Wos Habla de Rap y Freestyle: ‘Darle Valor a las Palabras y Estructuras es Muy Lindo’

Por Javier Hasse

Wos Habla de Sus Comienzos en el Rap y la Evolución de la Cultura Hip Hop

Pero ¿cómo llegó este pibe de Buenos Aires a ser la estrella mega viral que es hoy?

Wos cuenta que desde muy chico es fanático de la música. En ese entonces tocaba la batería y otros instrumentos de percusión, pero, más allá de Eminem y Dr. Dre, el mundo del rap le era básicamente desconocido.

No sería la música, sino el grafiti, lo que lo introduciría a la cultura hip hop.

“A partir de eso, conocí gente que improvisaba, y yo no sabía que eso existía”, dice. “Ahí empezamos de a poco, boludeando con los pibes, ranchando como siempre a la noche, a tirar de a poco… Primero era hasta gracioso, una especie de juego”, dice.

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Con el paso del tiempo, el freestyle se volvería más que un hobbie.

Wos y sus amigos empezaron a ir a eventos en las plazas y descubrir una cultura nueva para ellos. Como es lógico, de la mano de su incursión en el mundo del free, vino un mayor conocimiento del rap como género.

“Empecé a escuchar rap en habla hispana y empecé a flashear con las letras, con la lírica, con todo. Y a partir de ahí, le dimos derecho.

“Obvio que siempre hay algo de influencia de los Estados Unidos, como ver la película ‘Eight Mile’, pero yo principalmente cuando arranqué fue más que nada ver a los freestylers que había acá… Cuando aparece Acru, me incentiva mucho en su forma de improvisar; Dtoke fue otro al que seguía… Después tuve influencias de Canserbero, Kase.O, aparecía Nach por momentos, y después Residente, Tyler the Creator, Kendrick, ese plan de cosas que empezaron a salir”.

Una movida de larga data

A pesar de que el freestyle sólo se volvió realmente popular a nivel masivo en los últimos 2 o 3 años, la movida lleva años en Argentina. Para el año 2012, cuando Wos se metía en todo eso, la vaina ya estaba madura.

“Antes había mucha movida, pero era muy underground. Incluso cuando yo empecé, a las competencias iban 50 o 60 personas”, dice. “Cuando había 100 personas ya era como una cosa medio extraordinaria y todos aplaudían la gran convocatoria”.

Fuera de la Red Bull, la mayoría de las competencias de la época eran sin micrófono. “Era mucho más chico, no tenía nada que ver con las dimensiones que tomó ahora”, recuerda. Pero en su opinión, no fue la Red Bull la que definió a la movida, sino el Quinto Escalón.

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“Cuando yo fui por primera vez en 2012, tenía 100 personas, y terminó en 2017 con 2.000 personas o más en un parque un domingo. Familias enteras… Algo que era de nicho, se convirtió en algo donde iban familias a verlo y escucharlo”.

“Es una locura”, dice Wos, quien, a pesar del paso del tiempo, no pierde la fascinación con el fenómeno de popularización del freestyle. “Ahora están los pibes en el patio, en el recreo en el colegio rapeando. En los barrios también. Se le da mucha importancia y se escucha mucho”.

El freestyle y la cultura

Una de las características más auténticas e intrínsecas de la movida del freestyle es el aprecio por la cultura, por el buen uso de las palabras, por la elaboración de conceptos complejos y utilización de referencias culturales.

Hablando sobre el tema, Wos explica que lo más interesante para él es la variedad de estilos: de entre los raperos y raperas, hay quienes ponen más énfasis en la lírica y quienes lo hacen en el flow. Hay quienes incluyen contenido político, quienes se centran en la comedia, y quienes sólo quieren destruir a sus oponentes. Como se dice, “cada loco con su tema”.

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“Cada uno trae una cosa distinta. No hay un tipo de persona definida que va a rapear. No tenés que ser culto para ir, no tenés que ser de barrio para ir, va el que quiere. Si vos rapeás, sos recibido ahí. Al darse eso, se genera una diversidad re interesante. Hay pibes que te traen una rima sobre Julio Verne y pibes que te traen una historia mucho más cruda de su barrio.

“Al generarse esta diversidad y ampliarse un poco esta cultura y no ser tan de nicho, se genera que viene gente, cada uno con un flash distinto. Y los pibes que están absorbiendo esto tienen para escuchar un montón de opiniones distintas y de visiones distintas”, continúa.

“Darle valor a esto de las palabras y las estructuras es muy lindo. Es un buen ejercicio mental”. Afirma. Pero, al final del día, concluye Wos, no hay libro o película que pueda enseñarte a freestylear. Sólo la práctica puede llevarte a ese punto ideal: a ser el maestro.

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“Es como artístico y deportivo al mismo tiempo”. Si observamos la manera en la que sudan en los eventos, no cabe duda de que esto es cierto. “Tiene esa mezcla de entrenar, de exigirse hasta llegar a un límite, para que se produzcan esos cambios. También tiene que ver con escuchar un montón de cosas, escuchar a otros, escuchar otros letristas. Y también con la musicalidad, no sólo con el discurso en sí. Hay algo en la evolución musical que se va dando de a poco. Si vos escuchas los flows que se manejaban hace 5 años, no son los mismos que se manejan ahora”.

Al final del día, se trata de lucidez, agrega. “Estar lo más fresco posible para que aparezcan esas palabras que ya tenés en el disco duro y se activen en ese momento. Hay veces que me aparecen cosas que tengo guardadas hace mil años, sobre todo cuando se da un 4×4, en el que la rapidez tiene que estar completamente disponible para que aparezca eso que uno ya tiene en el disco duro”.

Foto principal: Guido Adler.

Fecha de publicación original: 7 de agosto de 2020