La Solución Riojana Basada en el Valor Agregado: Argentina como Proveedor Mundial de Productos de Cannabis

Publicación original: febrero 2021, actualizada en octubre de 2024

Luego de que el Gobierno nacional autorizara el Proyecto de Investigación sobre el cultivo de Cannabis presentado por el Vivero del Oeste Riojano (Agrogenética Riojana Sapem), La Rioja comenzó a proyectarse como una industria fuerte. ¿Su base? Un modelo enfocado en el valor agregado, en ofrecer un producto terminado.

“Vengo trabajando en esto hace 10 años”, asegura Benjamín Enrici, ingeniero agrónomo y presidente de Agrogenética Riojana Sapem. “Lo que pasa es que para el cannabis se necesitan dos cosas: decisión política y marco legal”.

Enrici, en diálogo con El Planteo, proporcionó un panorama general al respecto de las actuales regulaciones del cannabis en Argentina: “Son insuficientes”, señala. Lo cual es un problema constante, incluso desde el gobierno anterior. “Hay una falta de decisión política en la materia. Cada organismo se ocupó, o no, de su manera de ver el cannabis, sin sincronización con el órgano de aplicación, la agencia regulatoria ARICCAME. Tampoco ellos, con su directorio, han logrado establecer una reglamentación clara, un circuito administrativo ni una normativa complementaria”.

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“Si uno quiere acceder a cannabis legal, es casi imposible. Todavía todas las cadenas de valor de cáñamo y cannabis tienen que recurrir al mercado ilegal porque, salvo INASE, que reguló la inclusión de la semilla y la parte de venta de semillas y plantines, tanto ANMAT como SENASA, es decir, los usos veterinarios, industriales y alimenticios, quedaron con mucha falta de normativa complementaria”, explica el entrevistado al respecto de las complicaciones que han surgido en el último tiempo.

A esto se le suma la dificultad para exportar: “necesitamos un circuito administrativo claro para ofrecer materias primas o productos terminados a otros países”, indica.

El antecedente californiano

Enrici desarrolló un centro de biotecnología que prestó atención a la manera en la que fue cambiando la producción de cultivos. En el proceso, advirtió que la mecanización de los commodities excluía a los pequeños agricultores.

Por eso, viajó a California, que tiene un clima similar al riojano. Viendo su éxito (basado en el cultivo, consumo y comercio), se focalizó en el nacimiento de una oportunidad para la economía regional.

“El cannabis es una oportunidad para el sector minifundista. Una hectárea de cannabis representa la rentabilidad de 300 hectáreas de cultivo de olivo”, comenta Enrici.

Y dicen los expertos que, gracias a su clima, La Rioja tiene de los mejores aceites de oliva del mundo.

“Investigando entendí que el cannabis estuvo 70 años prohibido. No por lo psicoactivo, sino porque jodía a corporaciones de Estados Unidos que hacían plata con plásticos, papeles y combustibles”, comenta.

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Sin embargo, Estados Unidos fue el primer país en regular, admitiendo la potencialidad de un negocio. “El cannabis va a evolucionar con valor agregado”, se suma Enrici rápidamente.

Agrogenética Riojana, a contrapelo del modelo agro

A la sazón, el modelo riojano está planteado al revés que el actual modelo agro latinoamericano.

Lo explica el ingeniero agrónomo: “En el agro, somos contratistas de marcas internacionales. Prestamos manos de obra y tierra a precio convenio y el paquete tecnológico lo tienen empresas de afuera. El cannabis puede producir el proceso inverso. Por eso, el valor agregado quedaría en Argentina”.

Así, Argentina puede convertirse en proveedor mundial de fitoderivados, cosméticos y suplementos dietarios.

“Si Argentina hace lo mismo que con los granos, vamos a quedar siendo contratistas de tierras. ¿Qué plantea La Rioja? Un modelo industrial mixto, con empresas del sector privado y con el Estado participando”, aclara.

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Pero la contracara de la situación es que “ha habido avances, lo que pasa es que todos los proyectos necesitan en algún momento pasar de una etapa experimental a una etapa industrial y poder facturar. De lo contrario, no va a haber ninguna inversión”. 

De hecho, ya hubo suficiente experimentación por parte de los más de 50 proyectos habilitados. “Algunos ya tienen el permiso provisorio de ARICCAME, pero no avanzó la normativa complementaria, entonces muchos de estos proyectos se están fundiendo por los problemas de dinero. Todo se está derrumbando como un castillo de naipes, cuando hay más de USD 500 millones en Argentina, en infraestructura que podrían estar brindando cannabis a un mercado interno y, obviamente, a un mercado externo”, manifestó el ingeniero.

El retroceso del REPROCANN

Otro aspecto preocupante es lo que Enrici describe como un retroceso en el programa REPROCANN, destinado a regular el acceso al cannabis medicinal. Según él, “esto se da porque muchos usuarios de REPROCANN son en realidad usuarios recreativos. Tenemos una ley cavernícola que te mete preso por dos gramos de marihuana. Entonces, ¿qué hace toda esa población que usa cannabis de manera recreativa? Se refugia en el carnet de REPROCANN”.

Para Enrici, la solución no está en auditar el programa y volverse más exigente. “Eso no va a aliviar la tensión. Va a seguir empujando a una gran cantidad de gente hacia la clandestinidad. Lo que se necesita es derogar la ley penal y habilitar el uso recreativo, como lo hizo Alemania, y a la vez tener un programa claro de salud que contemple autocultivo y acceso derivado”.

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El entrevistado menciona los proyectos de Jujuy, Río Negro, Misiones y San Juan, pero sostiene que el de La Rioja es el que dejará el valor agregado en su territorio, se convertirá en sustentable y no perderá valor.

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“La Rioja tiene alineadas sus instituciones bajo un mismo proyecto. Hemos aunado esfuerzos y todas participan según sus capacidades. Sin decisión política, esto no avanza”, cierra.

Fotos cortesía de Agrogenetica Riojana SAPEM

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