‘Quiero Probar Cosas Nuevas’, Dice el Rapero Zeballos: Canciones en Inglés, Viraje Hacia el Rock (¿y Nü-Metal?) y el Sueño Multigénero

Viene de España, pasó por Uruguay, metió unos shows en el conurbano (sur y oeste), pero a Zeballos no lo perturba el vértigo, ni los viajes, ni el trajín: él siempre anda chillax. “A veces pareciera que frenamos, pero si hay plata… vamos”, tira en chiste el artista uruguayo mientras bebe un sorbo de pomelada. Este fin de semana cerrará el Buenos Aires Trap, el evento que aúna a toda la pomada de la música urbana.

Por estos días, Zeballos anda contento porque acaba de lograr algo bastante flashero: una colaboración con Wesley Schultz, líder de la banda norteamericana The Lumineers, los de “Ho Hey”, “Ophelia” y “Sleep On The Floor”. El tema en cuestión se llama “Airport Risotto” y explora paisajes indie pop melancólicos y comprime una letra introspectiva.

Robots, emociones y guitarritas

La historia dice que habían alquilado una casa con unos amigos, que se había levantado bien temprano (¿qué tanto? ¡6 am, la hora que suele abrir los ojos!) y que, con los pibes durmiendo, sólo podía entregarse a la escritura. “Me puse a pensar en guitarritas, me dieron ganas de hacer algo así, con el estribillo en inglés y quedó increíble”, cuenta Zeballos a El Planteo. 

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Afuera llovía y la fantasía de Zeballos era grabarlo junto a un artista norteamericano. “Se lo mandamos a Wesley mediante un contacto en común. Fue como un tiro a la Luna. Él estaba de vacaciones en Alaska, pensé que ni iba a ver el mensaje. Lo escuchó, le re gustó y al otro día nos mandó las voces”.

La colaboración de “Airport Risotto” se convirtió en una realidad y el tema terminó mezclado en España y masterizado en Nueva York.

“Cuando escribo soy sentimental. Por ahí, en persona, soy más frío pero en mis canciones encuentro mi lugar sentimental”, tira, mientras describe cebadísimo el videoclip. “Es una locura, lo protagoniza un robot que va perdiendo partes y se va convirtiendo en humano: es medio un viaje hacia el autodescubrimiento”.

Marihuana en abundancia

Zeballos siempre anda tranquilo, en esa frecuencia media en la que nunca se exaspera, ni se enoja demasiado, ni profundiza en agujeros de oscuridad, ni explota de emoción. “Es difícil sacarme de ahí”, reconoce meridiano.

Lo que sí, su cabeza lo empuja a pensar siempre el próximo paso: “Siempre estoy en alguna, soy re ansioso”.

—¿La marihuana te calma esa ansiedad?

—Fumo marihuana en abundancia, después de tocar. Antes, no. Pero por la garganta, no porque me deje re loco. La tengo muy incorporado. No siento que haya un antes y un después. Cuando era más chico tocaba de ácido, sin límites. Ahora tomo agüita antes de cada show.

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¿Más chico? Sí, Zeballos hoy tiene 23 años, sigue siendo un pendex, en algún momento fue más chico y más bardero. Fueron años de freestyle, de grabar mil temas, de hacerse un lugar en la movida, de meter shows acá, allá y en todos lados. Hoy, Zeballos viaja junto a un staff de 16 personas entre coristas, banda, manager y técnicos.

Se convirtió en una especie de PyME músical, maduró, dejó atrás algunas giladas y se enfocó en lo importante: hacer, hacer y hacer.

A la noche, en su casa, Zeballos suele darle unos besitos a algún whisky (“No para mamarme”, aclara) y se pone a mirar alguna serie. “Full abuelo”, tira en chiste. Casualmente, a su abuelo Miguel le gusta mucho el whisky. “Pero no, no es algo que él me legó, sólo lo traigo a colación porque me acordé de cuando él tomaba whisky”.

El sueño de un festival multigénero

Cuando mira para atrás, ve el mismo fuego, ese cúmulo de ganas que aún siguen estando en cada pliegue de su cuerpo. “El panorama es amplísimo como para conformarme”, asume. Zeballos ambiciona con “grabar todos los géneros” y sueña con explorar otros territorios más rockeros o, incluso, meterse en la movida tropical. “Me gusta abarcar todo y no le tengo miedo a las mezclas. A mis 40 años me gustaría hacer el Festival Zeballos, una hora con cada género”.

Mientras se mueve con soltura por el pop, el rap & el trap, está explorando sonidos rockeros a partir de un álbum que está grabando ahora mismo y que pretende lanzar el próximo año. “En mi Spotify Wrapped me salieron Lana del Rey y Lauryn Hill, muy femenino”, señala, develando pistas de su versatilidad.

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“Es que ya sé que sé rapear. Siento que lo del rapeo lo tengo, tá. Ahora quiero probar cosas nuevas. Nunca dejás de ser rapero. Es más, podés rapear en cualquier cosa. Quiero experimentar otras cosas, otros arreglos. Quiero que me escuche tu abuela y tu sobrina, hacer cosas multigeneracionales y atemporales”.

—Pasó mucha agua debajo del puente. ¿Cómo ves al trap?

—Lo veo bien. No murió, como dicen. Hay más ramificaciones y artistas que nunca. Yo no sé diferenciar el de Detroit del de no sé dónde, pero veo que el público joven está re siguiendo eso. Hay gurises de 13 años que son muy fanas y eso, quieras o no, va a traer una ola de nuevos artistas, cuando ellos sean grandes.

“A mí me gusta el trap, a vos te gusta el drama/ Así que vos hacé’ drama, que no dejo de hacer trap”, cantaba en “Spiderman”, tema del año 2020. Obvio: también sigue escuchando trap, respeta a Young Thug, a Future, a Migos, pero a la hora de hacerlo… ya no le llama tanto la atención.

“Tengo una maqueta de algo que se llama ‘Linkin Zeballos’. Quiero hacer algo tipo Linkin Park, nü-metal, te lo juro. Busco hacer algo muy rockero porque creo que en esas cosas hay algo”.

Del vacío al boom: El aporte de los pibes

Cuando Zeballos arrancó, la foto era otra: no había calce para los artistas de género urbano en Uruguay y tuvieron que hacerse paso a pura fe. Todavía sonaba la “cumbia cheta” y los orientales que cruzaban el charco eran las bandas legendarias (No te Va a Gustar, La Vela Puerca, Las Pastillas del Abuelo).

“Veo un cambio en Uruguay. Lo que está pasando ahora es una locura. Los pibes hacen sus shows, hay una banda de eventos. Antes realmente era muy difícil. Cuando hacíamos música era sin pensar que podía pasar algo. No había nada. Ahora, me da la sensación de que los pibes pueden hacer música creyendo que pueden hacer algo con eso. Está pasando ese tabú que nosotros sufrimos. Ahora se entiende más todo y todos tratan de hacer crecer la industria”.

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Claro, para que esa imagen cambiara, artistas como Zeballos tuvieron que trazar un camino y correr la maleza. “Creo que lo que hacemos puede servir de ejemplo para los guachos, les da una esperanza”.

Volver a cero

En la actualidad, Zeballos está por grabar otro disco (hiperactividad, le dicen) junto a otros amigos raperos. “Somos los Sin Futuro Mafia, como los Backstreet Boys del rap”, juega chistoso.

A su vez, flashea con sacar alguna colaboración con el argentino Dano y promete “alguna cosita” con No te Va a Gustar y con La Vela Puerca. “Quiero hacer un álbum colaborando con todos los grandes de Uruguay, como Rubén Rada, Jorge Drexler y toda la plana mayor… Creo que no está lejos, hay que proponérselo y hacerlo prolijamente”.

¿Y el disco rockero? “Que salga cuando tenga que salir. Se va a llamar Volver a Cero, por si mañana… pinta volver a cero. Lo que quiero es seguir con esta mentalidad. Si nos cruzamos en 10 años, me gustaría decirte: ‘hey, todavía falta mucho por hacer’”.

Fotos cortesía

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