Se Hizo Viral Comiendo una Mila de Madera y se Gana la Vida como Experto en Milangas: Conocé al Hombre Milanesa
No hay nadie en el planeta que no enloquezca con unas buenas milanesas. Las hay fritas, al horno, napolitanas, de pollo, de carne vacuna, de filet de merluza, a la fugazzeta, a la suiza, a los cuatro quesos, en sánguche, al plato, rebozadas con panko o con pan rallado, de berenjena, de soja y hasta de madera.
De hecho, para ensanchar el pecho de orgullo, el sitio especializado Taste Atlas, muy proclive a destacar la culinaria criolla, eligió a la milanesa argentina entre las 15 mejores comidas típicas del mundo.
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Y en el tendal de variedades, la milanesa, manjar de los dioses, se destaca por su textura crujiente, por su sabor y, fundamentalmente, por su versatilidad. Incluso, estirando hasta el extremo su voluntad por la innovación, el influencer gastronómico Milanga Man se hizo viral preparando una milanesa de madera.
Milanesa de árbol de yacaratiá
Por caso, la célebre milanesa de madera se prepara con madera del árbol yacaratiá, que crece en la zona de Misiones y que, aquí un detalle valioso, se consume desde la época prehispánica.
“Cuenta la leyenda que se encontró un documento de los jesuitas donde hacían mención sobre este árbol. Y, bueno, lo fueron desarrollando y hoy en día es comestible. Incluso, hasta se hace helado con esa madera”, cuenta Nicolás Lucas, conocido en las redes como Milanga Man.
Así, después de echarle mano a caramelos, mermeladas, alfajores y dulces, se juntó con el influencer Guido, de Pasaporte Foodie, quien ya venía coqueteando con la madera, y dijeron “es por acá”.
Consiguieron la madera comestible de los bosques nativos de Misiones y, al principio, Nico no tenía idea de cómo proceder: “Yo tenía las mismas dudas que tienen todos. No sabía ni cómo iba a salir, ni qué gusto iba a tener. Pero si yo no te digo que es madera, vos lo vas a comer como algo normal. No voy a decir que es súper rica, pero es comestible. Es súper fibrosa y, como tiene un almíbar, es dulce”.
Entonces, manos a la obra: ajo, perejil, huevo, sal, pimienta, pan rallado y a freír. “No tiene el sabor propio de la madera, sino que sabe bastante neutra. Digamos que no tiene sabor”, reconoce.
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Milanesas raras
Ahora bien, siendo un experto en milanesas, ¿esa fue la más rara que probó? No, hubo otras, como por ejemplo la milanesa de llama de Jujuy o la milanesa de ciervo de Neuquén.
“Sé que por allá es muy común pero yo soy de Buenos Aires y acá no es muy común comer llama o ciervo. También comí milanesa de matambre”.
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—¿Y se podrá hacer milanesa de o con cannabis?
—No estoy muy interiorizado en el tema, pero tengo colegas que preparan comidas cannábicas. Sé que hacen hamburguesas pero no sabría decir si hicieron milanesas.
La historia de la milanesa napolitana
Tras renunciar a su anterior trabajo, Nicolás comenzó con Milanga Man para ejercitar su mente y pulir su escritura escribiendo reseñas milanesísticas. “Toda la vida la gente me cargó porque siempre comí milanesas”, reconoce. Así, poco a poco su contenido fue mutando, tomando forma y terminó profundizando sus conocimientos en cocina.
“No descubro nada si digo que los extranjeros se vuelven locos con nuestra carne. Cuando descubren que existe la milanesa de bife de chorizo les explota la mente”, cuenta el Milanga Man, con sus casi 200.000 seguidores en Instagram.
¿Por qué gustan tanto las milas? Bueno, porque es una comida súper rica (¿o no?), porque es una comida noble (se empana casi cualquier cosa y chau) y porque comprime un factor nostálgico (nos llevan al sabor de la cocina de madres y abuelas, a la niñez).
“Creo que la que más nos gusta es la napolitana. Hice varias encuestas en mis redes y la mayoría de la gente responde eso. Igual, hay que decir que la milanesa no es un invento argentino. Viene de Italia. Algunos te van a decir que viene de Austria, pero no. Acá, nosotros tomamos la napolitana como la nuestra, porque es un invento argentino. No viene de Nápoles, ni tiene nada que ver”, tira.
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Y sigue: “Se dice que frente al Luna Park había un bodegón que era del señor Nápoli. Y, ahí, había un señor que siempre comía milanesas. Un día, ese cliente pidió una milanesa, al cocinero se le quemó y, para camuflarla, le tiró queso y tomate encima. Ahí surgió la milanesa napolitana, en honor al bodegón de Nápoli. Algunos dicen que la historia es mentira, pero yo elijo creer”.
Dónde comer la mejor milanesa de Buenos Aires
Y en una ciudad como Buenos Aires, con una historia gastronómica tan robusta y nutrida, ¿dónde se puede comer la mejor? “Es una respuesta subjetiva pero para mí está en Don Ignacio, en el barrio de Almagro. Es un bodegón exclusivo de milanesas, con más de 40 variedades. Yo suelo recomendar la clásica, la de nalga: no falla. También me gusta la milanesa de bife de chorizo de La Miralla, en el barrio de Lugano”.
Así las cosas, una de las grietas más profundas que se yerguen sobre el universo milanesístico tiene que ver con la preferencia entre la milanesa frita o al horno. En ese sentido, Milanga Man las prefiere fritas. Aunque, dice, “hay restaurantes que no tienen freidoras y hacen todo al horno y quedan muy buenas”.
Y cierra: “La milanesa es tan noble que podés hacer infinitas cosas. El argentino todo lo hace milanesa. A veces me dicen ‘che, ¿para cuándo la milanesa de plástico?’ Y, bueno, cuando sea comestible, la hago”.
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