Australia Investiga: ¿Puede el Cannabis Medicinal Mejorar la Calidad de Vida Relacionada con la Salud?

En un estudio reciente publicado en JAMA Network Open, investigadores en Australia estudiaron si el tratamiento con cannabis podría mejorar la calidad de vida relacionada con la salud (CdV) a lo largo del tiempo.

El cannabis medicinal abarca un amplio espectro de productos, como flores secas, aceites y comestibles que contienen compuestos bioactivos como el cannabidiol (CBD) y el delta-9-tetrahidrocannabinol (THC).

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El cannabis medicinal se legalizó en Australia en noviembre del 2016 y se aprobó para el tratamiento del dolor crónico, la ansiedad, el insomnio y los trastornos del sueño. Además, puede utilizarse para tratar las náuseas inducidas por la quimioterapia y la espasticidad asociada a la esclerosis múltiple, según la publicación en el portal News Medical Life Sciences.

Dada la gran variedad de afecciones médicas que se tratan con cannabis medicinal y la amplia gama de productos y dosis disponibles, el cannabis como medicamento está cada vez más extendido.

Sin embargo, los datos procedentes de ensayos controlados aleatorios (ECA) sobre los beneficios medicinales del uso de cannabis son limitados. Además, los estudios que evalúan los resultados notificados por lxs pacientes utilizando medidas validadas de calidad de vida pueden aumentar el conjunto de pruebas sobre la eficacia y la seguridad del uso de cannabis. También puede fundamentar la elaboración de políticas y estrategias para mejorar la calidad de vida relacionada con la salud de lxs pacientes.

Cannabis y calidad de vida: ¿De qué se trata el estudio en Australia?

En el presente estudio retrospectivo de series de casos, lxs investigadores estudiaron los posibles beneficios medicinales del tratamiento con cannabis en relación con la calidad de vida y la salud en Australia.

El estudio se llevó a cabo en clínicas Emerald, ubicadas en varios lugares del país continental. Lxs participantes recibieron tratamiento en las clínicas para cualquier condición de salud desde diciembre de 2018 hasta mayo de 2022 y fueron monitoreados cada 45 días (promedio) durante 15 seguimientos. El objeto de estudio fue cannabis medicinal, con contenido de cannabinoides y el tipo de producto fue decidido por el médico tratante.

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El principal resultado del estudio fue una mejora de la calidad de vida relacionada con la salud, evaluada mediante el cuestionario Short Form Health Survey (SF-36) de 36 componentes.

El uso de cannabis se justificó clínicamente, incluidos los motivos de inadecuación de los productos del Registro Australiano de Productos Terapéuticos para el tratamiento y el agotamiento de otras terapias para la indicación clínica.

No se administró cannabis a individuos con muestras de orina positivas para carboxi-THC (THC-COOH), mujeres embarazadas y/o lactantes e individuos con enfermedades cardiovasculares graves o trastornos mentales graves, incluidos antecedentes de psicosis y/o ideación suicida.

Los datos se recopilaron a partir de diciembre de 2018 y están en curso, con todos los hallazgos obtenidos hasta el 5 de mayo de 2022 registrados. Se realizó un modelado de regresión de mínimos cuadrados ordinarios (MCO) convencional, ajustando variables como medicamentos, comorbilidades, edad, sexo y situación laboral.

Resultados del estudio

Entre lxs 3.148 participantes, la edad media era de 56 años; 1.688 (54%) eran mujeres y 820 (30%) tenían trabajo. Lxs individuos recibieron con mayor frecuencia tratamiento con cannabis para el dolor crónico (n = 2.160, 69%), el dolor oncológico (n = 190, 6,0%), la ansiedad (n = 132, 4,2%) y el insomnio (n = 152, 4,8%).

Tras el inicio del tratamiento, lxs pacientes informaron de mejoras significativas desde el principio en todos los dominios del cuestionario SF-36, la mayoría de las cuales se mantuvieron a lo largo del tiempo. Tras controlar los posibles factores de confusión en un modelo de regresión, el tratamiento con cannabis medicinal se asoció a una mejora de 6,6 a 18 puntos en las puntuaciones de SF-36, dependiendo del dominio.

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Los efectos fueron de magnitud pequeña a moderada, oscilando entre 0,2 y 0,7. De media, lxs participantes consumían 6,6 medicamentos diarios antes de la terapia con cannabis. Los medicamentos más utilizados fueron analgésicos simples (n=1.703, 54%), analgésicos opioides (n=1.523, 48%), antidepresivos (n=1.401, 45%), benzodiacepinas (n=1.084, 34%) y análogos del ácido gamma – aminobutírico (GABA) (n=693, 22%).

Antes del tratamiento con cannabis, aparte del dominio de bienestar mental (puntuación media de 54), las puntuaciones medias de todos los dominios del SF-36 estaban por debajo de la marca del 50% en sus escalas respectivas: 40, 30, 41, 14, 28, 37 y 30 para salud general, dolor corporal, función física, función emocional, función social y vitalidad, respectivamente.

En relación con las prescripciones mensuales, las terapias predominantemente de CBD, las terapias equilibradas y las terapias predominantemente de THC representaron el 80%, el 7,50% y el 13% de las prescripciones, respectivamente. La mayoría de lxs pacientes recibieron cannabis por vía oral en forma de aceites (90%, 14.779 individuos) y cápsulas (3,8%, 631 individuos).

Sólo 244 individuos inhalaron flores secas y 168 recibieron una terapia combinada de inhalación de flores secas y aceite.

Para la terapia equilibrada, se prescribieron dosis equivalentes de CBD y THC de 19 mg (media) al día. Para la terapia dominante de cannabidiol, las dosis medias de CBD y THC fueron de 97 mg y 9,0 mg, respectivamente, y para la terapia dominante de tetrahidrocannabinol, las dosis correspondientes fueron de 5,0 mg y 36 mg, respectivamente.

La dosis media diaria de cannabidiol aumentó de 51 mg en el seguimiento inicial a 72 mg en el siguiente seguimiento y se mantuvo a partir de entonces.

Por otro lado, la dosis media diaria de tetrahidrocannabinol aumentó de forma constante, de 7,0 mg en el seguimiento inicial a 26 mg en el último seguimiento, tras 675 días de inicio del tratamiento. Con respecto a los dominios del cuestionario SF-36, excepto la función física y el funcionamiento físico, los productos equilibrados fueron más eficaces que los productos con predominio de THC o CBD.

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Los productos con predominio de CBD mejoraron más eficazmente las puntuaciones físicas, mientras que los productos con predominio de THC fueron más eficaces para mejorar el funcionamiento físico. Se documentaron 2.919 efectos adversos (EA), de los cuales 1.905, 922 y 86 fueron leves, moderados y graves, respectivamente, y se notificaron dos efectos adversos graves.

Los efectos adversos más frecuentes fueron somnolencia y/o sedación, xerostomía, cansancio y/o letargo, mareos, dificultad de concentración, náuseas, diarrea, sensación de euforia, aumento del apetito, ansiedad y cefalea.

Conclusión

En general, los resultados del estudio mostraron que el uso de cannabis medicinal produjo mejoras sostenidas en todos los dominios del cuestionario SF-36 que evalúa la calidad de vida relacionada con la salud.

Los efectos adversos fueron frecuentes pero rara vez graves, lo que indica que el cannabis medicinal debe prescribirse con precaución en función del perfil de cada paciente.

Vía Smoke Buddies, traducido por El Planteo

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