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¿Y Si Sale la Ley? Pistas para Entrar en la Industria del Cannabis Medicinal e Industrial en la Argentina

¿Y Si Sale la Ley? Pistas para Entrar en la Industria del Cannabis Medicinal e Industrial en la Argentina

✍ 28 September, 2021 - 12:08


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A raíz del envío del proyecto de ley de cannabis industrial y medicinal al Congreso por parte del Ministerio de Desarrollo Productivo, muchas personas se preguntan cómo formar parte de este sector emergente.

Si bien el proyecto promete oportunidades para PyMEs, cooperativas y asociaciones civiles, hasta que la ley se reglamente no queda claro cómo lucirá el mercado médico e industrial del cannabis nacional. Es decir, cuánto costarán las licencias y las tasas a la producción, cómo se trazará el producto, cuánto se podrá producir, bajo qué condiciones, con qué estándares de calidad, etc.

Si bien el proyecto de ley supone un marco alentador, el mercado del cannabis medicinal e industrial dispone ciertas condiciones de viabilidad comercial que no todxs pueden cumplir.

De este modo, la reglamentación de la ley por parte del Estado puede convertirse en estímulo o en barrera de entrada para pequeñas unidades productivas de cannabis argentino.

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Sin embargo, en el hipotético caso que la ley fuera aprobada tal y como está, existen aspectos de gestión que resultan indispensables para dar el primer paso, tales como obtener una personería jurídica, familiarizarse con la industria biotecnológica nacional y pensar una propuesta de negocios que se sirva de los recursos disponibles en nuestra región.

Mi primer emprendimiento cannábico

“En el hipotético caso en que el proyecto de ley con media sanción sea aprobado, vamos a poder constituir cooperativas y asociaciones civiles para poder producir cannabis y derivados”, cuentan Ivana Vigilante y Facundo D’Espósito, dos abogadxs centradxs en el sector.

“Si bien la ley habla de PyMEs (en un ‘mini párrafo’ menciona pequeñas y medianas empresas agrícolas), no está establecido cuál va a ser el marco de su participación en la industria” del cannabis en Argentina.

“Lo que sí sabemos exactamente es que habrá cooperativas y asociaciones civiles”, agrega Ivana desde un comienzo.

Para entender mejor las vías que la ley habilitaría, Ivana recomienda comenzar por distinguir un tipo societario (SA, SAS, SRL) de las ONG (organización no gubernamental) y cooperativas.

En general, las sociedades y las cooperativas se diferencian por:

  • El objetivo que persiguen;
  • El origen del capital;
  • La distribución de las ganancias;
  • Su gobierno interno;
  • Las cargas que afrontan; y,
  • Los estímulos que reciben.

Ivana y Facundo explican que las sociedades tienen fines de lucro; a diferencia de las asociaciones civiles y cooperativas, que deben tener un fin común.

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Una Sociedad por Acciones Simplificada (SAS), por ejemplo, está compuesta por una determinada cantidad de socios. Estos aportan el total del capital, deciden el destino de la empresa y pueden tener personas trabajando en relación de dependencia para ellos.

Por el contrario, las ONG, no tienen fines de lucro, “lo cual no significa que no tengan algún tipo de ganancias”.

—¿Cuál es la diferencia entre una sociedad y una cooperativa?

—La principal diferencia es el fin de lucro en el caso de las sociedades, donde una determinada cantidad de socios se reparten la propiedad de la empresa y los ingresos. Son ellos quienes eligen qué van a hacer y cómo distribuyen e invierten las ganancias de la empresa.

Por el contrario, las cooperativas están abiertas a nuevos socios (salvo algunas excepciones) y no tienen fines de lucro (no pagan impuestos a las ganancias). Además, tienen como mínimo diez asociados que toman las decisiones y tienen como objetivo alcanzar un bien común. Mientras que los beneficios, de existir, se distribuyen entre los asociados.

En el caso de una asociación civil hay una comisión directiva y distintos tipos de socios. No todos votan igual. Aunque cuenta con beneficios impositivos, la asociación civil tarda más tiempo en ser aprobada.

“Nosotros creemos que, para entrar en cannabis, una cooperativa agropecuaria puede ser una buena opción”, nos dicen lxs abogadxs.

¿Cómo formar una cooperativa agropecuaria cannábica?

Para poder escribir una cooperativa, los futuros socios necesitarán:

1) Un Estatuto;

2) Una Nota de presentación de la cooperativa;

3) Un Acta fundacional (en donde se constituye una asamblea); y,

4) Una boleta de depósito, (el 5% del capital que tenga la cooperativa).

Si la cooperativa tiene un capital de ARS 100.000, la boleta de depósito en el Banco Nación tiene que ser de ARS 5000. Podrán retirar ese monto una vez que la cooperativa sea aprobada.

Y, por último, deberán asistir a un curso de capacitación que dicta el INAES.

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Ivana y Facundo explican que los costos de una cooperativa son más livianos porque la tasa de la constitución de la cooperativa es de ARS 30 y las firmas pueden ser certificadas por escribano público o por un gerente a un banco, por ARS 1.800 cada una.

“Si alguno de los socios tiene práctica en temas legales y contables, hay modelos que se pueden seguir y presentar en el INAES. Otra opción es contratar un abogado. El costo puede variar entre ARS 50.000 y ARS 120.000, ya que hay mucho trabajo detrás”.

“Durante la pandemia salieron unas cooperativas exprés que tardan un mes y medio. Un tiempo súper rápido comparado con el tiempo que lleva registrar una asociación civil que puede tardar dos años”, agrega Facundo.

Entender el segmento medicinal e industrial para pensar el negocio (y cómo entrar en él)

Antes de aventurarse en la industria del cannabis medicinal e industrial en Argentina hay que tener en cuenta algunos de sus aspectos centrales.

En primer lugar, la importancia de la biotecnología para el desarrollo de soluciones, patentes y certificaciones que garanticen la transparencia y trazabilidad del cannabis.

La biotecnología del cannabis puede definirse como toda aplicación tecnológica basada en conocimientos científicos provenientes de la biología, la bioinformática y la ingeniería genética, a la planta de cannabis, para la obtención más eficiente de bienes y servicios.

Este sector representa una de las principales fuentes de innovación tecnológica y transformación productiva que persigue el proyecto de ley, y un factor preponderante para el proceso de crecimiento y desarrollo de la economía nacional.

Además de entender el sector, es importante contar con capital, una red de negocios y apoyarse en la cultura cannábica y los recursos que existen al alcance de cada región del país.

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María Fernanda Andrés es directora de negocios y Daniel Scacchi es gerente general de Aceleradora Litoral, una empresa dedicada a apoyar emprendimientos de base biotecnológica.

La Aceleradora Litoral trabaja junto a la Universidad Nacional del Litoral (UNL), cuya Oficina de Patentes es la segunda institución a nivel nacional con más solicitudes de patentes después del CONICET.

La empresa se encarga de identificar proyectos para invertir (entre u$s 50.000 y u$s 500.000), desarrollar modelos de negocios basados en resultados científicos y escalar su valor, a cambio de acciones.

Fernanda recuerda vívidamente su primer contacto con la industria del cannabis, en Colorado, EEUU.

“En 2019 fui a ver una exposición de aceleradoras de empresas de cannabis en Boulder. Éramos un grupo con poca exposición a la industria y nos preguntábamos ¿con qué nos vamos a encontrar? Yo pensé que iba a haber un poco de ‘onda’. Al llegar, nos reíamos, no había nada con ‘onda’, era todo negocio ‘puro y duro’. Todo era cáñamo, materiales, ‘pharma’, todo totalmente aplicado. Fue impresionante. De regreso a Denver, hacíamos números y realmente el dinero que se maneja en la industria allí es impresionante”.

Los expertos explican que las empresas de biotecnología, (incluyendo aquellas dedicadas a la producción de cannabis, insumos y sus derivados), son firmas que buscan resolver problemas con tecnología aplicada, que toman tiempo en desarrollarse y que enfrentan panoramas regulatorios complejos.

“La biotecnología es una apuesta a un desarrollo futuro. En general, requieren inversiones potentes que son protegidas por regímenes de patentes que regulan la industria”, agrega Daniel.

Por eso, las aceleradoras asesoran a los emprendedores al respecto de cuál es la mejor estrategia de crecimiento y de protección de su propiedad intelectual, “que es también su ventaja competitiva”.

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Asimismo, prevén que las empresas se presenten sólidamente a rondas de financiación con inversores privados.

“Diseñamos un plan de trabajo a medida. Identificamos ‘¿qué tiene?’ y ‘¿qué cosas hay que hacer para aumentar su valor en un año y medio?’”, suma Daniel

A la hora de seleccionar una empresa, las aceleradoras buscan resultados de laboratorio y, si hay prototipos, o una tecnología para validar, mejor aún.

“Esto ocurre a menudo con los medicamentos a nivel mundial, donde grandes compañías se alían con startups nacientes para llegar a desarrollos conjuntos”, explican.

Principales aspectos a tener en cuenta

Fernanda considera que lo primero hay que conocer a la hora de emprender en biotecnología es el negocio, las regulaciones y las patentes presentadas, junto con las incubadoras y aceleradoras más cercanas y las oficinas de vinculación tecnológica de las universidades en tu región.

Y “buscar aliados, aquellos que saben lo que vos no sabés”. 

“Esto es lo más importante, saber qué sabés y qué no sabés. Qué puedes aportar y buscar miembros del equipo que te complementen”, agrega Daniel.

Antes de entrar al sector, asegúrate de saber si lo que quieres hacer se puede patentar, o si no está patentado a nombre de otros.

“Por ejemplo, si yo soy un emprendedor que quiere trabajar en cannabis, dentro de la ley actual, como lo hacen en Canadá, me fijo en todas las patentes que haya a nivel mundial que no están presentadas en la Argentina”.

“Esto también te ayuda a identificar tu competencia: los titulares de esas patentes”, agrega Fernanda.

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“El cannabis parece prometedor, pero hay que ver qué demanda real existe antes de buscar financiamiento”, afirma Mayra Correa, quien colabora con el equipo en la gestión de negocios y patentes.

Desde la Aceleradora resaltan la importancia de contar con un equipo multidisciplinario para poder innovar y sobrevivir a las crisis cíclicas de la economía.

Asimismo, la importancia de la cultura de los equipos de trabajo. El desarrollo de productos innovadores no depende sólo del capital o del conocimiento científico. Además, depende de cuánto sabemos de una industria o segmento de mercado en particular.

Ofrecen el ejemplo de Nairotech una empresa formada por fanáticos del Snowboard que logró reconvertirse durante la pandemia gracias a que, en base a su conocimiento del deporte y del mercado, pudieron identificar nuevos nichos para sus productos.

Una anécdota interesante para pensar cuánto puede aportar la cultura cannábica al desarrollo de productos nacionales de cannabis que sean innovadores.

Trepar el umbral de las buenas prácticas

El proyecto de ley prevé la creación de una agencia federal que regule el cannabis industrial y medicinal: la ARICCAME.

Entre sus funciones se encuentran “establecer las normas regulatorias que recepten las mejores prácticas en materia de plantación y cultivo, con sujeción a estándares y certificaciones de calidad a los que deberán ajustarse los sujetos autorizados para el mercado interno y externo, procurando -en la medida de lo posible- la armonización con las regulaciones internacionales más representativas de la industria” del cannabis en Argentina.

“Esta ley es muy importante. Nos va a ayudar a que avance la investigación y el desarrollo del cannabis argentino”, afirma Agustina Elizalde, abogada especialista en semillas, cáñamo y cannabis.

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La abogada considera que la producción de semillas nacionales es un paso fundamental en esta dirección y aconseja a los productores nacionales (breeders) prestar atención a los aspectos legales del mercado de semillas.

Agustina recuerda que uno de los grandes problemas que tuvieron algunas empresas en Uruguay fue haber plantado genéticas inestables, lo cual dificulta su comercialización.

“Aprendimos que las buenas prácticas son estándares internacionales fundamentales, que tienen ciertos países donde solo aquellos productos que las cumplen pueden ser comercializados”, suma Agustina.

Sin embargo, no queda claro cuáles serán las “buenas prácticas” y “las regulaciones internacionales más representativas de la industria” a reglamentar, ni qué tan alto será el umbral tecnológico que establecerán para los productores de cannabis en Argentina.

En este contexto, cabe preguntarse si la regulación del mercado interno de uso adulto del cannabis no sería una opción local ‘desenganchada’ del régimen internacional de buenas prácticas, con un umbral tecnológico menor para la inserción de los productores nacionales, que, mediante su cultura y conocimiento del cannabis, podría diversificar su cadena productiva.

Aun en la informalidad (a la que los somete el régimen tutelar actual), lxs productores nacionales de cannabis han desarrollado know-how local que ya se aplica al diseño de productos.

De este modo, una regulación coherente de este mercado podría agregar más y mejor oferta de cannabis a un menor precio, reduciendo así la cuota de comercio ilegal de la planta, protegiendo la salud del usuario adulto y favoreciendo los procesos de competencia y cooperación regional que le agregan valor.

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ACERCA DEL AUTOR

Nicolás es Licenciado en Relaciones Internacionales e investigador del Doctorado en Política Pública y Urbana de The New School en la ciudad de Nueva York. En 2014, trabajo para Naciones Unidas en Kosovo y co-fundó la Open Data Kosovo Foundation for Digital Capacity-Building. En 2015 recibió un Master en Asuntos Internacionales y en 2020 un Master en Filosofía. Actualmente se dedica a estudiar la relación entre la industria del cannabis y las políticas de desarrollo económico equitativo, en Argentina, donde conduce su trabajo de campo.