Diegoku y Chori-Pan Kenobi: La Cultura Pop Argentina según Dystopian Customs

En la intersección improbable entre la cosmogonía argentina y los personajes de la cultura pop global, Dystopian Customs encuentra su néctar. “Siempre con el absurdo como norte”, dice Diego Schtutman, toy maker nac & pop que le corre el abrazo a Disney y Marvel y se lo pega a la síntesis trash que brota de la TV, de las calles, del imaginario nerdennial.

“Principalmente, intervengo figuras que compro en ferias, mezclando partes, pintando, agregando masilla epoxy, etcétera. Ocasionalmente, también uso alguna cabeza en resina que me copia algún colega. Así que el material principal es el plástico”, cuenta Schtutman, el hombre detrás de Dystopian Customs, uno de los jugueteros más estéticos y cancheros de la escena nacional.

Lo que hace, en rigor, son “bootleg toys”. Es decir, juguetes truchos, intervenidos, una de las ramas más tóxicas de los art toys. “Tener el formato figura-en-blíster tan grabado desde la infancia hace que podamos ir más allá de su propósito original y apropiarnos de él como medio expresivo”, desarrolla.

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Dystopian Customs: fusiones de culto

Entre sus figuras más populares está el Diegoku, la mezcla de –sí- Diego Armando Maradona con Gokú de Dragon Ball Z. Una yunta que le surgió, digamos, azarosamente cuando cruzó una cabeza con un cuerpo y vio que, allí, había una coincidencia. “Diego y Gokú son todo lo que está bien para un montón de gente”, asegura. Diego y Gokú son todo lo que está bien para todos, confirmamos.

Por ahí, en su menú, también hay un homenaje a Lionel Messi con guiños a Lion-O de Thundercats. En este caso se dio una proximidad por las pronunciaciones de “Lionel” y “Lion-O”. Aclara: “No tiene ningún tipo de sentido y está forzadísimo, pero remata lo absurdo de ver a Lion-O como futbolista”.

Sin embargo, la figura que más junta likes en sus redes sociales es la de Chori-Pan Kenobi (no, este no lo vamos a explicar) y otras que también pegaron fueron: RoMario, McArena, Rambi y Gokupas.

—¿Hiciste alguna figura que la gente no terminó de entender?

—Sí, sobre todo hace unos años los cruces resultaban más crípticos, difíciles de entender sin conocer la referencia. No dejé de hacerlos, me copan, pero valoro más la capacidad de intervenir un cliché algo que todos tienen en la mente, para que más gente pueda conectar con eso.

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Talento y comunidad

El ecosistema de toy makers nacionales se constituye desde un margen y desde una limitación: es aún una movida en ascenso y muchas veces sus insumos son realmente difíciles de conseguir. No obstante, se infunde de épica y, desde lo comunitario, amalgama cada vez más talentos y miradas.

Por estos días, Dystopian Customs participará de la Art Toy Con, una convención de art toys que en Argentina anda por su segunda edición y que agrupa a lo mejor de la escena local.

“Lo que más quiero que pase en la Art Toy Con es seguir difundiendo lo que hacemos y ver a mis amigos y colegas. Es una ocasión muy linda para unir caras con nombres”, sostiene.

Una pasión performática

A la sazón, sus figuras –únicas o de stock un poco esquivo- manejan precios poco prohibitivos, bastante accesibles para el mercado criollo. Hablamos de entre $10.000 y $20.000 pesos argentinos (de u$s 7 a u$s 14 dólares norteamericanos).

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“Me cuestiono mucho mi modalidad de producción y venta, porque no pretendo emprender, por ahora. Así que priorizo el stock para los eventos, siempre armo el stand para que la gente se ría lo más posible”.

Diego Schtutman no trabaja como toy maker a tiempo completo, sino que laboralmente se desempeña como diseñador gráfico y labura para Canva, la plataforma de diseño asesorando en cuestiones específicas de tipografía. También es docente de tipografía en FADU, Universidad de Buenos Aires.

En la actualidad, Dystopian está armando un taller de intervención de figuras, un espacio lúdico que funcionará como introducción brevísima al mundo de los customs. “Está pensada para que cualquiera pueda disfrutarla sin conocimientos previos. Lo mío es algo casi performático”.

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