Un Libro Revisa la Historia del Manga y Animé en Argentina y Pone un Punto de Origen: Mitos y Verdades del Fandom
Ahora todo es así, pero podría no haber sido así. Tuvo que existir un Magic Kids emitiendo Los Caballeros del Zodíaco, o un Locomotion relanzando su fe al calor de la esperada Neon Génesis Evangelion, o una Revista Lazer para señalar con el dedo bien turgente que eso (y no otra cosa) era lo que tenía onda. Tuvo que existir todo eso, todo ese mar de gente, para que se constituya un cimiento, una base, esta historia.
Tuvo que existir todo eso –y pasar todos ellos- para que hoy los cines estrenen películas de animación japonesa (en minutos llega Dan Da Dan), para que el youtuber más top de Argentina (Rebord, obvio) le dedique como si nada un programa entero a Attack on Titan o, por caso, para que salga un libro (Manganimé, la saga argentina) que recoja el conocimiento arrabalero y le de forma y fondo de investigación académica.
Manganimé, la saga argentina es el gesto de Diego Labra, Doctor en Ciencias Sociales y Profesor en Historia, para ordenar esas fábulas y darle rigor, volumen y marco teórico a este chiche que podría ser únicamente obsesión de otakus pero que, en su reverso, forma parte constitutiva del ADN contemporáneo argentino.
“Cuando empecé a tantear el terreno noté que existía una demanda para que esta historia fuera contada. Basta pensar que un chico o chica que se hizo fan del animé con Kimetsu no Yaiba a los 11 o 12 años apenas había nacido cuando Camelot bajó persiana”, le dice Labra a El Planteo.
Entre el under y la masificación
En ese sentido, Labra se interesa en la cultura del manga y el animé como un fenómeno masivo (“ese es mi parámetro”) y, al mismo tiempo, empieza a tejer su historia desde un pequeño punto underground del ovillo: la publicación del manga Xenon en la revista Cóctel, de Javier Doeyo.
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“Elegí ese punto de inicio por varias razones: refleja el impacto que había tenido la importación de la edición gallega de Akira meses antes, introduce lo que yo llamo una ‘mangaficción’ o discurso acerca de qué era el manga de la mano de su traductor Andrés Accorsi y, además, fue en su correo de lectores donde se conocieron los pibes que luego armaron RAN”.
Transformación mediática
El rol de la TV fue clave para que explotara el fenómeno del manganimé en Argentina y en todo el mundo. “Hay una larga historia del animé en la televisión de aire argentina que todavía debe reconstruirse: Astroboy, Heidi, Candy Candy, Robotech, Supercampeones. Pero fue de la mano del cable -y especialmente del canal Magic Kids- que el animé se convirtió en una potencia a fines de los ‘90”.
Más tarde llegaron Sailor Moon, Dragon Ball, la sofisticación de Locomotion, los caireles del pop extendiéndose hasta el mainstream de Cartoon Network, Fox Kids e, incluso, hacia señales de aire como Canal 9. “Ya en el siglo XXI el rol de la televisión, en los términos tradicionales del broadcasting o el cable, se va difuminando a medida que gana terreno Internet, con sus foros, fansubs y links de descarga directa, lo cual tendió a expandir y atomizar la demanda”.
Configurado como un libro de corte sociológico, Labra basó su investigación en trabajos impresos y en publicaciones de la época: de la iniciática RAN a la híper popular Lazer, pasando por Comiqueando y las revistas de Vértice o, mismo, la Fierro. Asimismo, recoge posteos y producciones de redes sociales y blogs de sus protagonistas.
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“Uno está obligado a armar un andamiaje de citas de autoridad que sostengan lo que uno quiere decir y, si bien mucho del mismo fue desmontado para esta versión libro, hay cosas que necesariamente quedaron ahí. Obviamente, esos conceptos también me ayudaron a pensar el problema, y que no quedara sólo en un relato cronológico de fechas y nombres propios, sino más bien en una aproximación compleja al proceso cultural”, cuenta Labra.
Asimismo, se apoyó en antecedentes de investigaciones norteamericanas y europeas porque, según afirma el autor, “no hay mucho escrito acerca del manga como fenómeno editorial en Argentina”. Vale la mención para La Historia del Manga en Argentina, del periodista y youtuber MangaTuberLeo, una primera aproximación al tópico.
Auge, vicisitudes y explosión
Y a lo largo del texto, Labra también pondera el rol de las grandes tiendas como Camelot Cómics Store y de su creador, Gerardo Busto.
Dice: “De la mano de la política económica implementada por Menem y Cavallo, el circuito de comiquerías en Argentina creció exponencialmente en la segunda mitad de los ‘90. Si bien había comercios más establecidos, como el Club del Cómic, fue Gerardo de Camelot quien evaluó mejor el potencial del manganimé y lo explotó con mucha sagacidad en su comercio”. Asimismo, menciona a otros pesos pesados como La Revistería o la marplatense Rayos y Centellas.
Por lo demás, a medida que avanza la investigación, la presencia de los artistas argentinos va ganando musculatura y se devela cómo fueron haciéndose su espacio. “A los tumbos”, reconoce el autor y advierte que aún hay “un recelo al manga argentino”. Todavía, las firmas locales (autores, editoriales) no terminaron de afinar su feeling con el gran público. “Estoy seguro que si me volvés a hacer la misma pregunta en tres, cinco o diez años la respuesta sería muy diferente”.
Y continúa: “Al día de hoy, el manga argentino no tiene mucha cabida en el catálogo de las editoriales más establecidas. Este existe mayormente como un nicho del nicho, por el cual además muchos lectores de historieta japonesa sienten rechazo por no considerarlo ‘auténtico’”.
Un mapa histórico
Manganimé, la saga argentina se ensancha como un mapa de nombres, coordenadas y fechas históricas del fandom que servirán para comprender con más detalle nuestra propia “historia del palo”. De ese hilo tira David el Saxofonista, otro de los expertos sobre la materia, analizando el trabajo de Labra.
Dice David el Saxofonista a El Planteo: “Este libro debe ser el puntapié inicial para que la investigación sobre el manga y el animé se siga profundizando. Así como los futuros traductores de manga deben reconocer a César Pereyra como el primero en utilizar el ‘lunfardo porteño’ en los mangas traducidos en la RAN. Y cómo los futuros investigadores deben poner en valor al nacimiento de Magic Kids como puntapié de esta cultura que nos marca y al El Club del Animé como nuestra escuela”.
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Al mismo tiempo, después del pico de popularidad del manganimé en Argentina de finales de los ’90 de la mano de Dragon Ball y Pokémon, hoy se puede ver una estandarización del segmento al develarse -de manera legal- el alcance masivo del animé a partir de la irrupción de plataformas como Crunchyroll, Netflix, Animé Onegai o Disney+. Y, en esa sintonía, el mercado exhibe una oferta de manga “más robusta que nunca”.
Sin embargo, sostiene el autor, “el pico del siglo pasado fue más fuerte”. ¿Por qué? “No necesariamente porque el manganimé fuera más popular que ahora, sino que por virtud de que todavía el mercado cultural masivo no se había atomizado por efecto de Internet en miles de nichos, el éxito de los productos nipones se coló en el mainstream en un sentido más cabal”.
Y para argumentar menciona, por ejemplo, a aquella tapa del suplemento de espectáculos del Diario Clarín nombrando a Gokú como “personaje del año” junto a Panigazzi y Roxy de Gasoleros o a las bromas sobre Pikachu en Videomatch.
De la visibilización a la profesionalización
A la sazón, una de las hipótesis más fuertes a las que arriba Manganimé, la saga argentina se yergue en el rol de los actores locales en la injerencia para con el fenómeno regional. Y otra, por caso, anida en el manga & animé como una suerte de puerta de entrada al medio para las mujeres, no sólo desde la visibilización de un público, sino en la capitalización y desarrollo de artistas, guionistas, periodistas y profesionales del sector.
Mientras tanto, Labra se muestra expectante con respecto a la reacción que pueda generar su trabajo entre otros divulgadores y explicita un deseo: “Ojalá que su lectura genere el impulso para más publicaciones de este tipo, sobre manga y animé e historieta en general”.
La próxima parada de Manganimé, la saga argentina
Con el autor residiendo en Alemania, la presentación de Manganimé, la saga argentina anda “un poco desfasada” y tanto Labra como el sello Tren en Movimiento aspiran a hacer una gira por comiquerías y librerías de Buenos Aires, La Plata y Mar del Plata “ni bien vuelva a Argentina”.
Por estos días, el autor anda con ganas de explorar otras aristas de la cultura masiva argentina y, de paso, hacer close-up en la TV local “especialmente de los ’70 en adelante”.
Pero eso será en un tiempo, después de que la Gran Ola de Kanagawa revuelva y centrifugue las vísceras de esa entelequia a la que llamamos cultura pop argentina y que tiene al manga & animé como uno de esos barquitos que siempre caen parados.
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