Informe EEUU: Muertes por Sobredosis Afectan Desproporcionadamente a Personas Racializadas

Los Centros para el Control y la Prevención de Enfermedades (CDC) de EEUU han publicado recientemente un informe sobre las muertes por sobredosis involuntarias. Para esto, se analizaron los datos de 25 estados y el distrito de Columbia.

Se examinaron las tasas por “raza” y etnia, así como los determinantes sociales de la salud a nivel de condado, como la desigualdad de ingresos y la disponibilidad de proveedores de tratamiento.

Las personas racializadas son las más afectadas por las muertes por sobredosis

El estudio muestra que las cifras aumentaron hasta alrededor del 30% para el período 2019-2020. Las tasas de mortalidad más altas fueron encontradas entre las personas negras y nativas americanas y de Alaska. Los datos fueron extraídos del Sistema Estatal de Informes de Sobredosis de Drogas no Intencionales.

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Más específicamente, para dicho período las tasas de mortalidad por sobredosis aumentaron un 44% y un 39% entre las personas negras no hispanas y nativas americanas o de Alaska no hispanas, respectivamente. A medida que aumentó la desigualdad de ingresos a nivel de condado, las tasas de sobredosis aumentaron, particularmente entre las personas negras.

Se encontraron disparidades significativas y crecientes entre el sexo, la edad y los subgrupos raciales y étnicos. Los resultados generales exigen la aplicación de un enfoque multisectorial, basado en la evidencia y que responda a la cultura, para reducir estas disparidades. Esto incluye abordar las barreras estructurales y mejorar los esfuerzos, como la vinculación con la atención y los servicios de reducción de daños.

“Sabemos que las disparidades sanitarias desempeñan un papel clave en las tasas de mortalidad por sobredosis entre las personas de ciertos grupos raciales y étnicos minoritarios”, dijo la investigadora y científica sanitaria de la División de Prevención de Sobredosis de los CDC Mbabazi Kariisa en una entrevista con Medpage Today.

El acceso desigual a los servicios de salud podría explicar esta desproporción

La investigadora Debra Houry explicó que el aumento desproporcionado de las tasas de mortalidad por sobredosis entre las personas negras e indígenas/antillanas puede deberse en parte a las desigualdades sanitarias, como el acceso desigual al tratamiento del consumo de sustancias. Pero la causa también puede hallarse en los prejuicios en el tratamiento.

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“El racismo, una de las causas fundamentales de las disparidades sanitarias, sigue siendo una grave amenaza para la salud pública que afecta directamente al bienestar de millones de estadounidenses… Cuando las políticas, los programas y los sistemas de apoyo a la salud son equitativos, se pueden reducir los malos resultados, se pueden prevenir las muertes y toda la sociedad se beneficia”, declaró Houry.

Además, las tasas de sobredosis de opiáceos en el 2020 resultaron ser más altas en las zonas con mayor disponibilidad de programas de tratamiento; en particular entre las personas negras (34,3 por cada 100.000 frente a 16,6 por cada 100.000) y de origen africano (33,4 por cada 100.000 frente a 16,2 por cada 100.000).

Ante este hallazgo, Kariisa explicó que “la disponibilidad de servicios no significa que esos servicios sean realmente accesibles”. La falta de seguro podría ser una posible razón por la que ciertos grupos minoritarios podrían tener menos acceso al tratamiento en esos lugares. Asimismo, “algunos de estos centros de tratamiento… no están necesariamente distribuidos de manera uniforme en las zonas en las que viven”. Por lo tanto, “las barreras de transporte son un factor que limita el acceso de las personas a algunos de estos servicios de tratamiento”. Otros factores, como la educación y la desconfianza (fundamentada) en el sistema de salud, también podrían ser razones para la no asistencia.

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El estudio también reveló que la mayoría de las personas fallecidas tenía un historial documentado de consumo de sustancias. Por otra parte, los tratamientos previos por consumo de sustancias resultaron escasos. Las personas negras presentaban el porcentaje más bajo (8,3%), seguidos de las hispanas (10,2%) y de las indígenas (10,7%).

Ante los resultados, Houry tomó la telesalud como ejemplo de una opción de tratamiento desigualmente distribuida: “A veces existe un racismo o una discriminación estructural en la que lxs pacientes podrían ser técnicamente elegibles para la telesalud, pero un proveedor podría no pensar en utilizarla con ese paciente … Incluso si un paciente es elegible para la telesalud, podría no funcionar para ellxs porque podrían no tener un celular, o podrían no tener un lugar privado para hacer esas llamadas”.

Reducción de daños

También se le preguntó a Houry si los sitios de consumo seguro eran un ejemplo de estrategia eficaz de reducción de daños. La investigadora respondió que, aunque estos lugares llevan un tiempo abiertos en otros países, hasta ahora no hay datos disponibles en Estados Unidos. Por lo tanto, su eficacia está aún por verse. “Una vez que haya buenos estudios de evaluación (…), estaremos mejor preparadxs para dar más orientación al respecto”, dijo.

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La investigadora y directora del estudio terminó la sesión de preguntas y respuestas afirmando que “todo el mundo puede desempeñar un papel en la prevención de las sobredosis” aprendiendo los signos de la sobredosis y llevando consigo naloxona.

Por último, se le preguntó por la nueva línea telefónica de prevención del suicidio 988 que se ha puesto en marcha recientemente. Houry dijo que será una herramienta muy útil para quienes sufren problemas de salud mental o necesitan hablar con alguien. Es importante tener en cuenta que “las personas que consumen sustancias pueden tener problemas de salud mental o suicidio”. La herramienta les dará la oportunidad de que alguien al otro lado de la línea les ayude y “consiga esos recursos para prevenir el suicidio”.

Vía Benzinga, traducida por El Planteo.

Foto por Klaus Nielsen vía Pexels