Estas Compañías Trabajan para Probar la Seguridad del Cannabis ante el Gobierno de EEUU

Numerosas pruebas anecdóticas a lo largo de los años pueden llevarnos a concluir que el cannabis es seguro y eficaz para usos recreativos y muchos usos médicos.

Pero la falta de datos de laboratorio frena cualquier determinación de gobiernos y de departamentos como la Administración de Alimentos y Medicamentos de Estados Unidos (FDA).

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Demostrar la seguridad y eficacia de la planta sigue siendo difícil. Factores como la prohibición federal, el consumo de cannabis y la composición de la planta influyen mucho. El naciente espacio está haciendo su parte para dar garantías al gobierno federal y a los consumidores de la mejor manera posible.

Fuentes afirman que las empresas que intentan hacerse un hueco en el mercado deben aportar pruebas a los consumidores mediante estudios y protocolos, para verificar la seguridad del cannabis y de la marca que lo produce.

Barreras que impiden que el cannabis demuestre su seguridad o eficacia a la FDA

Mientras que puede que la mayoría del público esté convencida de la seguridad del cannabis, la FDA sólo ha aprobado cuatro medicamentos hasta ahora. El medicamento para la epilepsia derivado del CBD, Epidiolex; Marinol, un medicamento sintético para las náuseas basado en el dronabinol; Syndros, un cannabinoide sintético líquido basado en el dronabinol que se utiliza para las náuseas y la pérdida de apetito; y Cesamet, un sintético basado en la nabilona que se utiliza para tratar las náuseas y los vómitos extremos.

El Dr. Jordan Tishler, CEO de inhaleMD y presidente de la Asociación de Especialistas en Cannabis, dijo que el principal obstáculo en el camino hacia una aprobación a mayor escala es que las numerosas sustancias químicas de la planta parecen trabajar juntas para producir el resultado esperado. Esto se describe a menudo como “efecto séquito”.

Tishler explicó que “es difícil verificar que las sustancias químicas son las mismas en cada lote y, de hecho, sabemos que no lo son”.

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Asimismo, la prohibición federal es otra barrera importante. Julie Martellini, directora de operaciones científicas de MCR Labs, dijo que la normativa federal debe cambiar para que se produzcan avances.

“Hasta que no se permita legalmente la investigación y se dé tiempo para ponerse al día sobre cómo el cannabis y sus componentes individuales afectan a las personas… no podremos afirmar nada con seguridad”, explicó Martellini.

Añadió que el proceso sería diferente si la planta o sus cannabinoides estuvieran regulados como una sustancia recreativa como el tabaco. “Sería un asunto completamente diferente”, dijo Martellini.

A principios de febrero, una iniciativa bipartidista del Senado estadounidense volvió a presentar una ley para promover la investigación sobre el cannabis agilizando el proceso de solicitud. La Ley de Expansión de la Investigación del Cannabidiol y la Marihuana original había sido aprobada por unanimidad en el Senado el año anterior. Un proyecto de ley similar, separado, fue aprobado en la Cámara de Representantes de Estados Unidos en diciembre del 2020.

Las empresas deben llenar el vacío y demostrar seguridad

Sin los estudios de laboratorio necesarios, las empresas tienen que demostrar que sus productos de cannabis son seguros.

“A falta de datos exhaustivos, demostrar la seguridad es responsabilidad de las empresas… para asegurarse de que lo que venden es seguro para el consumo humano”, declaró el Dr. Jason Mitchell, CEO y cofundador de Hempfusion Wellness Inc. (OTC:CBDHF).

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Mitchell, miembro de la junta ejecutiva de la Mesa Redonda del Cáñamo de Estados Unidos, dijo que invertir en datos es crucial para el desarrollo del mercado. Añadió que hacerlo ayuda a la industria a verificar que el cannabis es seguro para el consumo y que posee el rendimiento previsto.

“En realidad están sentando las bases para el futuro de esta industria”, dijo Mitchell sobre las empresas que invierten en investigación.

Además, señaló que HempFusion pasó los últimos 24 meses colaborando con el proveedor de materias primas de la empresa. Su objetivo fue realizar estudios de seguridad en torno a las dosis máximas toleradas de CBD. Esto incluyó un estudio agudo de 14 días y un análisis a largo plazo de 90 días.

Por otro lado, el Dr. Jeremy Riggle, científico jefe de la empresa de la cartera de BellRock Brands Inc (OTC:DXBRF), Mary’s Brands, dijo que las empresas pueden probar el contenido de cannabinoides y las medidas precisas de dosificación.

“Probamos nuestros cannabinoides tanto interna como externamente todo el tiempo, por lo que los materiales pueden ser probados y verificados a pesar de la posición de la FDA”, declaró Riggle.

Mitchell dijo que el énfasis en la seguridad es primordial. Destacó el cuestionamiento de la seguridad del CBD por parte de la FDA en el 2019 como una señal de las continuas preocupaciones del gobierno.

Además, la empresa está en proceso de presentar su manuscrito NOEL (“No Observed Adverse Effect Level”). Éste se une a los datos que HempFusion recopiló mientras formaba parte de un análisis de 13 empresas sobre CBD y toxicología hepática que comenzó en septiembre del 2020.

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El grupo de defensa de la industria Valid Care organizó el estudio. Mitchell dijo que la investigación analizó a 1.475 personas, con 839 que completaron el estudio. Por ende, se lo considera el mayor estudio de toxicología hepática observacional en humanos sobre el CBD.

“Estamos poniendo una conexión tangible y real al uso seguro del CBD”, dijo Mitchell sobre los estudios.

En marzo, Mitchell se unió a las otras empresas del estudio junto con el consejo de productos de cannabis de la FDA para revisar los resultados.

Vía Benzinga, traducido por El Planteo.

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