Aclarando los Tantos: Qué Es el Femicidio y Por Qué Es una Importante Figura Legal

Ante los últimos dichos del presidente de Argentina, Javier Milei, en el Foro de Davos y la iniciativa presentada por el ministro de Justicia Mariano Cúneo Libarona para eliminar la figura del femicidio del Código Penal, nos encontramos ante la necesidad de aclarar un poco de qué se trata dicha figura legal, ya que parece haber mucha confusión al respecto.

El ministro de Justicia asegura que “defiende la igualdad ante la Ley consagrada en nuestra Constitución Nacional” y que “ninguna vida vale más que otra”. No obstante, la figura del femicidio no plantea que las vidas de las mujeres valgan más, sino que busca darle nombre a una problemática existente.

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Quizás a nuestrxs lectores no tan jóvenes les suene la expresión “crimen pasional“, utilizada antaño para referirse a delitos violentos perpetuados por hombres hacia mujeres. El problema de este término es que daba lugar a interpretaciones más empáticas con los agresores y asesinos, justificando su violencia generada por celos e ira en un “arranque de locura”. Así, se le quitaba responsabilidad al criminal y hasta se lo romantizaba: otra manera de referirse a estos hechos era “crimen por amor”. Es por esto, entre otros motivos, que empezó a utilizarse la palabra “femicidio” para estos casos.

Qué es el femicidio

No, la palabra femicidio no se refiere simplemente al asesinato de cualquier mujer, sino que tiene que ver con el contexto en el que éste se realiza: concretamente, en casos de violencia de género. Es decir, no sucede en un vacío.

El uso de este término tiene que ver con los motivos que tienen detrás: tienen que ver con relaciones de poder desiguales entre hombres y mujeres y suelen darse en contextos de violencia más amplios, como por ejemplo historiales de abuso. Como explica la organización ONU Mujeres, suelen ser la “culminación de repetidos episodios de violencia de género que escalan”.

Asimismo, los femicidios pueden darse en contextos donde la víctima se niega a vincularse sexual o románticamente con su agresor, que no ve mejor manera de enfrentarse al rechazo que matándola.

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Es crucial entender que la mayoría de los femicidios es perpetrada por personas cercanas a la víctima: parejas, exparejas, familiares y conocidos. No obstante, los femicidios son también una herramienta del crimen organizado, particularmente del relacionado con la trata de personas y el narcotráfico. El cuerpo de las mujeres es considerado un objeto en el cual pueden mandarse mensajes a bandas rivales, o utilizados para efectuar venganzas, como expone Rita Segato en su libro La Guerra contra las Mujeres.

Hablando mal y pronto: no, no es lo mismo que un hombre atropelle fatalmente a una mujer con un auto, a que un hombre mate a una mujer porque ésta lo rechaza románticamente. Sólo el segundo de los casos se considera femicidio.

Por qué es importante que se reconozca ante la ley

Como expusimos, la figura de “femicidio” viene a reemplazar una cosmovisión que ponía el eje del crimen en las emociones del asesino y no en la desigualdad estructural que sufren las mujeres y disidencias.

Varias organizaciones consideran a los femicidios como un problema de proporciones epidémicas: según la ONU, cada diez minutos una mujer o una niña es asesinada por su pareja o un familiar en alguna parte del mundo.

Hoy en día, existen organismos encargados de visibilizar estos hechos, como el Observatorio Ahora que Sí Nos Ven, que publica mensualmente estadísticas de femicidios. Así, pretende ponerse al servicio del desarrollo de políticas públicas que mitiguen estas violencias. Sí, exactamente lo contrario de lo que plantean actualmente los dirigentes argentinos, que ya han tomado medidas que perjudican y dejan desamparadas a mujeres que sufren violencia.

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Las palabras existen porque las necesitamos, y necesitamos un término que evidencie las causas detrás de la violencia de género. Porque la violencia contra las mujeres y disidencias es real y cotidiana, pero también es prevenible. Y sólo podemos prevenirla si la visibilizamos.

Lo que no se nombra no existe, y borrar las palabras implica ignorar las problemáticas que revelan.

Como expresó tan elocuentemente Eduardo Galeano en su momento: “Hay criminales que proclaman tan campantes ‘la maté porque era mía’“. Así no más, como si fuera cosa de sentido común y justo de toda justicia y derecho de propiedad privada, que hace al hombre dueño de la mujer. Pero ninguno, ninguno, ni el más macho de los supermachos tiene la valentía de confesar ‘la maté por miedo’, porque al fin y al cabo el miedo de la mujer a la violencia del hombre es el espejo del miedo del hombre a la mujer sin miedo“.

Necesitamos poder hablar de femicidio para avanzar hacia un mundo en el que las mujeres y disidencias no tengamos miedo.

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