Uruguay Adopta el Modelo Islandés para Combatir el Consumo de Alcohol y Drogas

• El alcohol y las drogas, especialmente en jóvenes, es un problema de salud pública, global y regional que preocupa a Uruguay.
• El modelo de prevención islandés podría ofrecer una respuesta ante la problemática.
• Será a través de un programa llamado Conciencia y Acción Colectiva.

Uruguay ha decidido implementar un Modelo Islandés de Prevención a través de un programa llamado Conciencia y Acción Colectiva, que tiene un enfoque comunitario integral, involucrando a familias, escuelas, comunidades y al gobierno para crear un entorno seguro para los jóvenes.

La ministra de Salud, Karina Rando, presentó el programa junto a otras autoridades del Ministerio de Salud Pública, representantes del Mides, JND, ANEP y Planet Youth. Allí, explicaron que este modelo ha mostrado éxito en varios países y requiere un cambio estructural para modificar conductas.

“El consumo de alcohol y otras drogas es un problema social y de salud pública a nivel mundial, y la región no está ajena”, manifestó Rando, que también expuso que la prevalencia del cannabis en América es de 8,8% en la población de entre 15 y 64 años. El alcohol, por otra parte, alcanza un 40% más que la media mundial. Sumado a esto, la población mantiene una baja percepción en el riesgo de ambas sustancias.

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El modelo de Islandia: ¿La solución para frenar el abuso de drogas en Uruguay?

Desde su implementación en la década de 1990, Islandia ha tenido éxito con su modelo, logrando reducir el consumo de alcohol en adolescentes de 42% en 1998 a 5% en años recientes, mejorar la salud mental y las conductas de riesgo en jóvenes. El programa se basa en cinco pilares:

• Fortalecimiento de las relaciones familiares: Los padres participan activamente en la vida de sus hijos.
• Actividades extraescolares constructivas: Los jóvenes están ocupados en actividades recreativas y constructivas.
• Ambientes seguros en las escuelas: Creación de espacios seguros y de apoyo dentro de los centros educativos.
• Recolección y análisis de datos: El programa se adapta a la realidad de cada país a través del análisis de datos locales.
• Respaldo de políticas públicas: Las políticas públicas deben apoyar y consolidar los cambios generados por el programa.

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Este modelo exige un alto compromiso por parte de todos los sectores involucrados (familias, escuelas, gobierno y comunidad) para lograr un entorno seguro y saludable para los jóvenes. Tanto la ministra Rando como el subsecretario José Luis Satdjian enfatizaron la importancia de trabajar juntos y prevenir el consumo problemático para beneficiar tanto a los jóvenes como al sistema en su totalidad.

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