La Obra de Julian Majin, el Artista Cannábico Más Flashero

¿Alguna vez pensaste que el espacio exterior, el desorden, el arte y la marihuana podrían convivir en un mismo lugar? Julian Majin demuestra que es posible juntar esos elementos (y más) en una misma pieza que viaja entre lo onírico y la realidad.

“Quiero mostrar lo que es el caos y la calma. El mundo está hecho un desastre y tienes que hacer las cosas sin volverte locx. La calma tiene que ver con el cannabis”, comunica el artista digital de 28 años que exhibe su creatividad con los escenarios más impresionantes que puede visualizar el ojo humano. Sobre todo, porque su musa inspiradora es la marihuana.

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Todo comenzó algún tiempo atrás, más precisamente en el 2017. Julian Esteban trabajaba como diseñador gráfico en una agencia de publicidad de Popayán, una ciudad muy religiosa del oeste de Colombia ubicada entre selvas y sierras. Cuando llegaba a su casa, luego de un día rutinario de laburo, se fumaba un porro y empezaba a crear escenarios imaginarios.

Julian buscó inspiración y encontró lo que necesitaba. Recorriendo las redes, vio las piezas de Mr. Babies, un perfil de collages psicodélicos y análogos que le estalló la cabeza. En alguna oportunidad, entre las cuadrículas de ese feed, apareció el cannabis. La curiosidad provocó una revelación que le iba a cambiar la vida.

Desde los 17 años que el diseñador consume marihuana y le pareció una idea flashera y divertida incorporar la planta a sus trabajos. El cannabis se convirtió en uno de sus principales protagonistas. 

Abril del 2018: realizó su primera publicación en Instagram. Un post por día bastaba para que él se sintiera a gusto con su hobbie. El número de seguidores aumentaba progresivamente mientras su vocación se profundizaba aún más. Se estaba convirtiendo en una actividad mucho más seria que cuando empezó a subir su arte a las redes. “Todo se basa en ser constante”, sostiene Majin.

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Tanto fue así que, un día, la revista cannábica más importante de Estados Unidos, High Times, reposteó uno de sus diseños. Éxtasis.

Luego de ese glorioso episodio, el medio se puso en contacto con él para trabajar en conjunto. “En ese momento, renuncié a la agencia publicitaria. Me siento muy feliz por eso porque el cannabis me dio esa oportunidad. Gracias a Instagram, tengo la libertad de hacer lo que verdaderamente amo”, dice con convicción el artista colombiano.

La mata que inspira

Antes de vivir en la ciudad, Julian creció en un resguardo indígena de la comunidad yanacona llamado Río Blanco Sotará, que queda a cuatro horas de Popayán. Por cuestiones de estudio, tuvo que trasladarse con su hermano a la capital del departamento del Cauca. Aunque en esa sociedad indígena hay mucha espiritualidad, respeto hacia la naturaleza y una mirada desprejuiciada sobre el consumo de la marihuana, el diseñador no conoció al cannabis allí.

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El primer contacto lo tuvo en la adolescencia, una vez instalado. Con un amigo prepararon unos chocolocos (o más conocidos como brownies cannábicos). Julian cuenta su experiencia: “Me pareció interesante y relajante el efecto. La pasé muy bien. Con el tiempo, empecé a fumarla. Nunca vi que me afectara. Está muy estigmatizada y satanizada en lo social”.

Popayán, la ciudad donde reside Majin, es un polo de turismo religioso, sobre todo en Semana Santa. Muchas de las personas que viven allí tienen creencias negativas sobre la marihuana, no solo por los credos, sino también por la política y los medios de comunicación. Colombia es un país con una resistencia muy fuerte a la legalización del cannabis por cuestiones más de fondo relacionadas al narcotráfico y a los negocios informales.

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Aunque el clima y los terrenos de este país tropical sean propicios para cultivar, todo el ecosistema social mencionado hace que todavía la adquisición de porro sea una transacción clandestina. Pero el amor es más fuerte.

Para Julian no es un impedimento fumar faso. Muchas veces consume distintas sativas autóctonas de Colombia: punto rojo que tiene moño (flor) y en otras oportunidades mangobiche, que provoca el mismo efecto euforizante. 

—¿Qué es para vos la marihuana?

—Gracias al cannabis puedo hacer lo que hago. Merece mi respeto, es una planta sagrada. Hay que manejarla con mucho propósito y hay que sacarle un provecho. Yo fumo y me pongo a crear. Hay veces que tengo que hacer cosas a presión y fumo para que sea más relajado. El cannabis es muy estimulante. Es una planta que me acompaña y, si no fuera por sus propiedades y su estética (porque es muy hermosa), no hubiese logrado lo que tengo ahora. Me conecta con el arte y es un gran potenciador.

Toda esa emoción se puede ver reflejada en sus fotomontajes. Son obras que convocan a viajar por las distintas galaxias, a meterse en los agujeros negros del espacio para teletransportarse por el tiempo, a contactarse con la marihuana con amor y suavidad, a pensar que todo es posible, aunque las bombas y la destrucción estén presentes en el inconsciente colectivo de la realidad y lo animado.

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Fanático de todo lo relacionado con el “más allá”, Julian traduce sus sentimientos a través de su ser creativo: “El paisaje más hermoso es el universo. Al mostrar estas obras se ve el lado positivo a la planta. Se están creando obras que pueden inspirar a más artistas y que la empiecen a usar, porque estéticamente es linda”.

“La marihuana es verdaderamente inspiradora y motiva a que se recree un estilo propio. La planta no es perjudicial”, admite.

Fotos de cortesía