‘Lo Peor Está por Venir’, Asegura el Dirigente de Izquierda Gabriel Solano: Su Oposición a Bullrich y Milei, su Postura Frente al Cannabis y la Esperanza en los Jóvenes

Corría el 19 y 20 de diciembre de 2001 en Buenos Aires. Al frente de la columna del Partido Obrero, en las inmediaciones de Plaza de Mayo, un joven Gabriel Solano, junto a sus compañeros, exigía la caída de un gobierno que tenía entre sus filas a funcionarios como la actual ministra de Seguridad Patricia Bullrich o a Federico Sturzenegger, ministro de Desregulación y Transformación del Estado.

Aquella rebelión popular conocida como “argentinazo” acabó con el gobierno de Fernando de la Rúa, pero también terminó con 39 muertos y 500 heridos en todo el país a causa de la política represiva.

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Pasaron 23 años de aquellas protestas y los nombres se repiten, pero con un diferencial: las personalidades repudiadas en esos años hoy gozan de buena reputación entre quienes los eligieron en las urnas, más allá de -para un sector opositor- haber ejecutado medidas que vulneraron a los grupos más vulnerables del país.

Ante este clima de viento de cambios para algunos o de incertidumbre y malaria para otros, Solano habla con la certeza de quien ya vivió la historia y le puso el cuerpo a la lucha. Por esto mismo, advierte un panorama oscuro en el futuro de Argentina: “Lo peor está por venir”.

Dos décadas del PRO y el acceso a la vivienda en la ciudad

En las elecciones de 2011, 2013, 2015 y 2017, Gabriel fue elegido por el Partido Obrero para conformar la lista de diputados en el Frente de Izquierda en la Capital Federal, ingresando a la Legislatura para el período 2017-2021.

Luego de renunciar a su banca en 2020, fue electo nuevamente para el periodo 2021 a 2025.

Desde su lugar, dispara sin piedad contra el oficialismo porteño: “Considero a la gestión de Jorge Macri como un fracaso rotundo”, sentencia en exclusiva para El Planteo.

“En ningún área en donde uno puede investigar puede sacar un balance positivo. Tenemos menos inversión educativa, menos inversión en salud y un empobrecimiento en la ciudad: tenemos un 10% más de pobres”, expone los números sobre la mesa.

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“La política de seguridad está basada en la represión a la protesta social, tal como exigió Patricia Bullrich. Y ni siquiera se puede destacar lo poco que se valoraba de la gestión de Horacio Rodríguez Larreta. Hasta la ciudad está cada vez más sucia”, arremete.

Más allá de las críticas de sus opositores, el PRO continúa en el Poder Ejecutivo porteño con vistas a estirar su mandato a veinte años. Desde que Mauricio Macri tomó el poder en 2007, no hubo más cambios de signos políticos en CABA.

Aun así, para el diputado del Frente Izquierda, la longevidad de la Propuesta Republicana en el poder no goza de muy buena salud: “Están en un mal momento. Han perdido mucho peso, están divididos y en la Legislatura es un bloque minoritario que decantará en una ruptura definitiva”, sentencia.

Y teoriza las razones por las cuales el PRO transitaría sus últimos años al frente de la ciudad: “Tiene que ver con el agotamiento de una gestión que ha estado a favor de intereses inmobiliarios, turísticos, pero no para quien vive en la ciudad”.

“El acceso a la vivienda es un tema clave para los trabajadores porteños. Nuestro programa de gestión es totalmente opuesto a este”, contraoferta el diputado porteño por el Partido Obrero.

En las últimas horas, se conoció un relevamiento del Centro de Estudios Scalabrini Ortíz (CESO) en el que las estadísticas le dan la razón a Gabriel: el salario mínimo alcanzó los $271.571, pero alquilar un monoambiente en la ciudad sale $407.000.

“Nosotros planteamos un impuesto progresivo a la vivienda ociosa, la formación de un banco de tierras, la construcción de viviendas del Estado y un establecimiento máximo en el valor de los alquileres”, sugiere una de las voces principales del partido argentino con orientación trotskista.

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Un año de Javier Milei

En ese amplio universo de sondeos que realzan o disminuyen la imagen de los representantes, los niveles actuales de confianza en el gobierno de Javier Milei continúan siendo superiores a los registrados por Mauricio Macri y Alberto Fernández durante el mismo período de sus respectivas administraciones.

“Milei planteó de una manera muy categórica una reforma laboral que busca arrasar con los convenios colectivos de trabajo y los derechos de los trabajadores”, avisa el legislador porteño describiendo las razones por las cuales él cree que “lo peor está por venir”.

“Fue un año a favor de los grandes empresarios. Mientras el pueblo sufre una caída de ingresos, estos tuvieron ganancias gigantescas que no tienen precedentes”, señalando a las grandes empresas de alimentos y a los laboratorios.

“Y todo llevado adelante por el Estado”, enfatiza Solano marcando lo paradójico de Milei y su odio a la organización social constituida por un conjunto de instituciones burocráticas estables.

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Mientras las políticas de ajustes comandadas por el Ministerio de Desregulación con Federico Sturzenegger al frente, la motosierra pasa por la salud y los bolsillos de los jubilados argentinos: a los haberes cada vez más débiles percibidos por la tercera edad, se les sumó las complejidades del acceso a medicamentos, ya que la obra social PAMI dejó de otorgar medicación gratuita.

Con este escenario planteado, el camino está allanado para las Administradoras de Fondos de Jubilaciones y Pensiones: “Las AFJP que tuvimos con Menem y Cavallo fueron una estafa gigantesca que perjudicó a los jubilados, pero también al Estado”, rememora.

Y, entre otras reformas que buscará llevar a cabo el oficialismo de la mano, Gabriel anticipa que la salud pública también va camino a la privatización: “Ni Jorge Rafael Videla se animó a privatizar hospitales públicos”, expresa Gabriel trazando paralelismos con el gobierno de facto presidido por el miembro de la Junta Militar de 1976 a 1981.

“Es un planteamiento regresivo. Milei nos traerá privaciones mayores para todos los argentinos en sus próximos tres años de gobierno, en el caso de que los concluya”, cierra la idea.

Reflexiones sobre la izquierda, el peronismo y la derecha argentina

Los conjuntos e ideas postulados por los partidos políticos hoy son cada vez más volátiles. Tantos movimientos de nombres y contradicciones en las gestiones, trajeron de vuelta al poder a nombres asociados con lo peor de la historia política argentina moderna.

¿En dónde quedó el lema “¡que se vayan todos!”, surgido al calor de las ollas populares, los piquetes y los cacerolazos de diciembre de 2001?

“Hoy hay un personal político parecido al de 2001. Es un ciclo que tiene que ver con el fracaso del Frente de Todos sumado a la fallida gestión del macrismo, que vinieron a reemplazar a los radicales, lo que concluye en el fracaso de los partidos tradicionales”, explica Solano las razones por las cuales algunos nombres, que hace 20 años eran mala palabra, hoy parecerían ser la solución a los problemas argentinos.

Una personalidad que Gabriel destaca por la negativa, es a Patricia Bullrich, quien pasó de ser la repudiada ministra de Trabajo del gobierno de la Alianza en 2001 a la ministra de Seguridad con mano dura del mileísmo.

“Claramente, tiene una orientación represiva acentuada. En estos tiempos existe un incremento de persecución a la propuesta social, esta idea de sacar al pueblo de la calle para ejecutar un ajuste se convirtió en un ‘santo y seña’ de todos los gobiernos capitalistas argentinos”, completa.

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Pero, ¿cuál es el rol de la oposición mientras Javier Milei hace y deshace a su antojo? ¿Qué autocrítica le cabe al “fracaso de los partidos tradicionales”?

“La izquierda tiene una responsabilidad en no haber sido clara con algunas delimitaciones con el peronismo, lo cual favoreció a la crisis del último gobierno del Frente de Todos. Y ese retroceso del peronismo golpeó a la izquierda”, sorprende Gabriel.

Y explica: “Es un aspecto de debate dentro del movimiento. Están quienes dicen que, como los trabajadores son peronistas, habría que hacerse peronista para llegar a ellos. Sin embargo, cada vez que la izquierda hizo eso, renunció a luchar por lo propio para convertirse en una especie de apéndice del Partido Justicialista”.

Frente a una presunta reacción conservadora de los sectores juveniles de la sociedad, Solano advierte un horizonte: “Hemos tenido las dos marchas estudiantiles más grandes de la historia argentina”, rememora sobre las manifestaciones universitarias llevadas a cabo en abril y en octubre de este año, en reclamo de la educación académica pública y gratuita.

“Sería necio negar que Milei llega a los jóvenes, pero también es cierto que una gran parte de la juventud este año se mostró opositora a su gobierno”, manifiesta.

Cannabis medicinal y REPROCANN: Frenada por un gobierno ‘oscurantista’

A comienzos de 2024, el Ministerio de Salud implementó modificaciones en el régimen de cannabis para uso medicinal, que afectan los requisitos de inscripción y los límites permitidos para el cultivo de plantas con flores por parte de personas autorizadas.

Esto generó un gran revuelo entre figuras como los cultivadores solidarios, las ONG y hasta para quienes tengan antecedentes penales relacionados con los estupefacientes.

Por caso, la inscripción al REPROCANN, no solamente generó esta serie de limitaciones. Por si fuera poco, las autorizaciones para cultivar que datan desde el año pasado, continúan pendientes de aprobación, algo que acerca a los cultivadores y usuarios al mercado ilegal.

“Estamos en un debate que es realmente oscurantista”, reflexiona Solano.

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Y continúa: “Habiendo evidencia científica de que el cannabis es muy útil para el tratamiento de determinadas enfermedades, que el gobierno nacional no permite el acceso a nuevas personas tiene que ver con una orientación reaccionaria y oscurantista que además afecta a los gobiernos provinciales”, analiza sobre el caso puntual del Registro del Programa de Cannabis.

Y respecto a esta política que complica la vida de los usuarios de la planta, señala con el dedo bien turgente a la ministra de Seguridad: “Tiene relaciones muy de fondo con la DEA”, asocia a Patricia Bullrich con la Administración de Control de Drogas, la agencia de los Estados Unidos que lucha contra el narcotráfico.

La gravedad que manifiesta el diputado porteño se yergue en la persecución al usuario: “Especialmente a quienes tienen dos, tres o cuatro plantas para uso propio, sea medicinal, sea recreativo y que permita aparte ese autocultivo o un cultivo de pequeña escala, abastecer una demanda mucho más precisa en relación con la cuestión medicinal”, analiza.

Si bien Solano no se identifica como un consumidor, entiende que la judicialización es el peor camino que el Estado puede elegir ante el avance de la ciencia en favor de las propiedades de la planta.

“En mi caso, yo no consumo cannabis, pero siempre he defendido que quien así quiera hacerlo. Tanto para uso recreativo como para uso medicinal, nunca puede ser judicializado y esto vale también para otro tipo de drogas. Si hay un problema de salud pública, tiene que haber una respuesta de salud pública”, expresa.

Y concluye: “El Estado debería asegurar el acceso a todas las personas”.

Fotos por Prensa Obrera

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