Cómo el Tratamiento con Ibogaína Podría Acabar con la Adicción a los Opiáceos
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Los centros de tratamiento con ibogaína están apareciendo alrededor de todo el mundo y ofrecen a lxs adictos a los opiáceos la esperanza de una recuperación duradera sin tener que soportar el doloroso síndrome de abstinencia.
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Sin embargo, esta terapia sigue estando prohibida en Estados Unidos, un país sumido en una epidemia de opiáceos. Esto podría cambiar pronto.
Tsunami de opiáceos
La crisis de los opiáceos ha llegado a Estados Unidos en oleadas. La primera oleada se produjo en la década del ’90, cuando las prescripciones de opiáceos altamente adictivos como OxyContin y Fentanil fueron repartidas en exceso. Más de una cuarta parte de las personas a las que les recetaron opiáceos para el dolor crónico pasaron a abusar de ellos, y entre el 8% y el 12% se hicieron adictxs, según el Instituto Nacional sobre el Abuso de Drogas (NIDA).
La segunda oleada llegó en el 2010, cuando el consumo de heroína aumentó exponencialmente porque era más fácil conseguirla que a las pastillas con receta. Alrededor del 80% de lxs consumidores de heroína consumieron primero opiáceos con receta, según el NIDA.
La tercera ola se produjo en el 2013, cuando los opiáceos sintéticos, en particular el fentanilo de fabricación ilícita, llegaron al mercado para satisfacer la demanda.
La adicción a los opiáceos se siente cuando tu cuerpo se ha acostumbrado a las pastillas pero no puedes conseguirlas. El cuerpo empieza a sentir los signos de abstinencia, un dolor tan intenso que se ha descrito como si te rasparan los huesos. El síndrome de abstinencia hace que la desintoxicación parezca imposible. De hecho, es tan intenso que la mayoría de la gente no puede hacerlo por sí sola. Además, una cuarta parte de las personas que se desintoxican en hospitales, donde tienen acceso a medicación y atención permanente, acaban abandonando la clínica antes de completar la desintoxicación.
Un tratamiento esperanzador
Pero hay un tratamiento que ha dado esperanzas. Una droga tan mística que no sólo interrumpe los síntomas de abstinencia, sino que también lleva a lxs usuarixs a un viaje al interior de sus mentes, donde pueden enfrentarse a los problemas que les llevaron a abusar de los opiáceos en primer lugar. Para algunxs, ha sido una recuperación a largo plazo. Otras personas afirman que con una sola sesión de tratamiento han erradicado permanentemente sus síntomas de abstinencia. Para otrxs, las ansias volvieron al cabo de unas semanas, pero con una intensidad mucho menor y más manejable.
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Este medicamento, la ibogaína, está disponible en centros de tratamiento de todo el mundo, incluyendo Canadá y México. Sin embargo, sigue siendo ilegal en los Estados Unidos, el país que parece necesitarla más.
¿Qué es la ibogaína?
La ibogaína es un alcaloide derivado de la iboga, un arbusto de la selva tropical originario de África Occidental. Se utiliza en algunas culturas africanas con diversos fines medicinales, rituales y ceremoniales. En dosis elevadas, la ibogaína tiene propiedades alucinógenas, por lo que está clasificada como droga de la Lista I por la Agencia Antidrogas (DEA) de Estados Unidos.
Lxs exploradores occidentales se enteraron de la existencia de la ibogaína a principios del siglo XX tras observar las ceremonias africanas. Un extracto de la planta de iboga se vendió posteriormente en Francia como estimulante, pero poco después se retiró del mercado. En su mayoría, el uso de la ibogaína era clandestino.
Un descubrimiento fuera de lo común
Fue el uso ilícito de la ibogaína en la década del ’60 por parte de Howard Lotsof, un joven de 19 años adicto a la heroína, que lo hizo descubrir la capacidad única de la planta para eliminar los síntomas de abstinencia de la heroína y curarle de su adicción.
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Para asegurarse de que la experiencia no fuera una anomalía, Lotsof administró ibogaína a varixs de sus amigxs adictxs, que terminaron expresando resultados similares. La droga no sólo pareció interrumpir sus síntomas de abstinencia, sino que sus efectos alucinógenos también les permitieron comprender los problemas que les llevaron a abusar de la heroína en un primer lugar.
Lotsof se convirtió en un firme defensor de la ibogaína a lo largo de los años y, en 1985 y 1992, adquirió las patentes del medicamento como tratamiento de la adicción aguda. Aunque hubo baches en el medio, su trabajo allanó el camino para los estudios de casos y los ensayos clínicos que investigan la seguridad y la eficacia de la ibogaína. Entre ellos, dos estudios recientes que demostraron que un único tratamiento con ibogaína ayuda a reducir el síndrome de abstinencia a los opiáceos y mantiene a raya los antojos en los meses posteriores al tratamiento.
A pesar de los avances, la ibogaína sigue siendo una droga catalogada como peligrosa en EEUU. Sin embargo, en los últimos años han aparecido muchísimos centros de tratamiento en otros países. Entre los estados donde se ofrece la terapia con ibogaína se encuentran Canadá, Sudáfrica, los Países Bajos, México, Noruega y el Reino Unido.
El cuidado para lxs consumidores
Aunque la ibogaína pueda parecer mágica, no está exenta de riesgos. El medicamento puede reducir la presión arterial, disminuir el ritmo cardíaco y suprimir la respiración. La literatura revisada por expertxs ha documentado más de 30 muertes entre personas que ingirieron la droga. Según MAPS, la mayoría de estas muertes podrían haberse evitado.
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Encontrar un centro de tratamiento acreditado es de vital importancia. Cualquiera que esté interesadx en seguir un tratamiento con ibogaína debe buscar centros que tomen medidas para garantizar la seguridad de lxs pacientes, como la realización de exámenes médicos previos, el control de los electrolitos y de ritmos cardíacos durante el tratamiento. Asimismo, deben tener la capacidad de transportar a lxs pacientes a una sala de urgencias en caso de emergencia.
Vía Psychedelic Spotlight, traducido por El Planteo.
Foto por Matteo Badini vía Unsplash
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