A Solas con Nora Cortiñas, Reflexiones sobre la Memoria, Verdad y Justicia en Argentina

Publicación original: mayo 2023

Una casa de rejas negras en zona oeste podría resultarle familiar a cualquiera. Es una sensación parecida a la de llegar a lo de una madre, una tía, o a lo de una abuela. La diferencia es que desde adentro de esa casa en Castelar abre la puerta Nora Cortiñas y automáticamente se comienza a respirar un oxígeno patriótico, nostálgico e histórico.

A la izquierda del hall hay un mural de ella, cuya sonrisa gigante es la misma con la que te recibe en la entrada. Por dentro está la típica biblioteca que ocupa toda la pared y varios muebles antiguos que deben tener tanta historia encima, como esta mujer de 93 años, que recibió a El Planteo en el living de su casa.

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“No considero que esta sea la democracia que tiene que tener el pueblo, no es la que quiero. Democracia va a ser cuando no haya hambre en Argentina. Eso me parece fundamental”, manifiesta de una forma determinante una de las fundadoras de Madres de Plaza de Mayo. Si bien ‘Norita’ reconoce que, en 40 años de recuperación de la democracia, Argentina creció “a pesar de que le tocó moverse bastante entre el péndulo democracia-dictadura”, todavía hay un camino largo para llegar a una verdadera y total democracia. “Mientras en el país no haya agua y pan para todos y todas no se están respetando los derechos del pueblo. Lo que significa que no es total la democracia”, ratifica.

La democracia se construye con el tiempo y respetando todos los derechos de todos los ciudadanos.  “Cuando todos los chicos y chicas puedan ir al colegio, tener sus zapatillas, comer con sus padres todos los días. Cuando los abuelos, los hijos y los nietos puedan comer todos juntos en una mesa, vamos a lograr una buena parte de la democracia”, afirma Cortiñas, fiel creyente de que la vida digna se crea todos los días con la voluntad popular.

La responsabilidad del Estado para con las Madres

A finales del 1977 fueron secuestradas madres que buscaban a sus hijos e hijas. Salir a las calles, golpear puertas, buscar a sus hijos y nietos era una razón suficiente para que el gobierno de facto de Jorge Rafael Videla las secuestrara, torturara y asesinara. “Creo que el secuestro de las Madres fue uno de los hechos más impactantes y desafiantes de esta lucha. Que hayan sido arrojadas al fondo del mar o ríos, para mí fue muy importante porque eran mis compañeras de lucha. Todavía siento mucho dolor”, recuerda Norita entre suspiros, que hacen parecer que respira por todas ellas.

Hasta el día de hoy hay espacios por llenar en esta parte de la historia. El Estado tiene una deuda con las Madres, la de abrir sus registros. “Se debe permitir que los y las jóvenes encuentren su verdadera identidad, abriendo todos los canales con la máxima claridad. Es importante para lograr que las familias vivan con toda la dignidad que merecemos los argentinos”, explica la entrevistada.

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Cualquiera se preguntaría por qué esos registros no están abiertos hasta el día de hoy. No hay que ser científico para deducirlo. Pero aun así ‘Norita’ sabe responder a esa incógnita: “Creo que hay secretos de mucha gente que participó en desapariciones forzadas, que no fueron solo los militares, sino que, en esa represión y persecución terrible, muy de tipo nazi, participó gente que le hizo mucho daño al país y están siendo encubiertos”.

Un lugar para refugiarse: la lucha

“Las madres transformamos el dolor en lucha, atravesamos los momentos difíciles luchando, todos los días, cada una como puede y como pudo”, expresa Cortiñas mientras acomoda y mira de reojo el cartel con la foto de su hijo Gustavo, que cuelga sobre su pecho. Las Madres de Plaza de Mayo se pusieron su situación familiar al hombro, su posición en la vida, su salud: “Tuvimos que luchar hasta con el desprecio que nos hicieron. Sobre todo, por parte de la iglesia católica, de la cual esperábamos al menos respeto”.

Se supone que la iglesia católica sería el lugar donde encontrar amparo, o por lo menos misericordia. Pero las Madres tuvieron que encontrar su fe en un lugar donde esta no haya sido tan profanada. Afortunadamente, lo hicieron. Hallaron en las calles y en la herencia que les habían dejado la fuerza que las impulsó: “el legado que nos dejaron nuestros hijos e hijas era el de una lucha sin egoísmo, de comunidad, de respeto. Ellos y ellas pusieron su mirada en el pueblo y en ayudar para que la gente pueda vivir feliz”.

La esperanza en las mujeres

‘Norita’ dice que en el fondo siempre supo lo lejos que iban a llegar las mujeres en la conquista de derechos. “Pensaba que las mujeres no habían tenido oportunidad de expresarse con libertad y tuvimos estos años pasados un crecimiento en el entendimiento de los derechos humanos de las mujeres”, reconoce y añade que la sociedad tiene una deuda con todas ellas.

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“Fuimos creciendo todas en una oleada, acompañándonos unas con otras. Fuimos haciendo un movimiento colectivo donde todas aprendimos un poco y el día que nos largamos con el #NiUnaMenos en la calle, demostrando que teníamos ganas de ser libres, se logró”, recuerda sobre la última ola feminista y les advierte a los hombres que “no deben tener miedo de que una mujer sea libre”.

Nora Cortiñas reivindica el cannabis

Para ella, los avances de Argentina en materia de cannabis medicinal han sido muy importantes. Sin embargo, eleva uno de los reclamos más demandados por la comunidad cannábica: basta de presos por cultivar.

“No admito que haya gente que esté presa por tener en su casa una macetita de cannabis”, afirma con seriedad y, casi automáticamente, cambia el ceño fruncido por un pícaro levantamiento de cejas y una sonrisa con sensación de alivio, para pronunciar: “Yo soy usuaria de cannabis y me he solucionado muchos problemas usándolo”.

Cortiñas dice que hay mucha gente a su alrededor que fabrica aceite y otros derivados del cannabis y que son gente honesta. Pero que no hay que dejar de tomar las precauciones correspondientes. “Hay que tener ojo”, dice invocando a todas las madres que alguna vez le pidieron a sus hijos que se cuiden. “No hay que usar cualquier cosa que uno vende para hacerse unos pesos”, aconseja.

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“Hay que tener ojo”, repite. Pero esta vez se refiere a que es el Estado el que tiene que controlar y cuidar al pueblo para “mejorar con honestidad y trasparencia la salud”. Para esta usuaria del cannabis, los médicos deben terminar de entender que usarlo no es ningún pecado y que está comprobado que es bueno para muchas enfermedades, aunque no para todas.

Para votar hay que tener memoria

“La gente que quiere hacer algo y quiere luchar tiene que dejarse de disputas de privilegios, para mirar al otro como un hermano, respetarlo y juntarse para pelear juntos”, advierte ‘Norita’ a quienes quieren ser partícipes de la lucha por los derechos humanos. “Los argentinos tenemos que estar juntos para salvar a Argentina, porque los políticos no hacen nada para salvar a nuestro país”, dice con la intención de invitar a las nuevas generaciones a ser parte del reclamo por un país mejor.

Para dejar de ser pobres, ‘la receta está a la vuelta de la esquina’, asegura y dice que esta tiene que ver directamente con el Fondo Monetario Internacional: “no hay que pagar ni un peso de una deuda fraudulenta que no debemos nadie del pueblo. Fue una estafa”. También, recuerda que hasta el propio expresidente Alberto Fernández, cuando asumió, dijo que esa deuda no la iba a pagar Argentina. “¡Que lo cumpla!”, exclama con vehemencia.

Puede que muchos se olviden que los políticos están para velar por el pueblo. Por suerte hay personas como Nora Cortiñas que no solo tienen una memoria de elefante, sino que cada vez que puede le recuerda a la gente que en Argentina muchas veces prima la injusticia: “Tenemos presxs políticxs, como Milagro Sala y las Mapuches, que algunas son perseguidas y otras están con prisión domiciliaria, criando a sus bebitos precariamente y en cautiverio”.

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“Para votar hay que tener memoria y no hay que votar con dudas”, aconseja con la mirada en las próximas elecciones y propone agudizar los sentidos: “Hay que escuchar todo, procesar lo que uno escucha, conocer a la gente, saber qué quieren hacer con el país, aquellos que se quieren postular”.

Informarse y no guardar silencio ante las injusticias son solo dos de las tantas cosas que se pueden aprender de una persona como Nora Cortiñas. Una mujer que ha atravesado parte importante del entramado de la historia argentina en carne propia, para hoy llegar a los demás con el mensaje de poder aprovechar que hoy “el pueblo tiene la oportunidad de salir a la calle para expresarse con libertad”, un privilegio que, no hace mucho, los argentinos volvieron a tener.

‘Norita’ saluda bajo una Santa Rita que ha tomado parte del techo del patio de su casa, levantando el puño en señal de lucha. Sin dejar de recordar la ronda de todos los jueves a las 15:30 en la Plaza de Mayo, diciéndole al mundo entero que los espera y que sean bienvenidos.

Fotos: Nora Cortiñas por Lucía Tedesco, 2023. Derechos de uso reservados.

Publicación original: mayo 2023

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