Conocé el Vertiginoso Camino de Alan Noc, el Emprendedor Serial Detrás de Yo Me Planto

No es programador, tampoco sabe poner un trípode. No es abogado, ni experto en cobranzas. Empezó y abandonó las carreras de relaciones públicas, recursos humanos, derecho y management. Sin embargo, Alan Noc, emprendedor serial y padre de mil ideas, reposa manso sobre la mesa sus mejores virtudes: tener visión de negocios, ser creativo y configurarse como un especialista generando procesos adecuados.

El nacido en Alta Gracia, Córdoba, tuvo su primer contacto laboral con la tecnología –la nave nodriza de todos sus proyectos- trabajando en una multinacional. Pasó por recursos humanos, operaciones, control de gestión. Hizo de todo y más.

Empezó a trabajar con software, a pensar digitalmente los proyectos. “Acá hay un poder enorme”, se dijo.

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Desde ahí, junto a dos compañeros de laburo, armaron una empresa, Dicodesoft, con la que diseñaban páginas web. Paulatinamente, entre 2012 y 2013, el proyecto fue mutando hasta convertirse en una plataforma de e-learning.

Ready, steady, go!

“Dicodesoft empezó a tomar vuelo y yo renuncié a mi trabajo en relación de dependencia”, cuenta.

Ya viviendo en Buenos Aires, donde está emplazado desde hace unos años, armó una estructura y generó capital como para armar un equipo de trabajo. “Estoy convencido que tengo algo maravilloso para aportar al mundo”, sostuvo y lo sigue haciendo.

“No soy de los emprendedores que no se bancaba al jefe. Simplemente me independicé porque sé que tengo cosas para hacer”, sigue.

En 2015, montó una consultora de relaciones institucionales y asesoramiento comercial para empresas. Y, apenas dos años más tarde, la compañía terminó netamente vinculada a la tecnología: llegó Wingstratton, “una especie de Mercado Libre de servicios”.

Asimismo, se diversificó con herramientas de e-learning, streaming y on demand.

Para 2018 gestó AZ Cobranzas, un call center de recupero crediticio.

Lo digital, su hogar

Así las cosas, de la mano de sus compañeros de trabajo, aquellos dos con los que se comprometió firmemente con el verbo “hacer”, terminaron volcándose al desarrollo de software con Dicodegroup. “Laburamos muchos procesos de transformación digital”, señala.

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Entretanto, el mayor pico de su éxito lo tuvieron en 2020, durante la explosión de la pandemia: ahí, pudieron mezclar su poder audiovisual con la experticia del mundo software.

“Hicimos plataformas de live streaming para que las empresas pudieran adaptarse. Trabajamos con Axxion, Banco Central, Siemens y otras compañías internacionales”, devela.

¿El secreto? El know how que tenían en sus espaldas y los desarrollos que venían trabajando desde hace tiempo coincidieron con el aislamiento global. “Ahí terminamos de modelar todo”.

En medio de todo este trajín, creó We Are Contraste, una productora audiovisual que también tiene como unidad de negocios el marketing digital y el brandeo de marcas.

De nuevo: Alan Noc no es programador, tampoco sabe poner un trípode. No es abogado, ni experto en cobranzas. Aún así, ahí anda: con un huevo en cada canasta.

ADN emprendedor

Con 8 años de edad, Alan ya sabía que quería ser empresario y emprendedor. Tal vez lo que quería ser no era exactamente eso, ni tenía ese nombre, pero le fascinaba ese mundillo. Tanto es así que, en una feria de ciencias, le dijo al papá de un amigo suyo: “Quiero ser empresario”. Todos rieron y su mamá aún se lo recuerda.

“No admiraba el dinero, ni el éxito mundano, pero sí la capacidad de crear cosas increíbles”, rememora. “Admiré siempre eso: vi al empresario como una especie de súper héroe”.

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—¿Por qué sentís la necesidad de emprender?

—Mi mujer me dice: “Estás en una escalera caracol que no tiene descanso y no termina nuca”. Fui viendo la versión 1.0, 1.1, 1.2 de mí mismo. El éxito ocurre en segundos y hay que mantenerlo. Disfruto de los logros y los desvíos. El truco no está en el logro per se, ni en el de la empresa, ni en la guita. Es lo que te convertiste a partir de ese camino. Cuando vos concatenás mente, cuerpo y alma hacés lo que se te canta. Tengo una pasión aplicada al aprender y a resolver situaciones. A sentir la tensión que te genera tener que seducir y persuadir. Me gusta esa academia constante que nunca se apaga.

—¿Cómo te definís?

—Es un proceso constante para encontrarte con vos mismo. Cada empresa te hace familiarizarte más con esa idea. Y cada vez me encuentro más.  Y estoy más seguro de mí mismo. Para llegar al equilibrio tenés que hacer la presión adecuada en los extremos: hoy hago lo que quiero. Me dedico a los negocios en tecnología, pero no me vendo como empresario. No tengo esas etiquetas.

El mundo audiovisual

Con el afán de seguir diversificándose, se inició en el mundo audiovisual como cliente y, después de entrevistarse con las 5 productoras de contenido más top de Capital Federal, de ver cómo se vendían y cómo hablaban, se dijo –una vez más- “yo también puedo”.

“Tengo que hacer un negocio con esto. Yo sé que se puede hacer mejor. Necesito probarlo: o pegarme una piña o tener razón. Hoy, el factor diferencial que tenemos es un cerebro que busca resultado de ventas, clic, facturación. Las productoras son especialistas en lo que hacen, pero no suelen ser buenas para los negocios. Vi esa oportunidad y le pusimos impronta tecnológica”, confiesa.

Entre sus productos más populares está Yo Me Planto, una comunidad de profesionales que se “planta” por el cultivo legal de cannabis.

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“Yo Me Planto es algo que tuve que defender internamente. Me gusta desafiarme. No quiero hablarle solo al público cannábico. Quiero hablarle a todo el mundo. Para eso pensamos estrategias de comunicación, de marca, sitio web, redes, estructura creativa y más”, explica el mentor del proyecto, quien trabaja junto a Juan Palomino, reconocido abogado especialista en derecho cannábico.

Siempre vinculado al mundo de las innovaciones, Noc afinó el olfato, advirtió que allí había algo más y comenzó a rodearse con gente que dominara el tema: “No quise meterme de sanatero. Yo vengo de Alta Gracia, que es la meca del porro. Veo lo que se viene, lo que se está despertando. Esto había que tenderlo. Y empecé a leer, a escuchar, a comprometerme”.

Yo Me Planto nació con la idea de democratizar el cannabis y su educación. “La mejor manera de ayudar es darle información a quienes la necesitan y a quienes tienen prejuicios. Esa fue la visión: cuidando, respetando y no vendiendo humo”, dice.

El cannabis medicinal

Y como mil proyectos no son suficiente, ya anda en otro más: Nueve Copas, un sofisticado club de vinos.

Pero en algún momento hay que parar.

En cierto instante hay que frenar la bocha y tomar carrera para volver a saltar con aún más impulso. Y para Alan, ese intersticio es la noche.

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Por eso, con toda la data que sumó de su trabajo en Yo Me Planto, ahora consume aceite medicinal diariamente y eso lo ayuda a conciliar el sueño y relajarse: “Siento que me llena de energía para, al otro día, volver a emprender con todo”, concluye.

Fotos de cortesía