Drogas, Política, Cura Psicosocial y el Baño de Realidad de la ‘Historia Universal del After’
Cuerpos sobre otros cuerpos. Carne sobre carne. Galpones derruidos, calles cortadas, efectos prolongados de ketamina, largas sesiones de DJs, presencia omnisciente de dealers. Historia Universal del After, del productor e investigador Leo Felipe y edición de Caja Negra, se erige como una crónica narcótica en primera persona sobre la movida underground de Porto Alegre, San Pablo y Belo Horizonte, en Brasil.
“El after es un fenómeno relacionado con el problema del trabajo”, sorprende el autor brasilero en exclusiva para El Planteo. “Como, sobre todo hoy en día, nunca dejamos de trabajar ni de producir contenidos sin parar, el proyecto de prolongar la fiesta después de su fin representa una deserción del trabajo, aunque sea temporal”.
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A lo largo de Historia Universal del After, el multifacético Leo Felipe revuelve ideas a propósito del after y de su lugar en la sociedad actual: “Es una posibilidad de interrupción de las actividades funcionales, de las pocas ocasiones en que nos permitimos olvidar cargar la batería y en las que podemos dedicarnos a la improductividad total”, asegura.
Además, en su carácter subversivo, el after “promueve un acto de sabotaje”, ya que agota el cuerpo que debe “volver a trabajar más tarde”.
Sin sabor artificial
Entretanto, el espíritu festivo de la investigación (“El culo más cerca del suelo, el alma más cerca del cielo”, así comienza el capítulo llamado “El Artefacto”) anida, entre otros menesteres, en la idea del after como un momento de ocio para los trabajadores nocturnos. “Ahí, por fin, ellos pueden disfrutar de la música, de la conversación y de las drogas sin preocupaciones”, señala.
“En los mejores afters prevalece el espíritu del socialismo y la propiedad (la droga, digamos) se reparte por igual entre cada participante”.
El autor no recuerda la existencia del término “after” hasta después de entrados los años 90. La impresión que sobrevuela en su memoria es que aquellas eternas noches de insomnio y drogas estaban más relacionadas con la tradición bohemia y la sensibilidad beatnik. Con una noche más machista, más conservadora, más clasista.
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Y cree que, por el avance de las discusiones sociales, las nuevas manifestaciones colectivas configuraron este “nuevo after”. Un after que, según sus palabras, “algo ha mejorado, después de todo”.
“A partir de los años 2000, se llevó adelante un proceso de homogeneización higienista, que pasó a ser combatido por los colectivos que le dan vida a las situaciones narradas en este libro”, avisa, desde el prólogo, el creador de contenido Gabriel Bernardo.
Hasta que el cuerpo aguante
Entre las drogas más utilizadas en el under brasilero está muy presente el alcohol, que el autor advierte como “la gran droga brasileña”. ¿Por qué? “Porque únicamente estando borracho se le puede hacer frente a esta brutal realidad”.
Sin embargo, entre las drogas “no legalizadas”, la marihuana y la cocaína, ya sea inhalada o fumada (crack), constituyen la base del consumo. Lo explica Leo Felipe: “Son drogas accesibles que se pueden comprar en las esquinas de cualquier ciudad brasileña grande o mediana”.
Además, entre la exploración de diversos géneros literarios (epistolar, periodístico, ficción, sátira, poesía y autobiografía), distingue la presencia de helipa, una “especie de cocaína” (así, entre comillas) que circula en San Pablo, su ciudad actual. “El producto se produce y distribuye desde Heliópolis, la mayor favela de San Pablo. Con su característico envase, la helipa parece ser una mezcla de drogas y sustancias que distan mucho de la cocaína”, cuenta.
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Asimismo, con el trazo de una energía indiscutiblemente frenética, menciona a la marihuana prensada (consumida muchísimo más que las “versiones gourmet”), al ioló (un inhalante hecho de cloroformo y éter), la ritalina (una anfetamina), al MDMA (de uso extendido entre los usuarios) y la ketamina (muy popular en la escena electrónica).
—¿Cuál considerás que fue la “edad de oro” del after?
—Aún con las justificadas críticas -de la izquierda- al proyecto político del PT, los años en que el Partido de los Trabajadores gobernó el país fueron, sin duda, la época dorada del after. Durante este período, más de 30 millones de brasileños salieron de la pobreza y el país redujo drásticamente su escenario histórico de inseguridad alimentaria. Un escenario que, ahora, con el gobierno fascista, ha vuelto a devastar a la población más vulnerable.
—¿Qué había en esa época como para considerarla “especial”?
—En esta época teníamos trabajo, ingresos, comida, viajábamos en avión por todo el país y el extranjero, ingresábamos a las universidades y podíamos usar nuestros medicamentos. Esta época dorada también representó el último atisbo de ingenuidad en relación con lo que realmente es este gigantesco agujero abismal llamado “Brasil”.
(No) todo after es político
Así las cosas, Historia Universal del After se desarrolla como una investigación de corte político. Y coloca al after como objeto de estudio desde el que se identifican diversos retazos tanto poéticos como identitarios. Aunque no, obviamente, todos los afters no están necesariamente “politizados”.
“En realidad, el after también agota el cuerpo dedicado a las formas tradicionales de lucha política”, aclara el autor.
De hecho, en esa sintonía, el sexo también ocupa un lugar subordinado, secular: “Las drogas tienen la sartén por el mango en la conducción de los acontecimientos”.
Después, ¿qué importa el después?
¿Y qué hay después del after? ¿Existe algo así como un “after del after”? Sí, y es la dura realidad. Y, de paso, allí también se cosen algunas suturas de Historia Universal del After: en el choque de frente contra las obligaciones y los compromisos. En el cuerpo bajo de serotonina, en la desarticulación de la concentración, de la memoria, de la articulación verbal, de la coordinación motora.
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Por eso, también, el autor insiste en considerar al after como una especie de “proceso de curación psicosocial”. Una ganancia que, en suma, llega por algún lado.
“¿Cómo puede un espacio dedicado al despilfarro -de energía vital, de oportunidades de descanso, de salud, de dinero- permitir la curación de nuestras psicosis y enfermedades colectivas? Tal vez sea ésta la idea más delirante entre todas las que contiene el libro. Aunque desconfío de las utopías, admito que aquí hay un componente utópico”, cierra Leo Felipe.
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