DJ Mami, Pionera de la Escena Urbana Argentina: Fiestas DIY, Amistades Enriquecedoras y Vibra Psiconauta
“Esa búsqueda constante de hacer cosas de manera independiente, con tus propias reglas y tus propios conceptos. Eso para mí es como sentirme a salvo”.
Alejandra Pérez es productora, diseñadora, DJ y cantante. Pero, fundamentalmente, es DJ Mami, una pionera indiscutible de la escena urbana nacional.
“Siempre le tuve cierto pánico al laburo en relación de dependencia, a que alguien me diera órdenes. Te estoy hablando de una piba más rebelde, recién saliendo al mundo. Empecé a generar movidas culturales desde muy chica, porque yo quería comerme todo”.
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A comienzos del 2007, el hambre de la DJ mendocina la llevó a producir su primer evento: “En esa época yo estudiaba diseño de indumentaria, pero tenía cierta falta de conocimiento porque la carrera era tan nueva que me la dictaban arquitectos y diseñadores gráficos. Imagínate la poca existencia de espacios que sostuvieran al diseño. En Mendoza veían el diseño independiente como algo raro. Entonces, nadie consumía eso. Quería ser diseñadora y no había espacios. Así que hice mi propia feria, por necesidad, porque sino no tenía cómo vender mis cosas”.
Punto de partida
En ese contexto nació la Feria Indigna, una espacio que más tarde se convirtió en uno de los epicentros de diseño más importante del país. El evento consistía en tres días en el que asistieron más de 30.000 personas, entre ellas expositores e iconos de la moda nacional.
“Lo que hacía era vincular el diseño de indumentaria con otras ramas del arte. Yo quería poner música en mis eventos y a mí me encantaba el rol que ocupaba el DJ. Empecé a generar espacios culturales más del palo nocturno, fiestas con bandas o con DJ invitados”.
—¿Cómo era ser mujer en la noche mendocina?
—Mendoza es una sociedad muy conservadora. Hace 10 años la noche estaba plagada de hombres y había muy pocas mujeres. Ir a un boliche era encontrarte con cualquier sonidista que se cague de risa de vos porque seguro no sabías qué era un cable RCA o daba por hecho que vos no tenías ni idea de cómo salir sonando bien. Los dueños de los venues querían “puentearte” o cagarte plata.
Continúa: “Fue empujar hasta abrirme camino. No digo que es algo ganado todavía porque no en todos los espacios sucede el respeto de igual a igual, pero entiendo que fue el camino que tuve que caminar. Yo era una mujer DJ de reggaeton y hace 10 años el reggaeton era una mala palabra. Era una ordinaria por pasar esa música. Entonces no me invitaban a otros lugares. La única que me abrió las puertas de su espacio fue Efrita, ella me invitaba a sus fiestas”.
DJ Efrita es, junto a DJ Mami, la creadora del Club del Sodeado: “En ese momento si no te inventabas tu propia fiesta y tu propio concepto, no ibas a conseguir trabajo de DJ. Tuvimos que inventar nuestros propios espacios”.
Y así fue.
El Club de Sodeado es una fiesta mendocina donde premia el baile y el respeto. Hace más de seis años, Efrita y Mami mueven las bandejas al ritmo del reggaeton, cumbia y trap en un espacio que creció de tal manera que ahora tiene una cita mensual en Buenos Aires.
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“Las oportunidades están más atravesadas en Capital, siempre va a ser más difícil para alguien del interior tener más reconocimiento o más visibilidad. Entonces, hasta cierto momento, mi laburo fue hacer una sede de algo re copado en otro lugar, sin conciencia de eso. No podía ser que todo pasara en Buenos Aires, tenían que pasar cosas interesantes en otro lugar. Yo luché contra eso y de alguna manera siento que es una batalla ganada. Todos los artistas de Argentina querían estar en El Club del Sodeado”, explica Mami.
El Club es la cuna de la escena urbana tal y como la conocemos hoy en día. Por el escenario del Sodeado pasaron artistas como Mala Fama, Duki, Damas Gratis, Pibes Chorros y Cazzu, entre otros.
“Las fiestas se hicieron muy conocidas a nivel nacional, todos los artistas emergentes querían estar. El género urbano empezó a crecer paralelamente junto al Club del Sodeado. Haberles dado ese espacio de intercambio entre artistas, permitió abrirle camino a muchas chicas que querían ser DJ”.
Compara con sus vivencias: “Me hubiese encantado que sea más fácil para mí, pero quizás no hubiese aprendido las cosas de la manera en que las aprendí y yo me caigo bien, me gusta lo que he hecho”, concluye DJ Mami.
El camino
“El hecho de estar en movimiento es hasta una necesidad”.
Rebelde ante la adversidad, ni la pandemia pudo detenerla: “Ese tiempo que tenés que aprender a esperar, si lo sabés encauzar y lo sabés canalizar, lo llevas de la mejor manera hasta que, lo que vos querés, se pueda materializar”.
“En algún punto, la pandemia fue un respiro que no esperaba. Pero me permitió meterme de lleno en el mundo de las canciones, que era lo que siempre desee y que por miedo nunca pude lograr”, confiesa Mami.
“Fue una lucha de muchísimos años. Gracias al impulso de mis amigos artistas empecé a tener el espacio para crear, cantar y hacer esas cosas que uno hace jugando en el living de la casa de un amigo”.
Y ese amigo era nada más y nada menos que Duki.
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“Un día, yo estaba en lo del Duko y nos pusimos a hacer lo que fue ‘Poco a Poco’, todo muy a modo jugando y aprendiendo. Cuando terminamos de armarla me dijo ‘tomá, la canción es tuya, hacé lo que quieras’. Gracias a ese empujoncito pude abrir algo que estaba completamente cerrado y, a partir de ahí, animarme a tomármelo más en serio”.
Hoy en día la canción debut de DJ Mami cuenta con más de 400.000 reproducciones en las plataformas digitales.
“La aparición de Brenda (Asnicar) en mi vida también hizo que me animará más a cantar. La presencia de Brenda es clave a la hora de emprender ese camino. Ella siempre me impulsó. Después, apareció mi productor, Emanero, que hoy por hoy es como mi ángel de la guarda musical. Es la persona que más me ha enseñado, crecemos juntos porque él me desarrollara a mí como artista. Trata de ponerse en mi lugar y empatizar”.
Acostumbrada a emprender nuevos desafíos, DJ Mami reconoce que a veces las ganas no son todo: “Para la gente que recién arranca, les recomiendo que consigan un buen productor que los apoye y les de el tiempo para crear. Necesitan gente que los acompañe, sobre todo un productor que crea en ustedes. Hoy no podría sin Emanero”.
Nuevos desafíos
Asimismo, el crecimiento abrupto de la escena, trajo consigo víctimas de una industria musical poco regularizada: “Tengo como 15 o 20 temas por sacar. Pero estoy con unos asuntos de #FreeDJMami, todavía no puedo sacar música por cuestiones contractuales. Cuando sos inexperto y no tenés buenos consejos, te meten en lugares donde no te tenés que meter”.
Pero otra vez DJ Mami muestra su fortaleza característica: “Por suerte, la inspiración nunca dejó estar más allá de las tristezas y las angustias. Empezás con una canción y la siguiente ya te gustó un poquito más y así. Estoy cada día más orgullosa de las cosas que estoy haciendo”.
Pero a la inspiración, como a la suerte, hay que ayudarla: “El cannabis me acompañó siempre. Imagínate, en mi época se fumaba paraguayo, no existía el cogollo. Entonces al principio era fumar porro porque sos pendeja. Pero cambió muchísimo mi manera de consumirlo, antes era todo el tiempo y ahora es de vez en cuando y en momentos especiales para mí”.
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—¿A qué se debe el cambio en tus hábitos de consumo?
—Me di cuenta de que estaba fumando mal. A finales del 2019 yo estaba inmersa en una locura de viajes, sin dormir, sin comer y fumando muchísimos. Tuve secuencias muy feas en las que el porro me pegó súper mal. Me angustié muchísimo porque es una planta que siempre me acompañó y de repente no estaba conectando. No encontraba los momentos, entonces fumaba a cualquier hora o fumaba demás. También había fumado muchos años, nunca había tenido una pausa, era como fumar, fumar, fumar por la ansiedad. Un día me desperté y dije ‘no fumo más’. Estuve casi un año y medio sin fumar. Toda la cuarentena viví con el Duko y no fumaba.
—¿Y cuándo te volviste a reencontrar con el porro?
—Para el cumpleaños del Duko del año pasado le regalaron unas cookies hechas con manteca cannabica. Me comí un pedacito de galletita y ese fue el primer acercamiento que tuve de nuevo con el cannabis.
Continúa: “Pasaron muchos meses y empecé con los destilados, a fumar vapo o comidita. De vez en cuando fumo porros de CBD que cultiva un amigo y es increíble porque me dejan súper tranquila”.
Con sus objetivos claros y más conocimientos, DJ Mami aprovecha los beneficios de la planta: “Me como un pedacito de galletita y me pongo a escuchar un beat, a escribir o a grabar melodías. Lo uso para eso. Nos dimos un tiempo con el porro y ahora estamos bien”.
El consumo responsable como derecho
“Me considero una persona medio psiconauta desde siempre. Yo descubrí el LSD de chica y en esa época me enseñaron que el LSD era solo por el ojo, entonces por un tiempo yo tenía el ojo reventado”, revuelve DJ Mami, dejando en evidencia la falta de educación para el consumo.
“Llegó un punto en el que entendí cómo era la vaina, necesitaba estar tranquila y en paz, en algún paisaje al aire libre. Yo empecé a tratar de entender mi mente con estas ayudas del LSD y de los hongos y lo empecé a lograr. Entendí muchísimas cosas que la realidad chata de la cotidianeidad no me las daba y que existían dentro de mí”, sigue.
Sintetiza su camino de introspección en una anécdota: “Tuve un viaje de hongos Tie Dye en Chile que duró casi 24 horas. Tuve un montón de encuentros visuales, sonoros y caídas de ficha de entendimientos personales e internos. Al año volví a comer hongos en Potrerillos y, literalmente, empecé el viaje dónde lo había dejado la última vez. Es un entendimiento muy profundo que solo puedo llegar así. La vida no te permite estar escuchándote todo el tiempo. Te distraes de eso para poder vivir una vida normal. Respeto esos encuentros porque solo me han dado momentos muy felices y de muchísimo aprendizaje”.
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Mientras no haya educación sobre el consumo, DJ Mami aprovecha sus espacios para concientizar: “No hagas boludeces solo por la necesidad de pertenecer”, suelta Mami a modo de consejo.
“Hay mucha mala información y mucha gente expuesta al consumo inconsciente. Siento que, por la edad que tengo y sabiendo que a mí me sigue un montón de gente que es mucho más joven, es importante exponer mis experiencias, tanto las buenas como las no tan buenas”, reflexiona.
Y concluye: “Desde cualquier lado está mal que se juzgue a la otra persona, por su consumo o por su no consumo. No tienen que sentir que tienen que hacer algo para ser más aceptados, no todos somos iguales”.
Fotos por Clara Patti
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