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Cannabis

Humor, Feminismo y Estados Alterados según Alexis de Anda, Comediante Mexicana

Por Lola Sasturain

Humor, Feminismo y Estados Alterados según Alexis de Anda, Comediante Mexicana

✍ 21 May, 2022 - 13:05


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Alexis de Anda, también conocida como Alexis de Onda, se presenta como comediante, actriz, podcaster y psiconauta. “No se cuán experimentada pero lo suficiente como para llamarme a mí misma psiconauta”, ríe. La humorista mexicana es principalmente conocida por su stand-up; fuera de su país, puede encontrársela en diversos especiales de Comedy Central Latinoamérica o en Mea Culpa, su propio especial de Netflix. 

Y desde sus primeros registros, allá por 2015, hay algunas constantes: el humor negro, el feminismo y un discurso positivo y sin pelos en la lengua sobre los estupefacientes. Sobre todo de cannabis, aunque es usuaria y acérrima defensora de los psicodélicos en general.

‘En la escena de la comedia somos casi puros marihuanos’

De Anda, nacida en Coyoacán, Ciudad de México, es parte de una generación de humoristas y comunicadorxs que, desde el humor, están tratando de ampliar los límites de lo decible y de lo reíble con respecto a los consumos y principalmente al cannabis. 

A mediados de la década pasada, ya hablaba de marihuana como consumidora orgullosa en sus shows para Comedy Central. De hecho, pueden encontrarse en YouTube algunos espectáculos suyos de seis años atrás con títulos como “Yo amo la marihuana” o “Cómo saber si su hija es adicta”. 

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Poner esta temática sobre la mesa con una visión positiva, con humor y en primera persona no era algo muy común en aquel entonces, en Latinoamérica y menos viniendo de la boca de una mujer. “Ser una mujer joven en el stand-up y hablar de los temas que a mí me interesan, que tienen que ver con tabúes, con feminismo, cannabis y psicodélicos, sí, era algo bastante nuevo que de pronto asustó mucho a mis papás”, cuenta.

En un principio le dio miedo hablar de estos temas, pero de alguna manera sintió que era su deber. “Si algo tengo que hacer como activista cannábica es salir del closet psicoactivo. Y, al final, en la escena de la comedia, somos casi puros marihuanos”.

Y si bien tiene como regla de oro jamás fumar antes de subir al escenario, afirma: “Es muy divertido después de un show fumar un porro con los comediantes y cagarte de la risa un rato”.

Su camino con las plantas comenzó con la marihuana, un amor incondicional que la acompaña desde la adolescencia. “A veces más, a veces menos, pero digamos que es la relación más duradera que he tenido”, bromea. 

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Foto: cortesía de Alexis de Anda

Más de adulta comenzó a acudir a ceremonias de peyote en el desierto de su país. Y siguió explorando diversos psicodélicos: lsd, hongos, sapos y hasta ayahuasca. “He probado un buffet psicodélico bastante interesante y bastante iluminador”, afirma.

El nexo entre los psicodélicos y su profesión no se limita a hacer chistes sobre estupefacientes: acceder habitualmente a estados alterados también la ha ayudado a expandir las formas de su humor, sus maneras de escribir, la ayuda con la inspiración y con el enfoque sobre todas las temáticas que toca. 

“Esta exploración me ayuda 100% en mi creatividad como humorista”, afirma sin titubear. “No hay forma en la que unx pueda tener estas experiencias tan expansivas y volver a ser la misma persona. Siempre hay algún tipo de revelación, sanación, algún proceso que tarda en reintegrarse el resto de la vida. Son saltos cuánticos que una va dando. Entonces, empiezas a darte cuenta de las infinitas posibilidades de la existencia, que eso es lo que nos enseña la psicodelia”. Y ésto, cuenta, hizo avanzar su humor. 

Hoy considera que está en un lugar muy distinto, tal vez más experimental y más profundo que el de su especial de Netflix, por ejemplo, y que toma inspiración en la estructura (siempre anárquica e impredecible) de sus viajes psicodélicos para poder estructurar los viajes que plantea con sus espectáculos de comedia. 

“Yo antes tenía ciertos temas y ciertas formas para hacer chistes, recurría mucho a chistes sexuales, tonos muy rojos, cosas muy oscuras o irme siempre al shock, y conforme he explorado con la psicodelia de repente digo: sí, puedo irme al oscuro pero luego puedo irme al absurdo y después puedo ir a una cosa observacional. Y ahora estoy empezando a mezclar, como siento que sucede en las experiencias psicodélicas, momentos de mucha risa con momentos de mucha introspección y hasta llanto”. 

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Actualmente está armando un show interdisciplinario llamado “Vulnerable”, un stand-up atípico que, además de desafiar la narrativa clásica, incluye visuales, diseño sonoro y demás particularidades. 

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Foto: cortesía de Alexis de Anda

“Quiero que sea una pieza de arte, llevarlo a otro nivel. Quiero que las personas, hayan o no hecho psicodelia antes, vayan al show y sientan que se metieron un ácido”, se emociona. Y sigue: “No hay límites. Nos ponemos muchos límites como comediantes sobre cómo es el stand-up, cómo se escribe un chiste. ¿Y si no? ¿Y si empiezo a explorar otro tipo de narrativas? Tal vez no lo puedas llamar literalmente stand-up. No sé en que se irá convirtiendo, pero sé que es mío. Y pues qué mejor que poder darle a la gente una experiencia verdaderamente única”.

Su podcast, llamado precisamente El Viaje, acumula 3 años de existencia, más de 30 episodios y también tiene estrecha relación con la psicodelia. Su premisa es el despertar de la conciencia y, allí, Alexis entrevista a personas que considera relevantes en ese sentido: comediantes, artistas, chamanes, terapeutas y hasta a su propio papá. 

“Cualquier personaje interesante que se me presente, lo entrevisto sobre su vida. Qué los hace quiénes son. Me gusta mucho hacer ese contenido, es algo que me hace crecer de otras formas que la comedia no”, cuenta.

Reír para no llorar

Para Alexis de Anda, la comedia es cosa seria en tanto sea un vehículo para instalar y hablar sobre temas que, de graciosos, tal vez, no tengan nada. 

Yo creo que la comedia es una de las mejores maneras de hacer activismo de cualquier tipo. Es una forma de darle a alguien una medicina muy amarga con una cucharada de miel”, ejemplifica la mexicana. 

En sus shows habla de temas tabú que van más allá de los consumos, como pueden ser el racismo o la discapacidad, nunca desde una perspectiva amarillista pero sí piadosa, ácida y con sentido del humor. Porque no le parece banalizarlos sino, por el contrario, instalarlos y permitir otras perspectivas. 

Esto la lleva a la reflexión sobre lo que se puede decir y lo que no: “Genera mucho rechazo cuando dices una verdad muy fuerte con mucha solemnidad. Si le puedes meter un poquito de comedia podemos liberar la tensión, reír un poco y normalizar el tema. Porque, si yo me estoy riendo y tú te estás riendo, ya hay algo en común”, explica. 

Y dice que dos cuestiones fundamentales dentro de la sociedad mexicana son el machismo y el clasismo, herencia del “malinchismo” producto de estar pegados a Estados Unidos. Estas estructuras son las que principalmente busca desarmar con su humor. E identifica que cada vez es más complicado, sí, pero también más enriquecedor.

Con toda la cultura de la cancelación y la corrección política hay muchos chistes que están quedando atrás. Estamos teniendo que refrescar y renovar nuestros discursos. Aunque seas profundamente clasista y racista, para que no te cancelen te callas la boca y buscas nuevos ángulos para hacer chistes. Y a mí me parece que eso está bien, te hace pensar más y hace que no te quedes con la primera lectura de las cosas y que puedas hacer humor sin tirarle al que menos tiene”, reflexiona.

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Pero insiste en que hay que aferrarse al sentido del humor: “En la comedia es importante regresar al sentido del humor y entender que, a veces, un chiste es solo un chiste. No puede ser que haya cosas sobre las que no se puede hablar. No por eso van a dejar de existir, solo van a existir en el anonimato. Todo el mundo merece un chiste. No es ir para adelante, es borrar lo que hay atrás: de las cosas feas no se habla”.

Y concluye: “Ante cualquier cosa yo prefiero chistoso a no chistoso. Ya llegué a un punto que ni siquiera quiero juntarme con personas que no tengan sentido del humor”.

Divina y comedia

Su especial de Netflix, Mea Culpa, trajo gran impulso a su carrera. El mismo está ambientado en una especie altar donde Alexis es la novia. Y la intro y la outro denotan que todo es un viaje de marihuana en donde la comediante cranea su especial. “Sólo estaba pacheca”, dice, sobre el final.

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Foto: cortesía de Alexis de Anda

“Tiene mucho que ver con simbolismos de la cultura latinoamericana y el catolicismo. Te dicen que el día de tu boda es el día más importante de tu vida, que tienes que llegar virgen y vestida de novia al altar. Entonces, yo tomé muchos de estos conceptos y en una onda muy mía, muy psicomágica, dije: ‘sí, para mí el día de mi especial de Netflix es uno de los días más importantes de mi vida, voy a llegar vestida de blanco pero claramente no virgen y, en vez de rezarle a Jesucristo, voy a rezarle a Rihanna porque me inspira mucho más que Jesucristo’”, ríe.

El lugar de la mujer en el humor siempre fue incómodo. El derecho a ser graciosa en los propios términos fue negado durante mucho tiempo e incluso hoy en día es un derecho conquistado a medias. La mujer graciosa todavía tiene muchos prejuicios que derribar y mucho que demostrar: que puede ser sujeto y no objeto del chiste, que su humor puede pasar no necesariamente por hacerse la tonta, que se puede ser deseable y vestir bien y también ser graciosa. 

El vínculo entre el sentido del humor y el atractivo sexual siempre estuvo sobre la mesa pero parece, injustamente, opuesto para ambos géneros: no hay dudas de que un hombre gracioso es sexy pero no se piensa lo mismo sobre las feminidades. Más bien al contrario.

“Incluso hay un ensayo de Christopher Hitchens que dice que las mujeres no son chistosas y dice que es porque la mujer no tiene que cortejar al hombre y lo chistoso es una herramienta de cortejo”, cuenta indignada. “Pero la comedia es algo tan físico y visceral que, cuando algo te hace reír, es indudable. No tienes que cuestionarte si te parece o no te parece gracioso”. 

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Pone un ejemplo refiriéndose a la comedia argentina. Alexis cuenta cómo Peter Capussotto y Cha Cha Cha le volaron la peluca: “Dije wow, qué nivel top de comedia se maneja en Argentina. Pero era eso y Las Gatitas de Porcel, lamenta. 

Y reflexiona: “Piensas en las comediantes de antes y eran o super masculinas, o exageradamente gordas, o tontas, o toscas, o disfrazadas de indias o de amas de casa con el palo de amasar. Cambiar esas estructuras toma tiempo”.

La brecha de la risa

¿Es un prejuicio o no eso de que para los hombres heterosexuales las mujeres graciosas no son sexys? “Yo por suerte soy bisexual”, aclara de antemano Alexis. 

Y procede a responder: “Yo creo que a todo el mundo le parece atractiva una persona chistosa. Pero, por otro lado, creo que es sumamente intimidante para los hombres estar con una mujer graciosa porque estar con una mujer graciosa es estar con una mujer inteligente y una mujer que tiene opiniones. Y estos son rasgos que los conflictúan mucho en su masculinidad. Y hay algunos que, sí, obviamente, pero son los menos”. 

De Anda menciona cita algo que dice una comediante estadounidense que admira mucho, Ali Wong, en un especial suyo: “Hay tantos comediantes hombres y tan pocas mujeres porque el fan pussy es hermoso, las mujeres que se ven atraídas por los comediantes son divinas, brillantes, sexys. En cambio el fan dick da miedo, es como un acosador atrás de una camioneta”, ríe.

Alexis de Anda no cree que al público le falte educación, o que la gente esté menos dispuesta a reír de los chistes de una mujer. Cree que tiene que ver, una vez más, con la ocupación de espacios: que no depende sólo de la capacidad de las mujeres de abrirse camino, sino también del espacio otorgado por las figuras consagradas, de los programadores, de los medios. 

“Necesitamos más mujeres que hagan comedia, que escriban comedia, que se paren en los escenarios. Aquí, por suerte, la escena es muy diversa y no sólo hay mujeres, sino también personas trans, no binaries, diversidades de todo tipo. Pero, al final, cuando ves a los comediantes más renombrados, hay veinte hombres y dos mujeres”. 


Foto: cortesía de Alexis de Anda

Según reflexiona, tan escasa representación también resulta desmotivadora. Entonces, desde su lugar, considera que ocupar espacios es casi un deber.  “Lo que necesitamos es ponernos las pilas. Por desgracia nos toca trabajar el doble, el mundo sigue siendo machista y nos toca hacer de más para tener lo mismo que tiene un vato, pero sí se puede”.

Por todas estas cuestiones, Alexis le agradece al feminismo el poder dedicarse a lo que ama. “Me imagino que, en su momento, estuvo Sor Juana Inés de la Cruz escribiendo a la luz de las velas y pensando ‘tal vez yo no puedo ser una poeta famosa y renombrada pero algún día Alexis de Anda podrá hablar de perrear a los 40 en un escenario’”.

Sin miedo al éxito

Por estos días está terminándose una película chilena en la que explotó su veta actoral. Aunque su personaje es cómico, asegura: “Actuar es muy distinto a hacer stand-up. Me relaja más: no soy yo, no son mis palabras, no es el escenario y no recae todo sobre mí. El stand-up me encanta pero es intenso”. 

Y con “Vulnerable” su idea es brindar su obra a más personal y llevarla de gira por todos los países de habla hispana. 

Ahora sí que no le voy a tener miedo al éxito, se acabó el síndrome del impostor. Como muchas mujeres siento que sufrimos el síndrome del impostor: que no podemos ocupar espacios, que no podemos alzar la voz. Y claro que podemos hacer todo y más. Si la sensibilidad femenina tiene que servir para algo es para llegar al corazón de la gente además de a la cabeza, que la risa venga desde otro lugar”.

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Y la comediante mexicana se despide con un mensaje para todxs aquellxs que la lean desde Argentina: “Salgamos del closet. Las personas que fumamos marihuana podemos ser personas dignas, respetables, trabajadoras, buenas para su comunidad, buenas para muchas cosas. Y fumarse una plantita a veces te ayuda a estar mejor contigo mismx y con el mundo. Así que quitemosle esos estereotipos chafa que ya quedaron atrás”.

Fotos cortesía de Alexis de Anda

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ACERCA DEL AUTOR

Entrevistadora y editora en El Planteo, Lola Sasturain es periodista cultural, DJ y guionista.

Puedes encontrar sus notas en Página/12, VICE y, por supuesto, en El Planteo.