Vid Urbana: la Rapera que Llevó el Freestyle a las Cárceles de Mendoza

Con tan solo 25 años, Nahir Duran, mejor conocida como Vid Urbana, ya se convirtió en una de las artistas más sólidas de la escena emergente del rap argentino. No solamente por su presencia sobre el escenario, sino por las diferentes facetas que viene desarrollando en el ámbito local.

Su nombre supo hacerse de varias victorias a la hora de batallar frente a todo tipo de MCs, y también le tocó estar del otro lado como jurado en las diferentes competencias que la tuvieron como referente indiscutida a lo largo de todo el país. Pero como tantos otros que hoy pisan fuerte, esta rapera nacida y criada en Mendoza también tuvo que plantarse y hacerse respetar.

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“Mi primera batalla fue contra un chico mucho mayor. Yo tenía 15 años y él 21. Estuvo muy buena pero fue bastante conflictiva porque el chico se enojó, estábamos aprendiendo a batallar, decíamos cosas muy hirientes. Se paró, se me quiso abalanzar. Mi hermano lo detuvo, sus amigos también. En ese momento ninguno tenía tan claro el concepto de batallar y lo sacaron”, recuerda en la antesala de la Red Bull: Batalla de los Gallos, competencia que la tendrá –por segunda vez- como una de sus grandes protagonistas.

Desde ese momento no hubo vuelta atrás. Vid adoptó las batallas como su espacio de confort y arrancaron las giras por el país que fueron fomentando el reconocimiento de sus pares. Así comenzó una rutina que de a poco fue moldeando su nuevo estilo de vida.

“Le debo muchísimo a mi familia. Ellos saben que me he perdido momentos clave como cumpleaños, el casamiento de mi hermano, de la infancia de mis sobrinos y lo entienden, comprenden que mi sueño es algo desestructurado dentro de la rutina de una persona que si bien es profesional no es para nada común”.

No es solo rap y hip hop

Repasando los distintos géneros que la influenciaron desde sus primeros años de formación, Vid enumera sonidos y estilos tan disímiles entre sí como la cumbia, el bolero, el tango, el rock y el funk.

“Mi abuelo era tanguero, mi papá siempre fue de ir a las payadas, mi vieja súper cumbiera, santafesina, sabalera, tropical y ya cuando fui creciendo, adquirí por otros medios el jazz, el funk. Me fui adentrando con otros artistas que me influyen mucho y todo eso lo llevo al rap”.

Y agrega: “Consumo muchísimo rap, pero trato de ampliar mi campo auditivo para, justamente, no encasillarme y no me termine metiendo en una caja, porque mi persona escucha un montón, procesa y le da forma”.

Vid se nutrió de los sonidos que fue mamando en su tierra natal desde muy chica, pero la amplitud de fronteras le permitió abrir el espectro de lo que entendía como hip hop.

“Cuando visité otros países, otras provincias, entendí que el campo era mucho más grande, que había muchas personas que compartían el género. Siempre me acuerdo el chiste de un amigo que para él tanto el rap como el hip hop nacieron en Guaymallén, porque solamente conocía el rap y el hip hop de ahí. Uno cree que lo que ve y lo que habita es parte única y exclusivamente de ese espacio, de ese escenario, pero no”.

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El rol de jurado es otra de las facetas que la intérprete mendocina fue puliendo y que al día de hoy la define como una de las referentes más profesionales de la escena.

“Trato de juzgar el momento, no miro la carrera de la persona, no estoy midiendo las características y cualidades donde mejor se desarrolla, trato de medir a dos personas que están teniendo un debate argumental en el presente y quién de los dos fue mejor en su performance”, explica con total determinación.

Profeta en su tierra

Uno de los momentos más influyentes de su carrera sigue siendo la oportunidad que le acercaron de incorporar el freestyle en las cárceles mendocinas para ayudar a quienes buscan en el arte un camino de escape y redención.

“Desde el servicio penitenciario nos convocaron a ver si podíamos hablar con los chicos, fomentarles la reinserción a través del arte, lo que dio frutos a una competencia que se llama Derribando Muros. Hace cuatro años, ya que estamos con este proyecto y es hermoso, me he cruzado a chicos en la calle después de que consiguieron su libertad y llegaron a estar en la competencia que organizo que es la Copa Malbec”, relata con orgullo.

Vid le contó en exclusiva a El Planteo que cuando le tocó ingresar al ámbito carcelario se encontró con “un ambiente hostil, súper estructurado, con historias de vida muy pesadas”, pero donde descubrió que el freestyle tenía otro tipo de efecto.

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“Saber que le brindamos a la persona una herramienta para que pueda hacer catarsis, como también conseguir un fondo financiero como artista callejero, que es muy difícil mantenerse en la calle cuando salís de una situación como estar preso. La sociedad te etiqueta de cierta forma y que te puedas poner con un parlante en una peatonal o en un bar, hacer tu música y recibir dinero por ello, es algo que los chicos lo han recibido muy bien y lo han utilizado como una herramienta bastante poderosa”.

Contra todo prejuicio

Además de su rol como freestyler, jurado y comunicadora, Vid también es conocida por ser activista contra la violencia de género. En ese sentido, descarta todo encasillamiento del hip hop como un espacio machista en el que no se le brinda reconocimiento a las mujeres.

“No creo que el ambiente del hip hop sea machista, no es xenófobo, no es transfóbico, no tiene un montón de cargas que por ahí la gente le pone encima o que escuchan en batallas. Cualquier persona es bienvenida en este ambiente, no existe censura y no debería haberla. Por suerte se ha dado un cambio generacional que no me lo atribuyo a mí, sino a un montón de compañeras, de colegas que han hecho esfuerzo, que han estado en la escena presente y han marcado un precedente”.

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—Como consumidora activa de marihuana y siendo una artista que despliega tantas facetas, ¿cómo influye el cannabis en una rutina tan inquieta?

—Yo soy muy activa, muy hiperactiva, el cannabis me hace bajar, poner los pies en la tierra, y a la vez me permite disociar dentro de mi mente, que es uno de los factores que me parece más clave para un freestyler, el poder disociar sintiéndose presente. Trato de no hacerlo en excesiva forma, antes de competir, al menos, porque por ahí me condiciona un poco. Cuando encuentro el punto justo nacen cosas mágicas.

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