Día de los Muertos: una Tradición Resignificada por los Crímenes del Narcotráfico y los Femicidios

El Día de los Muertos es una celebración que comienza el 31 de octubre a la noche y culmina el 2 noviembre en la que los vivos honran a familiares, amigos o íconos fallecidos con actos, música tradicional y ofrendas. Originaria de México, la festividad ahora se celebra en todo el mundo, especialmente en América Latina.

A lo largo de la historia, la humanidad, en su paso por este mundo y conscientes de que la vida terminará algún día, ha tratado de darle sentido a la muerte.

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La relación con la muerte varía según las culturas y particularmente con la mexicana es una relación alegremente subversiva.

El poeta y Premio Nobel Octavio Paz dijo alguna vez que “el mexicano conoce la muerte, bromea sobre eso, la acaricia, duerme con ella y la celebra. Es uno de sus juguetes favoritos y su amor más incondicional”.

Quizás por eso, durante un fin de semana al año, celebran la vida en conmemoración de los muertos. En todas partes hay reuniones y la música de mariachi aumenta con el correr de los tequilas; no falta quien toma de la mano a La Catrina -un esqueleto lujosamente vestido- bailando como si no hubiera mañana. Así comienza el Día de Muertos, las festividades del Día de Muertos.

Es habitual, dados todos los esqueletos y el hecho de que comienza la noche del 31 de octubre, pensar en la celebración como una especie de “Halloween mexicano”. Pero no es eso en absoluto.

La tradición está impregnada de creencias, íconos y símbolos tanto indígenas como cristianos, y está profundamente arraigada en la cultura de los descendientes de los orgullosos mexicas, más tarde conocidos como aztecas.

¿Qué se celebra?

El Día de los Muertos es una celebración de dos días (el 1 y el 2 de noviembre) en la que los vivos honran simbólicamente a familiares, amigos o íconos fallecidos con diversos actos, tradiciones y ofrendas. Aunque se originó en México, la festividad ahora se celebra en todo el mundo, especialmente en América Latina.

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El espíritu festivo del Día de los Muertos se mostró en la película Coco (2017), que narra el viaje de un joven mexicano que navega por un inframundo alegremente animado en busca de su abuelo.

La fiesta tradicionalmente ocurre en tres progresiones respectivas: Día de los Angelitos (Espíritus de los niños), Día de los Difuntos (Espíritus de los adultos) y Día de los Muertos (Espíritus de todos los muertos).

“Durante este tiempo los espíritus de los difuntos se reencuentran con quienes estamos vivos y comienzan las celebraciones”, cuenta María Huesca, mexicana viviendo en Buenos Aires que ha preparado el altar en su casa porteña.

Para María, que está estudiando la Maestría en Estudios Sociales Latinoamericanos en la UBA, “es como sentirse acompañados todo el tiempo y, últimamente, hasta ha tomado un sentido político por la violencia y los muertos en México derivados del narcotráfico y los femicidios”.

Patrimonio de la Humanidad

Las tradiciones más comunes del Día de los Muertos incluyen pintar calaveras de azúcar, crear ofrendas, dar muestras de recuerdo, beber y comer en abundancia y mostrar fotos de los seres queridos fallecidos.

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La festividad se celebra de diversas formas según la región. En Oaxaca, por ejemplo, se realiza una semana de desfiles callejeros que concluyen el 2 de noviembre, con grupos con disfraces extravagantes que viajan en carrozas, tocan música, hacen sonar látigos, encienden fuegos artificiales y reparten dulces y mezcal a los espectadores.

Por la noche, los grupos marchan a los cementerios locales y se congregan públicamente con las familias, quienes visitan las tumbas de los seres queridos perdidos para crear sus ofrendas y comen comida callejera como tlayudas (tortillas gigantes de cara abierta cubiertas con varios ingredientes, similar a una “pizza mexicana”) y esquites (granos de maíz al vapor, lima y crema agria mezclados en una taza tibia).

Ana Karen Ramírez Sánchez, investigadora sociocultural de Michoacán, le cuenta a El Planteo que “esta festividad es muy importante porque además de que fue declarada Patrimonio de la Humanidad por la Unesco en 2008 es una manera de mostrarle al mundo cómo los mexicanos celebramos la muerte porque dicen que los mexicanos nunca morimos y regresamos todos los años a la Tierra”.

Son tres los sitios donde sucede lo importante: en las calles, en los cementerios y en las casas. En la calle son las fiestas y el baile; la gente se disfraza de calacas (calaveras) y Catrinas (esqueletos femeninos elegantemente vestidos).

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En los cementerios, la gente blanquea la tumba y lleva flores como la de cempasúchil; algunas personas pasan la noche allí para dar la bienvenida a los espíritus.

En las casas, puertas adentro, sucede lo más personal de las celebraciones con las ofrendas: altares creados en honor a los que han pasado por este mundo.

Víctor Maldonado, camarógrafo y realizador digital, explica a El Planteo “que uno no se muere realmente hasta que somos olvidados y celebrar este día es una forma de seguir viviendo en la memoria de nuestros seres queridos”.

Dulce María Pisano Jaime es panadera de oficio y elabora el tradicional pan de muerto que los mexicanos comen -especialmente en estas fechas- con sus familias y que son parte de la ofrenda esencial en los altares domésticos.

“El círculo del pan se refiere a cuando nacemos y morimos. Tiene 4 huesitos que forman una cruz y la bolita de encima significa el cráneo y el corazón”, cuenta a El Planteo desde su panadería en Michoacán.

Una vez en la vida

El periodista Luis Vicente Botello recomienda a El Planteo “vivir al menos una vez en la vida esta celebración mexicana que es una tradición muy viva pese a que festejamos a los muertos”.

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En cuanto al consumo de sustancias para celebrar el Día de los Muertos, Luis Botello dice que “es algo que se da de forma separada. Por ejemplo, aquí en Michoacán es la marihuana y otros lugares como San Luis Potosí el peyote, un hongo que consumen los huicholes en sus ceremonias pero todo dentro de un proceso interno, no tanto para conectar con los muertos”.

También cuenta que “existen bebidas alcohólicas o de procesos fermentados como el tequila, el pulque o el mezcal que son parte de la tradición pero tampoco es 100% que represente el Día de Muertos, lo llevamos como ofrenda para cuando nuestros muertos salgan a degustar lo beban”.

Fotos por Luis Vicente Botello