Así Es el Mercado de Cannabis Más Latino de EEUU: Explorando Nueva York con Happy Munkey
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- Del lounge a lo legal: Happy Munkey pasó del underground a tener dos dispensarios en NYC.
- Licencia con historia: Fue de las primeras marcas latinas en recibir licencia CAURD.
- Cultura, no franquicia: Apuntan a locales con alma, no a escalar sin sentido.
No es Florida. Tampoco Illinois ni Pensilvania. En Nueva York, la industria del cannabis se cocina con otra receta: sin apuro por escalar, sin corporaciones omnipresentes, sin slogans vacíos. Acá, la ambición tiene nombre, apellido, historia y barrio. Y pocas marcas reflejan eso como Happy Munkey.
Fundada por Vladimir Bautista y Ramón Reyes, la marca opera dispensarios legales en el norte de Manhattan y en pleno Brooklyn. Pero la historia empezó mucho antes.
Happy Munkey nació en la clandestinidad, cuando la marihuana todavía era un tabú. Funcionaba como lounge canábico, mezclando música, arte y cultura latina con porros y comunidad. Era resistencia con estilo. Hoy, ya con papeles y licencia, el espíritu sigue siendo el mismo: bilingüe, orgulloso y callejero.
“Hoy queremos reconocer a todos los emprendedores latinos de nuestra industria en Nueva York”, dice Vlad en conversación con El Planteo, firme, con la voz de quien sabe lo que representa.
Legalizar no es suficiente, hay que reparar
Cuando Nueva York legalizó la marihuana de uso adulto en 2021, lo hizo con una promesa clara: poner a los más castigados por la prohibición en el centro del nuevo mercado. En 2020, más del 90% de los arrestos por cannabis en la ciudad fueron contra personas negras o latinas, según datos del NYPD.
Para revertir ese daño, nació el programa CAURD, que prioriza a personas con antecedentes por cannabis o directamente afectadas por la criminalización. A fines de 2024, más de la mitad de las licencias ya estaban en sus manos.
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Happy Munkey fue de los primeros en conseguirla. No por suerte: ya tenían comunidad, infraestructura, respeto. Legalizar no les abrió una puerta, les confirmó lo que la calle ya sabía.
“Lo importante, mi gente,” agrega Vlad, “es que el mundo sepa que los latinos estamos triunfando acá. Somos empresarios. Somos dueños de nuestro destino. Y estamos levantando la bandera latina con orgullo.”
De la trinchera al mainstream
En 2017, cuando la legalidad todavía era un sueño, Happy Munkey organizaba eventos privados en Manhattan donde se podía fumar sin miedo, compartir sin culpa. También produjeron The Happy Munkey Podcast, Munkey TV y Munkey Magazine para hablar de cannabis sin filtros.
Con la legalización, simplemente siguieron su camino. Abrieron su primer local en 151 Dyckman Street, en Inwood, el barrio donde crecieron Vlad y Ramón. Poco después, inauguraron un segundo dispensario en 453 Fulton Street, a pasos del Barclays Center. Ambos atienden todos los días, de 10 a.m. a 10 p.m., y ofrecen flores, pre-rolls, comestibles, vapes y más.
Pero lo que enamora no está en las góndolas ni en los mostradores. Está en el trato. El equipo salta entre el inglés y el español con soltura, como quien recibe en casa.
“Se siente como estar en familia,” cuenta una clienta argentina que visitó el dispensario de Dyckman hace unos pocos días. “Hablan nuestro idioma—literal. A veces entrar a un dispensario da miedo, es abrumador, hay demasiadas opciones y productos que jamás vi en mi vida. Que me explicaran todo en español… fue un alivio. Toda la diferencia.”
Reconocimientos, sí. Pero sin perder el norte
En 2024, Forbes incluyó a Vlad y Ramón en su lista Cannabis 4:20, que destaca a las figuras más influyentes del sector. También ganaron dos premios Clio por su enfoque creativo y comunitario.
Pero para Vlad, los galardones no son la meta.
“El origen de Happy Munkey nace del deseo de ofrecer cannabis seguro y legal a la comunidad que tanto nos dio,” explicó en una reciente entrevista con Cannabis Now.
La marca se involucra con su gente: contratan vecinos, organizan eventos culturales, educan, militan por políticas más justas. Suena hip-hop en los parlantes, cuelga arte latino en las paredes y cada interacción transmite calidez.
No buscan ser Starbucks
Happy Munkey no quiere franquiciar ni llenar el mapa de puntos de venta. Vlad ha dicho que su modelo es como el de los clubes TAO: ubicaciones con alma, no clones de cartón.
Y en una ciudad que proyecta ventas por US$4.2 mil millones para 2027, Happy Munkey se destaca no por volumen, sino por autenticidad.
Nueva York legalizó con la promesa de equidad. Ellos la hicieron carne. Construido por latinos de barrios golpeados por la prohibición, este proyecto demuestra que la reparación es posible cuando el barrio toma la posta.
El cannabis en la ciudad de Nueva York es un tema personal. Y Happy Munkey lo mantiene así: local, nuestro, sin pedir permiso.
Y no están solos. Otros latinos también están haciendo historia:
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Coss Marte, de CONBUD
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José Polanco, de Polanco Brothers
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Jeremy Rivera, de Terp Bros
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Gabe Encarnación, de Glena & Co.
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Miguel Brito, de The 1 Brand
Esto ya no es solo una marca. Es un movimiento.
Fotos cortesía de Happy Munkey
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