Vence el Plazo para Reglamentar la Ley 27.669 ¿Nos Vamos a Quedar de Brazos Cruzados?
El martes 22 de noviembre no es un día ordinario dentro de la agenda 420.
Es, ni más ni menos, que la fecha límite del plazo de 180 días otorgado al Poder Ejecutivo para reglamentar ley 27.669.
Dicha ley establece el marco regulatorio para el desarrollo de la industria del cannabis medicinal y el cáñamo industrial.
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Reglamentar un derecho es la potestad que ostenta el Poder Ejecutivo para disponer sobre la manera en la que ese derecho va a ser ejercido; durante este proceso no se debe alterar su espíritu.
¿Qué significa que una ley no se encuentre reglamentada?
La misma no pierde su vigencia, pero dificulta su cumplimiento; sin mencionar la situación de inseguridad jurídica que resulta contraproducente para todo estado de derecho.
¿Qué sucede si se vence este plazo de 180 días para reglamentar la ley 27.669?
Probablemente, se establezca un nuevo plazo, ¿o acaso hace falta recordarle a alguien la cantidad de plazos que establecieron para el saneamiento del Riachuelo?
Certezas de lo que puede suceder nadie tiene. Tanto en el derecho cómo en la vida misma, cuando no tenemos garantías, sólo nos queda apelar a la confianza.
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Como usuario registrado y militante de la causa, elijo creer en que los funcionarios públicos de esta misma gestión -que impulsaron la creación de este registro (por demás discriminatorio, pero lo mejor que hemos tenido hasta el momento) llamado REPROCANN- sigan demostrando que son personas comprometidas con la causa.
Elijo creer que un evento como Expo Cannabis haya servido para elevar el nivel de consciencia de la población en general.
También en que van a dejar de perseguir a los usuarios y consumidores de esta medicina llamada droga; sueño con el momento en que se elimine al cannabis de la lista de sustancias prohibidas por la ley.
El cambio se está dando y necesitamos de un acompañamiento estatal.
Los cultivadores se autoconvocan y se organizan para armar copas cannábicas, lo cual va a elevar el nivel del producto vegetal, potenciando la actividad.
Sólo hace falta la ley, que tampoco es tan complicada, excusas no hay porque sobran profesionales idóneos en la materia, con voluntad y conocimiento a disposición para la causa.
No me canso de repetir y explicar el lema: “no más presos por cultivar” y caemos, una vez más, en el supuesto en que la fuerza le gana a la razón.
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Pero la fuerza -en algunos casos- sólo responde a la fuerza, algo que encuentro alentador para los 420s porque nos encontramos en un momento único de la historia.
La militancia viene ganando la calle y la universidad; basta con recordar el 1º Congreso de Derecho Cannábico realizado el pasado 24 de octubre en el auditorio de la Facultad de Derecho de la Universidad de Buenos Aires, casa de estudios en la cual es profesor el actual presidente de la Nación.
Tal vez sea momento de “esperar” a que la industria prolifere de manera tal que los empresarios finalmente le hagan entender a los funcionarios públicos de turno que van a fundirse si siguen persiguiendo a los usuarios y consumidores de la planta.
Por eso no es que apelo a la buena voluntad de la clase política actual de puro romántico que soy, sino que son estos mismos personajes quienes ya han comprendido la necesidad y real urgencia que merece este asunto en materia de salud y la deuda legislativa que tenemos cómo sociedad para con ello.
Quienes, asimismo, nos han brindado la posibilidad de andar tranquilos por la calle con nuestra medicina encima.
Saben y entienden perfectamente sobre lo que estamos hablando.
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Todos estos avances nos demuestran la progresividad del tema. Ya vivimos un experimento social cuándo sufrimos la prohibición de medicinas sagradas ancestrales.
¿Por qué no experimentamos retrotraernos al antiguo estado natural de la sociedad?
En una de esas, capaz que logremos recuperar la paz mental de nuestros ancestros.
*Abogado UBA. Colaborador del Estudio420 en la Patagonia // IG de Juan Pablo Pes Daroca
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