativas en su calidad de vida, convirtiéndose en un defensor de sus beneficios terapéuticos de la planta, a pesar de las críticas y el escepticismo, incluso de su psiquiatra, quien la calificaba como “veneno”.

José decidió continuar su uso, lo cual le permitió abandonar gradualmente la medicación convencional. Esta decisión le brindó alivio no sólo físico sino también emocional, reduciendo su dependencia del alcohol para dormir y mejorando sustancialmente su bienestar general.

Renacimiento y aceptación

El camino hacia la aceptación del cannabis como tratamiento efectivo para las secuelas de Malvinas no fue fácil. En una sociedad conservadora y plagada de mitos, Carlos y José enfrentaron una doble estigmatización: la de ser veteranos de guerra y la de ser usuarios de cannabis.

No obstante, su perseverancia y los resultados positivos en su salud mental y física les permitieron avanzar.

“Me fumo un canuto de noche, después de cenar. Me lo voy fumando hasta que estoy en la cama, que uno mira un poco de televisión. Volví a dormir de corrido, no tengo pesadillas y la calidad de vida en casa es otra. Mejoró la calidad de vida de toda la familia”, cuenta Carlos.

Hoy, José sigue utilizando el aceite de cannabis, manteniendo un frasco a su lado como testimonio de su viaje hacia la recuperación: “Hasta el día de hoy tengo mi frasquito acá. Al lado mío en la mesa de luz. En este momento, en mi pieza.”

Hoy, los excombatientes de Malvinas Carlos y José no solo han encontrado en el cannabis una herramienta para su sanación personal, sino también una causa por la que luchar: la legalización del cannabis terapéutico en Argentina.

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“Me involucré con Mamá Cultiva. Asistí a algunas reuniones con la intención de colaborar. Me sumé entusiasmado al grupo, formé parte de un equipo de colaboradores, en un ambiente cálido y especializado en temas que, si bien, no terminaba de comprender del todo, me motivaban profundamente”, sumó Carlos.

A través de charlas, entrevistas y la participación en organizaciones, tanto Carlos como Jose buscan derribar los prejuicios y abrir camino para que otros puedan beneficiarse de esta planta medicinal sin temor al juicio social.

“Le sigo pidiendo a los políticos que aprueben definitivamente el uso del aceite de cannabis, no solo por mí, como veterano, sino por todos aquellos que lo consumimos bajo prescripción médica”, cerró Jose.

“En muchos casos, como el mío, el cannabis ha reemplazado a otros medicamentos y ha mejorado significativamente nuestra calidad de vida. Por eso, insisto en la necesidad de legalizarlo y que sea accesible a través de las obras sociales“.

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ACERCA DEL AUTOR

Nicolás es Licenciado en Relaciones Internacionales e investigador del Doctorado en Política Pública y Urbana de The New School en la ciudad de Nueva York. En 2014, trabajo para Naciones Unidas en Kosovo y co-fundó la Open Data Kosovo Foundation for Digital Capacity-Building. En 2015 recibió un Master en Asuntos Internacionales y en 2020 un Master en Filosofía. Actualmente se dedica a estudiar la relación entre la industria del cannabis y las políticas de desarrollo económico equitativo, en Argentina, donde conduce su trabajo de campo.

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