DMT: ¿Es Cierto Que la Molécula de Dios Ya Está en tu Cerebro?

• El DMT, presente en humanos, podría estar vinculado a sueños, experiencias cercanas a la muerte y espiritualidad.
• Investigadores especulan sobre su producción en la glándula pineal y su rol en visiones místicas.
• Aunque fascinante, el papel del DMT endógeno en el cerebro humano sigue siendo mayormente desconocido.

El DMT, el psicodélico de acción rápida que transporta a sus usuarios hacia llanuras alucinógenas de otro mundo, puede encontrarse “casi en cualquier lugar que elijas mirar”, escribió el químico psicodélico Alexander Shulgin. “El DMT está… en esta flor de aquí, en ese árbol de allá y en aquel animal”.

Por “animal”, quiere decir humano. En los ’50, se descubrieron por primera vez trazas de DMT en humanos, y más tarde otras investigaciones explicaron cómo los mamíferos pueden tener en sus cerebros niveles de DMT similares a los de la serotonina, la hormona de la felicidad. Estos sorprendentes hallazgos nunca fueron noticia de primera plana, pero los vientos culturales del renacimiento psicodélico nos están ayudando a apreciar la naturaleza de algunos de los componentes más flasheros del cuerpo humano.

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“El psicodélico más misterioso del mundo ya está dentro de tu cerebro“, exponía el titular del artículo publicado recientemente en Vox por el periodista Oshan Jarow.

“Cuando [Rick] Strassman llamaba al DMT ‘la molécula del espíritu’, lo decía más bien literalmente: Su función en el cerebro, argumentó, es simplemente provocar estados psicológicos que llamamos espirituales”, escribió Jarow. “Una investigación publicada en 2019 mostró que los niveles de DMT en el cerebro de las ratas se disparan durante un paro cardíaco, lo que da cierta sustancia a un vínculo entre la DMT y las experiencias cercanas a la muerte“.

Strassman escribió The Spirit Molecule (La molécula del espíritu) en el año 2000. Allí, habla de su investigación sobre DMT en los años anteriores como parte del primer estudio sancionado tras la prohibición de los psicodélicos, y plantea la hipótesis de que la glándula pineal, entre los ojos, es la fábrica de DMT del cuerpo. (Se ha encontrado DMT en la glándula pineal de ratas, pero solo se ha observado en la orina, la sangre y el líquido cefalorraquídeo humanos, lo que sugiere que podría metabolizarse rápidamente en el organismo y, por tanto, ser difícil de detectar).

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Es alucinante considerar hasta qué punto el DMT podría influir en nuestras vidas. Un estudio de 2018 publicado en The Journal of Natural and Social Philosophy señala que Strassman “popularizó la noción de que el cerebro libera grandes cantidades de [DMT] cuando soñamos y durante la muerte, explicando así las visiones que podemos experimentar cuando dormimos y, supuestamente, cuando entramos en la luz blanca”. Otrxs han defendido que las visiones a ojos cerrados que se presencian tras una oscuridad prolongada también son resultado del DMT endógeno. “El DMT es prácticamente único entre los diversos neurotransmisores y neurohormonas endógenos en el sentido de que es una molécula lo bastante pequeña como para tener permeabilidad a la barrera hematoencefálica”, añaden lxs autores del estudio.

Pero cuando lxs científicos observaron por primera vez la presencia de DMT en humanos, sus primeras ideas fueron que podría estar relacionada con la esquizofrenia. Cassandra Hatzipantelis, investigadora postdoctoral del Instituto de Psicodélicos y Neuroterapéuticos de la Universidad de California en Davis, explicó en el blog de la universidad que “si el cuerpo produce niveles muy elevados de psicodélicos, tal vez eso confiera alucinaciones y delirios. Pero no encontraron ninguna correlación entre los pacientes con esquizofrenia y los niveles de psicodélicos endógenos, y todo se desechó”.

En su lugar, como han argumentado Strassman y otrxs, quizá el DMT sea el neurotransmisor que provoca los estados psicológicos espirituales. El Dr. Ede Frecska, de la Universidad de Debrecen, que ha publicado con Strassman, ha teorizado que el DMT podría liberarse en grandes cantidades durante la fase cercana a la muerte en un intento desesperado de oxigenar las células moribundas. “Extrapolando este hallazgo, uno podría estar tentado a hipotetizar que esta repentina inundación de DMT podría provocar los encuentros místicos en la frontera entre la vida y la muerte que a menudo son reportados por quienes mueren y son revividos”, informa la Fundación Beckley en un blog.

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Lo que sí sabemos fue esbozado en un artículo de 2018 por Steven Barker, pero admite que se desconoce mucho más. “Aunque los datos más antiguos sugerían que el DMT podría no sintetizarse en gran medida en el cerebro, los estudios ahora han demostrado que los componentes enzimáticos necesarios para la biosíntesis de DMT están presentes en tipos y áreas discretas de células cerebrales, así como en otros tejidos no examinados anteriormente”. El documento muestra que el DMT se forma en el cuerpo a partir del triptófano, “un aminoácido dietético común” que también se convierte en serotonina y se obtiene de alimentos como el salmón, el pollo, los huevos, las espinacas, las semillas y la leche.

Todo esto, sin embargo, oscila entre la especulación y lo no probado, y algo probado, recuerda la neurocientífica Jimo Borjigin, de la Universidad de Michigan. “No sabemos nada —¡en serio!— sobre el papel del DMT endógeno”, dijo a Vox.

Vía DoubleBlind, traducido por El Planteo

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