Entrevista a Luanda Vol. I: Porro, Vivo, y Nuevo Disco
Afroargentinx y lesbianx, Mc, músicx y compositorx, Luanda es una de las figuras más personales e inclasificables del panorama del hip hop y el trap en la Argentina actual. Su flow es retorcido y preciso como una aguja, y no para de volar cabezas con sus singles en internet, su único tema en Spotify y -sobre todo- un vivo que ya es legendario. Un vivo que, afortunadamente, el púbico podrá disfrutar desde su cuenta de Instagram @luandafro el próximo viernes 26 de junio a las 19 horas.
Luanda estudió música toda su vida, y lo sigue haciendo. Gracias a que su madre tenía una escuela de música, pasó su infancia de clase en clase, aprendiendo a tocar diversos instrumentos como guitarra, violín, flauta y piano. Luego, en la universidad, estudió composición; hoy en día además de rapear toca mucha percusión y piano, y cuando no está tocando, es profesorx de piano.
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Además de su proyecto solista, Luanda toca en un grupo de funk, Black Solo, y en uno de folclore, Mágicas del Sur.
En esta primera parte de una extensa entrevista de dos volúmenes, hablaremos con lx artista sobre el álbum debut que se viene, su relación con la música, su herencia (tema sobre el que profundizaremos en la segunda parte) y la marihuana.
El primer álbum
La pandemia del coronavirus retrasó por tiempo indeterminado la salida de su primer LP, Resreito, que de todos modos se espera para algún momento de este año. El título del álbum parte de un chiste elocuente en relación a un tatuaje que Luanda tiene en el brazo y que le hicieron mal. Se trata de una letra del rapero brasileño Marcelo D2, que debería decir “respeito”, pero dice “resreito”.
El disco será la confirmación de aquello que lx hace resaltar del resto: una musicalidad compleja, artesanal y multicultural, un tempo frenético, nerdeada en el uso de los recursos, y una lengua afilada contra el machismo y el privilegio blanco. El lanzamiento, esperan, será en algún momento hacia fines de este año, y saldrá por Goza Records (NdR: sello de Barbi Recanati).
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Con un enfoque radicalmente distinto a la producción típica del trap, en la música de Luanda las voces se apoyan sobre instrumentos autóctonos, vientos, pianos y sí, también beats traperos. Es ellx mismx quien escribe gran parte de los arreglos y tiene el control creativo sobre la totalidad de los (muchísimos) elementos que componen un tema.
En sus canciones hay precisión y obsesión académica en función a un mensaje visceral.
¿De dónde sale ese flow tan único que tenés? ¿Cómo lo desarrollaste?
“Nerdeada, y estudiar canto. Estudié canto muchos años, esa creo que es la base de cómo rapeo: tengo técnica vocal. También estudié mucha percusión y es algo que me gusta mucho. Para mí el rap se estudia, no es sólo inspiración. Estudié mucho las formas de rapear de otra gente, las métricas de otrxs… para mi es lo mismo que estudiar bajo o guitarra”.
¿Y lxs raperxs que más influenciaron ese flow?
El rap fue un mundo casi exclusivamente de hombres hasta hace relativamente poco. Desde un enfoque antipatriarcal, es difícil conciliar la admiración por el talento de los grandes maestros (en su gran mayoría hombres) del rap, con el desprecio a la cultura machista que los mismos representan. Luanda no está a salvo de esa disyuntiva. “No sé a quién mencionar que no sea un machirulo”, lamenta. “Me gusta mucho el rap yankee, me gusta estudiarlo, aprenderlo, ver cómo se relaciona con el contexto. Me duele decirlo, pero es la verdad: Snoop Dog, Busta Rhymes, Tupac, Notorius, Dr. Dre, son todos unas bestias. Soy fan de las métricas diferentes y manijas. Menos conocido me gusta Futuristic, un chabón que rapea doble tempo.”
“Pero casi todos los hombres que me gusta como rapean son de lo peor y tienen mensajes horribles”, añade, y se ríe.
¿Qué onda con eso?
“Es terrible, porque además reproducen ese estereotipo que es re funcional al sistema blanco: los negros, si van a rapear, van a hablar de putas, de plata… El gangsta rap se llevó a un extremo terrible y ahora los traperos, peor. Y tienen un montón de reproducciones”.
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Pero también destaca que tiene referentes con quienes sí empatiza:
“Hurrcane G me encanta, ella sí es mujer, tiene un flow muy especial. Su disco es increíble. También trato de escuchar compañerxs afro y compañerxs que no tengan un mensaje de mierda. [Por ejemplo] Krudas Cubensi. No sé ya hace cuántos años vienen sacando discos, pero la rompen, y tienen un mensaje antirracista y antimachista. Otres son Gabilonia, Chocquibtown, Criolo, Emicida, Linn da Quebrada, Koffee, Kombilesa Mi”.
¿Qué nos podés decir del disco? ¿En qué instancia está?
“El disco es una flasheada. Soy muy manija de las músicas afros del palo tradicional, del tambor, y de cómo se expresan en diferentes lugares de latinoamérica. Todo básicamente atravesado por el trap.
Lo estamos produciendo con dos amigos (Mateo Stilman y Nahuel Codesal). Fue mucho laburo: el armado de maquetas, partir de un beat, y ponerle pianos, caños, muchísima percu diferente, diferentes ritmos. Cada tema es un mundo percutivo. Es mucho trabajo, y gracias a mis amigxs que me aguantan.”
A pesar de la enorme garra que han puesto Luanda y sus amigxs, cuenta que quedaron pendientes algunas voces, percusiones, y cosas para editar y mezclar. El álbum posee la complejidad de mezclar instrumentos y ritmos que no pertenecen al mismo reino musical, como ejemplifica el tema que está por lanzar: De ak-á.
“Es una chacarera trap; tiene un bombo legüero (tambor típico del folclore argentino) que es bien grave. Entonces, ¿cómo hacer para que el sub del trap, que es el alma del trap básicamente, esos graves que te vuelan el coco, conviva con el legüero y se lleven bien juntos? Ese bombo lo toca Tina Adami, una amiga que toca folclore, es el bombo leguero más rápido que vas a escuchar en tu vida”.
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Pero lo que sí está casi listo es el primer videoclip, de la canción De ak-á. Está dirigido por la realizadora afroargentina Rebeca Traure, así como también son afroargentinxs todas las personas que aparecen en el video, y la mayoría de las que conforman el equipo de producción.
“(De ak-á) Es el primer tema que escribí de todo el disco. Es un ABC de afroargentinidad básica, desde mi percepción obviamente. Habla de la experiencia de ser afroargentinx hoy” dice lx artista.
El estreno de “De ak-á” se espera para julio.
El vivo
Antes de la cuarentena obligatoria, Luanda y todo su equipo venían tocando sin parar y calibrando su vivo único. El mismo se celebró el año pasado en la Usina del Arte, donde llegaron a tener 13 personas en escena; cada una de ellas una pieza precisamente colocada en función de la perfo colectiva.
Si algo queda claro al escuchar a Luanda, y sobre todo al ver su performance en vivo, es que lo que hace no es sólo trap, ni hip hop. Sus temas tienen una complejidad instrumental y melódica que se asemejan más a una orquesta o una bigband de músicas originarias de raíces afro en Latinoamérica (como el candombe). Sobre esta diversidad melódica, Luanda elabora:
“Con la escena del trap de acá me pasaba que veía a todxs haciendo lo mismo, y pensaba: nosotrxs podemos darle mucho más sentido”.
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Pero el vivo no se trató sólo de música increíble. Fue un gesto de activismo:
“Para la presentación en la Usina del Arte armamos una perfo con Lina (Lasso, quien le hace los acotes -segundas voces- pero también lx ayuda con lo performático porque es actriz). Todxs compañerxs afroargentinxs y afrodescendientes que viven acá, amigxs. Que supuestamente no existimos, con todo lo que eso significa. ¿Me voy a subir yo solx? No, vamos todxs”.
“Para mí es eso, evidenciar: es mentira todo eso que dicen, estamos acá, haciendo música, somos un montón. No me jodan.”
El porrito
Luanda empezó a fumar de grande. De chicx lo condenaba, y haber ido a un colegio católico no ayudó. Alrededor de los 20 años fumó por primera vez con unas amigas. “Empecé a fumar con ellas, de cero a cien. Fue casi como una salida del closet”, rememora.
Luanda fuma mucho porro, y desde hace poco también cultiva. Según nos cuenta, la planta es una gran amiga dentro y fuera del proceso creativo: “Yo fumo todo el tiempo así que sí; en el estudio fumamos”. Así y todo, lx músicx aclara que, si bien fuma bastante, no suele tener mucho porro porque está carísimo. “Fumamos finitos y los hacemos durar. Coseché algo hace poco, pero sino estamos a puro prensadito”, dice.
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¿Es la de la marihuana una lucha que pelea activamente? En parte no, pero inevitablemente sí:
“Tengo muchas luchas antes pero sí, porque cultivo y me encanta: aprendo mucho de la planta, del cuidado, de la paciencia”, afirma, hablando puntualmente de la lucha por la legalización que todxs lxs entusiastas del cannabis compartimos. Pero su lucha también tiene otras aristas, y con ellas otras urgencias:
“Soy fumadorx y la policía me paró y me llevó”, revela, sin suavizarla: “El año pasado tuvimos varias secuencias muy feas, nos llevaron y nos trataron re mal, obviamente por negrxs. Hay mucho racismo institucional. Siendo negrx no da andar con mucho faso por la calle. Cada vez que salgo a la calle con porro tengo un miedo… Y fumar en la calle ni en pedo. Los veo a mis amigxs blancxs fumando en la calle y no lo puedo creer, yo les digo que no voy a fumar, que me encantaría andar así de tranqui, pero ya aprendí a los golpes que no. Así que obviamente para mí la legalización sería algo necesario y hermoso”.
Estén atentxs a la segunda parte de esta entrevista a publicarse los días próximos por El Planteo, donde Luanda profundizará sobre su vida con respecto al racismo, su lucha por la representación afroargentina en los medios y las formas que puede tomar un activismo antirracista real. Para escuchar a Luanda en vivo, sintonícenlx a través de su cuenta de Instagram el 26 de junio a las 19 horas.
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