3rd World Elite: Estampitas para el Apocalipsis
Plenus es un chico de 21 años de zona sur y es el responsable detrás de 3rd World Elite, una cuenta de Instagram que rompió la comunidad internetera y captó la atención de artistas de acá y de allá.
Sus piezas gráficas cruzan la fotografía digital de hace quince años, divas pop, simbolismos religiosos y esotéricos, oscuridad, iconografía estadounidense y textos que van desde afirmaciones filosóficas a consejos y frases inspiradoras. “Agarré todo esto y dije: ‘uno todo a ver qué pasa’”, dice Plenus.
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Empezó en el 2020 durante la pandemia y al instante se viralizó. Hoy, 3rd World Elite acumula casi 110.000 de seguidores, solo en Instagram, y subiendo. “Qué pasa si agarro el estereotipo del meme y en vez de poner algo gracioso o estúpido e irónico pongo algo filosófico o que inspire?’”, fue, según cuenta, la pregunta disparadora.
Su voluntad fue hacer algo “más crudo y adulto” que el típico contenido motivacional que se encuentra en Instagram. Pero, curiosamente, y aunque parezca en las antípodas de este tipo de cuentas, el objetivo no es tan distinto. “Tampoco para que te reviente la cabeza y te pongas a pensar toda tu vida”, se ríe. “Pero le di un cachetazo al estereotipo de meme para qué ver pasaba y funcionó”.
Imágenes paganas
Al creador de contenido no le molesta para nada decir que tiene una fórmula y revelarla. Sus piezas yuxtaponen este tipo de textos con fotos de moda, fotos tomadas con cámaras digitales pocket que remiten a los 00s, de esas “tipo las fotos de Fotolog” – una plataforma que, cuando se usaba, Plenus era apenas un bebé – y donde se divisaban símbolos medievales, templarios y esotéricos.
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Otro leit motiv en las imágenes que crea son “los cuadritos”, como él los llama. Marcos que destacan alguna parte de la imagen y no necesariamente la que a simple vista parece más destacable. Éstas son una parte central de las imágenes que está diseñando últimamente.
Estos, cuenta, fueron inspirados por el diseño vintage, sobre todo de publicidades.
“Es como viajar al pasado. Me puse a buscar y encontré esa tendencia de cuando yo no existía: todas las publicidades tenían estas cajas y estas letras, esta propaganda bien marcada que ahora está medio perdida”, devela. Le gusta que sus piezas encapsulen cierta nostalgia. A él lo llena ver diseño -como él llama- vintage. Entonces, quiere darle un poquito de eso a la gente.
Otra inspiración para estos recuadros es la inteligencia artificial, el escaneo y el reconocimiento facial. “¿Qué pasa si en vez de reconocerle la cara le reconozco el brazo o la ropa?” se preguntó. “O el pie”. La idea que atraviesa su proyecto actualmente es plasmar imágenes de una inteligencia artificial que reconoce el estilo. Aquello que hace que la foto no sea una imagen freezada de la vida cotidiana sino precisamente una foto, algo que pretende ser artístico.
Aquello que vuelve única a la persona, a la foto o al acto de fotografiarse. Ese detalle distintivo, como una versión distorsionada y centennial del punctum de Roland Barthes. “Lo que llame la atención, distintivo, más allá de la cara, lo marco”, cuenta.
No es broma pero si quieres es broma
No hay ironía voluntaria en las imágenes de 3rd World Elite. No es una sátira sobre el consumismo, la sociedad de vigilancia y la vida moderna. Tampoco hay una voluntad política concreta. Plenus busca inspirar, no denunciar.
Para él, no hay nada necesariamente irónico en la yuxtaposición de estas imágenes con estos símbolos y estos textos: son expresiones de su mundo espiritual, nutrido de todos estos elementos, algunos más estéticos y otros más filosóficos (como si en 2022 y entre nativos digitales pudiera hacerse tal distinción).
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Algo así como estampitas del sincretismo aesthetic online para la post-post modernidad. Aunque si la persona que está del otro lado las recibe o las comparte como ironía, a Plenus le parece bien también. “Es contenido, nada más. Mucho contenido. Es una fuente de energía digital”, dice. Y encarna un poco toda la cuestión filosófica tan particular de lo que hace: es lo más sagrado que brota desde su espíritu pero puede ser usado como chiste y también es sólo contenido. Todo a la vez y sin que una cosa invalide a la otra.
La cuestión de la dualidad entre lo profundo y lo superficial, lo subversivo y lo inofensivo, es central y es lo que le da la libertad de hablar a través de sus imágenes sobre lo que le dé la gana sin demasiadas vueltas: “El uso de simbología religiosa puede ser chocante para algunas personas, la elección de usarlos va de la mano con lo político. O tal vez hago un diseño de reconocimiento facial criticando a China y hay un montón de gente que salta y se re pudre. Pero no lo hago para compartir un dogma. Lo hago just for fun. Más que la política me interesa lo espiritual: lo importante que son la mente, los pensamientos y la creatividad”, sigue.
Plenus practica el gnosticismo irl, una creencia que toma elementos tanto del cristianismo como del judaísmo y que enfatiza el conocimiento espiritual, la espiritualidad como vía para llegar a una verdad absoluta, más allá de las estructuras eclesiásticas y la obediencia a la autoridad de la iglesia.
Un sistema de tipo dual, donde hay bien y mal, espíritu y materia, y que parte de la base de que hay un Dios supremo y benévolo que aportará conocimiento a modo de intuiciones o epifanías, y un Dios malévolo, menor, quien rige el mundo material. El creador de contenido nació en el seno de una familia cristiana y luego abrazó la religión por su cuenta, desde otro lugar. Y la practica con rituales, ceremonias y lectura de Kabbalah.
Inspiración, el éxtasis natural
Hoy en día Plenus quiere alejarse un poco del lenguaje meme y usar cada vez menos texto. “Hacer algo más artístico, aunque eso no mueve mucha gente”, lamenta. Le gusta prestar atención a las reacciones de la gente ante su contenido y producir cosas que puedan llegar a gustarles. Si los seguidores crecen y la respuesta a los que hace es buena, Plenus lo siente como un triunfo espiritual. “Que cincomil personas vean un símbolo para mí es un montón. Y prefiero que vean eso a que se sientan identificados con la foto en sí. Es algo bastante personal que nunca expliqué”, se sincera.
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Y como no puede ser de otra manera con un creador de contenido centennial, establece redes con artistas de todos lados para crear en conjunto: eso va desde piezas creadas sobre fotos de artistas que lo contactan especialmente a ediciones limitadas de prendas con marcas de acá y del exterior.
Plenus está muy agradecido por haber hecho muchas colaboraciones con gente “muy grosa”. Recientemente, cuenta, se cumplió un año de la que hizo con Oliver Sykes de la banda británica de screamo Bring Me the Horizon, para su firma de ropa Drop Dead. En esos casos, cuenta, lo llaman por los símbolos, las cruces y las flechas: no tanto por el formato meme. También colaboró con el rapero español Rojuu en unas piezas que se subieron el mes pasado.
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“Yo no me puedo forzar. Tiene que bajar la inspiración, el éxtasis natural”, dice. Plenus es visceral en su necesidad de expresión y autodidacta en lo que refiere a las herramientas. En algún momento le gustaría ponerse a estudiar diseño pero, según dice, hasta el momento no lo necesitó. No se considera diseñador, ilustrador, fotógrafo ni tampoco se siente cómodo con el título de “artista”. “Me gusta ‘editor’. Editor de contenido”, dice con humildad.
Su mayor fuente de inspiración son otros amigos creadores de contenido. “Nos inspiramos mutuamente”, cuenta. Tienen una comunidad que atraviesa Instagram, Tumblr y Discord donde, por ejemplo, stremean mientras editan, dándose feedback.
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La música también es una gran inspiración y, de hecho, un motivo que aparece seguido en sus piezas. Puede escuchar desde metal y deathcore hasta Babasónicos y, en sus palabras, “un hard techno que va a las chapas”.
“Voy moviéndome entre los géneros según cómo me sienta. Si es un día medio denso o estoy cansado, capaz me pongo un Korn, un Slipknot o Megadeth. Y si estoy inspirado a full me pongo un hard techno en plan Trésor Berlín y voy absorbiendo. Yo creo que la música la podés absorber”, reflexiona.
Su estilo de contenido no se enmarca bajo ninguna etiqueta, pero se la preguntan seguido. También nota que está influenciando a otros creadores así que cree que, conforme a cómo funcionan las aesthetics de Internet, pronto será momento de nombrar lo que hace. ¿Estampitacore? ¿Postconsumerism spiritual core? Vaya unx a saber. Igual, que otra persona se le adelante no le parece un problema: “Se van a dar cuenta de dónde viene”, asegura.
¿Y cómo hace para mantenerse fiel a sí mismo, para no convertirse en precisamente un meme del antimeme? “Me di cuenta en todo este trayecto que cuando hacés arte, música o contenido, no está bueno hacer lo que te piden: hay que hacer lo que querés ver. Eso es en lo que me enfoco: hacer lo que yo quiero ver, lo que me llena. Y esa siempre fue la base”.
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