¿Cómo Reglamentar el Cannabis Argentino? en Exclusiva, la Mirada de Gabriel Giménez de INASE
Si bien la Ley 27.669, que regula la industria del cannabis medicinal y cáñamo industrial en Argentina fue aprobada en abril de 2022, todavía requiere ser reglamentada.
La reglamentación por medio de un decreto presidencial fijará el régimen de licencias de la industria. Es decir, ¿quién participa de la cadena de valor del cannabis? ¿Bajo qué condiciones? Y, ¿habrá lugar para lxs cultivadorxs argentinos?
Aún cuando la ARICCAME, la agencia regulatoria creada por la misma Ley para supervisar el entramado industrial del cannabis argentino todavía no fue creada, algunos organismos nacionales como el Instituto Nacional de Semillas (INASE) han comenzado a regular los primeros eslabones de la cadena de valor del cannabis.
El organismo encargado de la aplicación de la Ley de Semillas ha tenido un desempeño fundamental en el recupero de genéticas nacionales (acervo biotecnológico de la naciente industria) y en la formalización del primer mercado trazable de cannabis argentino.
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Gabriel Giménez, Director Nacional de Articulación Federal del INASE, junto a un equipo de técnicos argentinos, ha tenido contacto directo con la emergencia de la nueva industria nacional. Y conoce tanto las economías regionales como el contexto global en el que emerge la nueva industria argentina.
En una charla exclusiva con El Planteo, Giménez respondió a preguntas como ¿qué está en juego en la regulación de la Ley de Cannabis 27669?, ¿cómo hacemos para garantizar el paso de los productores argentinos a la legalidad? y ¿cómo el cannabis puede beneficiar a las regiones más postergadas de la Argentina?
En un sentido amplio, Giménez encuentra en el cannabis una respuesta parcial a un planteo de larga data en la política pública de la Argentina y de la región: ¿cómo crecer económicamente con inclusión social? Afirma que el cannabis puede contribuir a un giro hacia la competitividad que incluya a los pequeños y medianos productores, respetando la cultura regional y el medio ambiente.
¿Por qué es importante la reglamentación de la ley de cannabis?
Giménez recordó que, a menudo, cuando se habla del cannabis, se habla de posibilidades a futuro. Y recalcó que la reglamentación de la Ley 27.669 es clave ante la coyuntura actual de la Argentina y de los usuarios medicinales de cannabis.
“El cannabis es una apuesta al futuro y al presente. Hay que garantizar que los usuarios de REPROCANN tengan las normativas que necesitan para hacerse del producto que necesitan para su salud y desarrollar variedades para una cadena de valor con un potencial extraordinario”, dice Giménez.
¿Por qué? Básicamente, porque la Argentina puede.
Giménez entiende que la Argentina puede sustituir progresivamente las importaciones del sector, como maquinaria y tecnología, pesificando así la cadena de valor de la planta. Y haciendo el acceso más fácil a los pequeños productores que pasarían a obtener una alta rentabilidad en cultivos exportables.
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El Director Nacional explica que la Argentina tiene una “cultura agropecuaria y un complejo agroindustrial con clusters metalmecánicos que permiten pensar en una sustitución de importaciones por etapas”.
“Eso nos lleva a pensar en la reglamentación de la Ley. La Argentina necesita de la ARICCAME para construir puestos de trabajo con equidad de género, empleo joven y un modelo productivo sustentable, con mercado interno y con encadenamiento productivo para el interior del país”, explica el firmatense.
Cannabis Federal: ARICCAME, economías regionales, know how y aprendizaje
Aun cuando el cannabis puede representar una oportunidad para financiar la modernización de los cinturones hortícolas del país, diversificar la oferta alimentaria y estimular el arraigo rural en el interior, los productores nacionales tienen distintas capacidades y el paisaje de la economía rural es más que heterogéneo.
“No es lo mismo un productor de la zona pampeana que de otras regiones. ¿Cómo pensamos la reglamentación de la Ley 27.669? Con el estado acompañando los pequeños productores según la identidad regional del cannabis. Hay modelos de desarrollo genético muy interesantes, los y las cultivadoras argentinas vienen utilizando distintas técnicas desde hace mucho tiempo, vienen adaptando genéticas”, dice Giménez.
“Antes de hablar de estudios de factibilidad hay que categorizar a los productores a partir de la producción que van a hacer y el eslabón en el que van a participar. La pregunta, entonces, es ¿cuáles son los estándares de factibilidad? y ¿cómo hacemos la sinergia con el sector privado? Creo que en la segmentación productiva, no hay que tratar a todos por igual,” continúa el funcionario de INASE.
Giménez se refiere a un proceso esencial de las políticas públicas de innovación: el estímulo del aprendizaje. Es decir, la adaptación de conocimiento aplicado a las problemáticas productivas locales. Confía en que la ARICCAME permitirá la potenciación del know how nacional y de la producción del interior del país para enfrentar la marcada heterogeneidad que afecta a las economías regionales y navegar los altibajos del mercado.
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“El aprendizaje de esta industria está en la acumulación de conocimientos que tienen los cultivadores y cultivadoras de la Argentina. No pensar en ellos es no pensar en la transferencia de conocimientos que necesitamos, a una industria que no los tiene. Todo lo que tenemos viene de afuera. Tenemos que construir una identidad de industria nacional, para tener competitividad, seguridad fiscal y normas diferenciadas para Argentina, la región y el mundo”, adelanta Giménez.
Y va más allá. Entiende que la ARICCAME pueden proteger al pequeño productor en un régimen global desigual. Afirma: “Hay un régimen global de producción en desigualdad que no trata a los pequeños productores de la misma manera que a los grandes”, y propone que la agencia se sirva de desarrollos nacionales exitosos, como la cadena de valor del vino argentino.
“Para construir soberanía hay que construir certificaciones nacionales que sean reconocidas en el mundo. ¿Quién lo demostró? La industria del vino argentino”, agrega.
“Hay lugar para la agroecología. Las certificaciones tienen que ser públicas y privadas. Tenemos en las universidades y en los cultivadores un bagaje más que suficiente para construir una industria de punta”, afirma.
Vino y cannabis argentino para el mundo
En un paralelo didáctico, Giménez explica que la industria nacional del cannabis puede aprovechar las lecciones aprendidas por la industria del vino, que le permiten crecer y globalizarse, generando oportunidades para los pequeños bodegueros.
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“Tanto el vino como el cannabis son trazables, pueden ser agroecológicos y exportables. Pensá en el pequeño productor enólogo, bien pago, que dirige técnicamente el desarrollo en bodegas. Proyectos que tienen rentabilidad, que invierten en variedades, con un perfil de marca diferenciado, a un precio accesible en Argentina. Algo que la industria del vino entendió es que la cadena de valor debe ser complementaria y no competitiva porque el mercado es el mundo. Eso es ‘Cannabis Argentina Marca País’”.
Cannabis Argentina Marca País
¿Cómo construir una marca nacional de cannabis que permita la formalización de los productores nacionales y, a la vez, la exportación de materias primas de calidad farmacéutica?
Si bien no existe una respuesta concreta, Giménez, con experiencia en la regulación de materia vegetal y articulación productiva en el interior del país, apunta a que la respuesta estaría en la aprobación de “estándares nacionales con impacto internacional”. “Estándares trazables integrales”.
“Tenemos la posibilidad de arrancar una industria que existe en la informalidad desde 0. Necesitamos que los eslabones se afirmen para poder competir. En los primeros diez años de la industria pienso en unidades de negocios compatibles, trazables, heterogéneas con acompañamiento, más que en megaproyectos de cannabis”, explica el Director Nacional.
El INASE y la cadena de valor del cannabis argentino
Giménez no se encuentra solo en el INASE. Lo acompaña un equipo de expertos, técnicos y técnicas argentinos con la vocación de hacer una industria independiente de los vaivenes de la economía internacional. Una industria que inaugure un mercado billonario que todavía no existe: el de las semillas legales de cannabis con trazabilidad internacional.
“Lo que hace el INASE es tomar la Ley 27.350 [que da origen al REPROCANN] como propia, junto con el INTA, toma un grupo de jóvenes como la abogada Laura Villamayor, junto a los ingenieros Mariano Mangieri, Mariano Podworny, Guillermo Correa y Juan Etchegaray, con el compromiso de transformar de las normas existentes”, recuerda orgulloso Giménez.
“Fue un proceso express”, aclara. “En un año y medio metimos las cuatro resoluciones más importantes de la historia del cannabis argentino”.
“Arrancamos con la resolución 05/21 para alcanzar los objetivos de la Ley 27.350. Dijimos ‘tenemos que tener semillas nacionales’. Así, el Ministro de Agricultura, Luis Basterra, saca una resolución histórica que insta al INASE a ir en busca del germoplasma nacional de cannabis”.
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“Para recuperar el germoplasma necesitábamos fitomejoradores argentinos. Para que el cultivo de cannabis se desarrolle habilitamos el registro de fitomejoradores y después sacamos la resolución 260 de comercialización de semillas legales de cannabis, que es una norma modelo en el mundo”, aclara.
—¿Por qué?
—Porque en el mundo del cannabis no hay una certificación nacional de semillas. Hay en estados dentro de países, pero no todos tienen variedades registradas, menos a nivel federal. La comercialización del cannabis terapéutico está por fuera de la certificación internacional, lo que hace muy difícil mostrar estabilidad de una genética de un banco internacional. Al certificar la semilla argentina de cannabis, el INASE pone valor al inicio de la cadena. Argentina va a construir una industria semillera de cannabis de punta para el mundo. Vamos a la implementación de marcadores moleculares para su trazabilidad. Porque cuando se trata de usuarios medicinales se debe saber con certeza lo que se está usando y por eso queremos semilla legal, segura y trazable. Y en pesos.
“Pesificar la cadena de valor. Es decir, tener un mercado interno fuerte con la semilla accesible en pesos para todos, nos da competitividad desde el inicio. Pensá en la industria metalmecánica con estándares pesificados, sin necesidad de traer equipos de afuera, si podemos sustituir importaciones en toda la cadena de valor, eso es lo que llamamos Cannabis Argentino Marca País. Al mundo le vendemos a precios internacionales, pero Argentina necesita un mercado interno pesificado”, continúa.
—¿Qué cambia tener un mercado interno de cannabis pujante?
—Para que haya cadena de valor tienen que estar los pequeños productores y ahí la ARICCAME tiene que poner las reglas para favorecer la inversión extranjera para mejorar los estándares nacionales, proteger a los pequeños productores y servir a los usuarios argentinos. Si hay reglas claras, la cadena no se debe cartelizar. Tenemos que construir mercado interno con articulación público privada. Pienso en las experiencias de aprendizaje del interior, la escuela de jardinería de Resistencia, por ejemplo, y todas las experiencias que pueden aportar a la identidad territorial que significa cómo producir y bajo qué estándares. Hay que trabajar con distintos estándares, más allá de la discusión ‘¿qué es cannabis?’ Esa es una discusión para cuando aparezca la producción nacional. Hablar del tema ahora es hablar de reglas impuestas a nivel internacional, pero esa no es la realidad de la industria nacional. Se trata de construir soberanía.
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“Sabemos que la investigación científica busca estudiar el THC y Argentina tiene una identidad muy fuerte en THC. Hay que construir estándares más altos en CBD y, también, en el desarr ollo de alimentos y semillas para la industria dietaria, superalimentos y trabajar sobre cannabinoides menores para patologías prevalentes en el territorio argentino. Si fue posible patentar semillas nacionales, seguramente en cannabis se va a poder trabajar para cumplir con las necesidades médicas de todos los argentinos y argentinas”, cierra.
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