Entrevista con el Portavoz del Observatorio Europeo del Consumo y Cultivo de Cannabis

Licencias españolas, CBD mundial. Discusiones en la ONU, informes serios y proyectos de ley. “Somos muy buenos haciendo, pero por ahí no transmitiendo”, reconoce -de una- Hugo Madera, portavoz, miembro del consejo técnico y uno de los fundadores del Observatorio Europeo del Consumo y Cultivo de Cannabis (OECCC). Por caso, el documental Marihuana: Primero las Personas viene a agilizarles esa comunicación, a hacerlos cercanos, a mostrar de una manera amable todo el trabajo que vienen haciendo.

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“La recepción del documental fue muy buena, apareció en multitud de medios de España y estamos muy contentos”, asoma Madera. En su nudo, el documental revuelve ideas a propósito del autocultivo lúdico y medicinal. Traduce informes largos, les pone cara, cuerpo y carne a esas historias. Asimismo, busca discutir la transparencia de las licencias, la situación del autocultivo y la trazabilidad de las semillas.

“Nos preguntamos qué pasa con el cannabis medicinal. ¿Qué medicina? ¿La de Alemania, con el negocio en las grandes farmacéuticas y la persecución a los pequeños cultivadores? ¿O la medicinal como Colombia, que tiene las normas claras?”, revuelve el portavoz.

Desde el Observatorio proponen una mirada crítica al tratamiento mediático del cannabis medicinal. Advierten que –muchas veces- detrás del discurso medicinal se escurre el negocio farmacéutico. “Algunas farmas están escondidas bajo la cuestión del dolor para hablar de los enfermos y así promover su negocio. Si no se quiere sacar este debate es porque hay intereses ocultos”, explica.

Por eso, como lo sentencia el documental: “Primero las personas”.

El camino hacia una ley

En la actualidad, España no tiene leyes que regulen el autocultivo. “Hay ciertas normativas con respecto a las licencias, pero cuando preguntás al Estado respecto a esas licencias se remite a leyes que no están claras, que son franquistas y pre-democráticas”, comenta. Desde el Observatorio tienen preparada una Ley de Cannabis Medicinal elaborada bajo una concepción moderna.

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Desde el año 2017, el Observatorio se reúne constantemente con representantes políticos de todos los partidos. A su vez, se presentan todos los años ante el Parlamento y el Senado y hablan con unos y con otros. “No somos partidarios de ir con tal o cual partido, sino de ir con quien nos quiera escuchar”, aclara.

De su boca: “Necesitamos amplias mayorías y consensos”.

Sobre eso, Madera dice: “Hay Observatorios que se sabe que son think tanks de partidos políticos determinados. Los miembros de nuestro Observatorio tienen cercanía por unos y por otros, no todos votamos lo mismo”.

El contexto

Gracias al trabajo de los cultivadores, la temperatura social es buena. De hecho, un informe del Centro de Investigaciones Sociológicas de España de 2018 asegura que la aprobación social del cannabis medicinal es de un 84% y que, cuando se discute el cannabis lúdico, pasa a un 47%. “Esto no viene de la magia, viene de los autocultivadores que vienen trabajando desde mediados del siglo pasado”, aclara.

“La gente está acostumbrada a que ese vecino que cultiva no es un delincuente”, Madera dixit.

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A propósito, expone: “Esta discusión es como una gota de agua que va cayendo contra una columna de acero. Si está 20 años goteando, la corroe. Esto ha sido lo mismo, hasta que se respete el derecho de las personas”.

Sin embargo, hay otro lado de la sociedad que no está de acuerdo con esta discusión. ¿Por qué? Lo identifica Madera: “Es una mezcla de dos aspectos. Por un lado, la prohibición ha hecho su trabajo de desinformación. Por otro están los intereses creados: mucha gente vive de esa prohibición”.

¿El cannabis puede ser una salida económica para la vida post-pandemia? Sí y no, no y sí. “Primero las personas”, vuelve una y otra vez el vocero. “Estoy de acuerdo pero cuidado: no hay que perder de vista que estamos en una burbuja. Que puede crear especulaciones. Es cierto pero no pongamos el carro delante de los bueyes: primero regulamos para las personas y luego vemos el negocio. Si no lo hacemos de esta manera, no habrá negocio, ni derecho a las personas”.

Con presentaciones constantes en congresos científicos (“Donde se corta el bacalao”, en sus palabras), con diálogo directo con todo el arco político, con el diseño de un proyecto de ley, Madera y los miembros del Observatorio exigen una regulación que sea completa.

España pionera

A la sazón, España tiene una larga tradición con el cannabis: genética, CBD, grown shops simultáneos con Holanda, popularización de los clubes de fumadores, semillas feminizadas, expansión mundial del autocultivo. “Igual, todo esto no significa que los políticos estén a la altura”, bromea Madera.

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Para ellos, un buen modelo a seguir es el de Colombia, que permite el autocultivo de hasta 20 plantas por persona. Asimismo, otro país referente como Uruguay permite hasta 6 y Canadá, también de fuste, hasta 4. “Nosotros tomamos las cosas buenas de cada modelo, pero queremos que el modelo sea España”.

Para lo que resta del año, el Observatorio promete nuevas investigaciones relacionadas al autocultivo, a la transparencia de las licencias y al uso del CBD. “Habrá más trabajos como el documental, pero no nos gusta vender proyectos que no estén hechos”, aclara Madera.

Y concluye: “No nos dedicamos al marketing ni a las grandes palabras, solo queremos aportar a la comunidad. Queremos que el avance sea para las personas”.