Entre la Violencia Narco y la Incertidumbre: Qué Está Pasando en Rosario, Argentina

El panorama actual de la ciudad argentina de Rosario es violento, no sólo por el accionar del narcotráfico, sino también por la falta de implementación de políticas que protejan a la población.

Últimamente, a los noticieros no dejan de llegar hechos delictivos sucedidos en la región santafesina. Amenazas al gobernador, gente herida, asesinada y con miedo son solo algunos detalles que relatan los canales de noticias. Mucho se dice, pero pocos saben explicar qué es lo que realmente está pasando.

Rosario y la violencia narco, una relación de más de 20 años

Cuando Aníbal Fernández era ministro de Seguridad, atribuyó la situación de inseguridad en Santa Fe a un problema que lleva veinte años y que ha empeorado a lo largo del tiempo.

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La crisis de seguridad que enfrenta la ciudad se debe a que organizaciones criminales relacionadas con el narcotráfico atraviesan conflictos territoriales, que han ocasionado balaceras y una creciente sensación de inseguridad. Ante eso, factores como la debilidad institucional, la corrupción policial, y las deficiencias en la administración de justicia han contribuido a la profundización de esta problemática.

Rosario se encuentra inmersa en un escenario donde las fuerzas de seguridad tratan de mantener el control, mientras las autoridades políticas enfrentan críticas y debates sobre la falta de estrategias para frenar lo que está pasando desde hace, por lo menos, dos décadas.

Los hechos recientes

Para comprender lo que sucede en Rosario “lejos del amarillismo”, el medio El Grito del Sur expuso siete factores claves.

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El principal puerto de exportación de granos del mundo se encuentra en esta región de Argentina. “La falta de controles sumada a la ubicación geográfica de la ciudad y la pérdida de soberanía sobre el Paraná han hecho que se convierta en un polo exportador de cocaína”, explican desde el medio, cuya teoría es que en Rosario no hay cocinas de droga, sino que es un “centro de acopio y distribución”. 

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Esta situación se ha vuelto incontrolable para la policía, tanto así que la corrupción abunda hasta en el servicio penitenciario. El narcotráfico opera hasta dentro de las cárceles, las cuales están desbordadas con una sobrepoblación del 40%. A esto se le suman los altos niveles de desigualdad. También de esto se han aprovechado las organizaciones criminales, que ‘contratan’ personas de sectores vulnerables para realizar narcomenudeo por la ciudad, consiguiendo ‘mano de obra barata’.

Hasta el momento, más allá de la postura combativa del gobernador Pullaro, que también ha sido amenazado, no pareciera haberse puesto en práctica ninguna estrategia que saque a la población rosarina de la situación de desprotección en la que se encuentra.

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